sábado, 4 de mayo de 2024

¿Querrá Dios bendecirte hoy?

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 04 Mayo  

¿Querrá Dios bendecirte hoy?


¡La Bendición es tu derecho!

Por Riqui Ricón*

Por dondequiera que salían, la mano de Jehová estaba contra ellos para mal, como Jehová había dicho, y como Jehová se lo había jurado; y tuvieron gran aflicción (Jue 2. 15).

Es muy importante no perder de vista que tanto la bendición como la maldición, ambas, son Palabra de Dios y, por lo tanto, inevitablemente se han de cumplir, según sea el caso.

Mira, yo he puesto delante de ti hoy la vida y el bien, la muerte y el mal; porque yo te mando hoy que ames a Jehová tu Dios, que andes en sus caminos, y guardes sus mandamientos, sus estatutos y sus decretos, para que vivas y seas multiplicado, y Jehová tu Dios te bendiga en la tierra a la cual entras para tomar posesión de ella. Mas si tu corazón se apartare y no oyeres, y te dejares extraviar, y te inclinares a dioses ajenos y les sirvieres, yo os protesto hoy que de cierto pereceréis; no prolongaréis vuestros días sobre la tierra adonde vais, pasando el Jordán, para entrar en posesión de ella. A los cielos y a la tierra llamo por testigos hoy contra vosotros, que os he puesto delante la vida y la muerte, la bendición y la maldición; escoge, pues, la vida, para que vivas tú y tu descendencia; amando a Jehová tu Dios, atendiendo a su voz, y siguiéndole a él; porque él es vida para ti, y prolongación de tus días; a fin de que habites sobre la tierra que juró Jehová a tus padres, Abraham,  Isaac y Jacob,  que les había de dar (Deu 15. 20-30).

Ahora bien, si bien es cierto que las personas se colocan bajo maldición como consecuencia de sus pecados, tienes que notar que la Voluntad de Dios para tu vida siempre ha sido que vivas bajo Su Bendición. Él no es ningún juez sádico que está pendiente de tus delitos y transgresiones para aplicarte Su justicia inflexible. ¡No! ¡Nada de eso! Él es tu Padre amoroso que te guía y corrige indicándote el camino correcto.

¿Quiero yo la muerte del impío? dice Jehová el Señor. ¿No vivirá, si se apartare de sus caminos? (Ez 18. 23).

La Verdad es que Dios desea que nadie perezca sino que todos se salven.

El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento (2 P 3. 9).

La Biblia, que es la Palabra de Dios, y no miente, te enseña claramente, una y otra vez, la buena voluntad de Dios para con los hombres.

Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él (Jn 3.16-17).

Es por Amor que Dios prefirió entregar a Su propio Hijo, Jesús, para pagar todos tus pecados, antes que perderte a ti. Es por Amor que ahora Él te ha hecho Su Hijo(a) amado(a) y no te condena, ni te maldice.

¡Fíjense qué gran amor nos ha dado el Padre,  que se nos llame hijos de Dios!  ¡Y lo somos!  El mundo no nos conoce,  precisamente porque no lo conoció a él (1 Jn 3.1 NVI).

Por el Gran Amor que Dios siente por ti, has sido predestinado(a) a buenas obras y a tener una vida plena y abundante.

Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos), y juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús, para mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia en su bondad para con nosotros en Cristo Jesús. Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe. Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas (Efe 2.4-10).

Toda Maldición sobre tu vida ha sido anulada a través de la redención que Jesucristo efectuó en la cruz del calvario, por Amor a ti.

Cristo nos redimió de la maldición de la ley, hecho por nosotros maldición (porque está escrito: Maldito todo el que es colgado en un madero), para que en Cristo Jesús la bendición de Abraham alcanzase a los gentiles, a fin de que por la fe recibiésemos la promesa del Espíritu (Gal 3.13-14).

Así que, si te encuentras afligido(a) o angustiado(a) por alguna situación y piensas que eso te lo envió Dios por alguna razón, detente, deja de pensar de esa forma. Si hay pecado en tu vida arrepiéntete, corre hacia tu Padre, en vez de huir de Él; pídele perdón confesando tu pecado pues fiel y justo es Él para perdonarte y limpiarte de toda maldad.

Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad (1 Jn 1.9).

Si no hay pecado, entonces, sométete a la Palabra de Dios, cree lo que en ella está escrito acerca de ti; resiste al diablo y éste tendrá que huir de ti.

Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros. Acercaos a Dios, y él se acercará a vosotros. Pecadores, limpiad las manos; y vosotros los de doble ánimo, purificad vuestros corazones (Stgo 4.7-8).

¡No te dejes engañar! No escuches la voz de tu adversario, él ha sido homicida desde el principio, y no ha permanecido en la verdad, porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, de suyo habla; porque es mentiroso, y padre de mentira (Jn 8.44).

En cambio, tú eres un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo, siendo renacido(a), no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre (1 P 1.23).

Tú eres Hijo(a) de la Verdad y estás destinado(a) a vivir bajo la Bendición de Dios, ¡nunca bajo maldición! ¡La Bendición es tu derecho! ¡Cristo Jesús pagó por el!

Oremos en voz audible:

Amado Padre celestial, yo sé que soy Tuyo(a), sé que soy un(a) Hijo(a) Nacido(a) de Nuevo y no de una simiente corruptible sino de la incorruptible semilla que es Tu Palabra. Por lo tanto, el maligno no me toca pues yo no practico el pecado. Te pido perdón por todos mis pecados que he cometido en este último día, te pido que mires la sinceridad de mi corazón y apliques, una vez más, la Sangre preciosa y poderosa de Tu Hijo Jesús sobre mi vida y corazón. Gracias Señor porque me has hecho Nueva Creación, justo(a) y santo(a). Espíritu Santo, Tú estás conmigo como mi amigo y ayudador; así que, te pido me ayudes a creer que soy quien Tú dices que soy para dejar atrás esas actitudes, pensamientos, palabras y acciones pecaminosas. Yo soy quien dice la Biblia que soy: un(a) Hijo(a) de Dios, Nacido(a) de la Verdad. Soy totalmente libre de la ley del pecado y de la muerte. Así que, recibo mi perdón y mi herencia: Que son salud, prosperidad, paz y gozo. Declaro que, sin importar cuál sea mi problema, angustia o enfermedad, yo, _______________ (tu nombre aquí), soy más que vencedor por medio de Aquel que me ha amado, Cristo Jesús. ¡Todo lo puedo en Cristo que me fortalece! ¡Mayor eres Tú, Espíritu Santo, que estás en mí, que el que está en el mundo! Yo, _______________ (tu nombre aquí), ya he sido justificado(a) en el nombre del Señor Jesús y por el Espíritu Santo. ¡Así lo dice la Palabra de Dios! ¿No sabéis que los injustos no heredarán el reino de Dios? No erréis; ni los fornicarios, ni los idólatras, ni los adúlteros, ni los afeminados, ni los que se echan con varones, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores, heredarán el reino de Dios. Y esto erais algunos; mas ya habéis sido lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios (1 Co 6. 9-11). ¡Soy sano(a)! ¡Soy libre! ¡Soy próspero(a)! ¡Soy dichoso(a)! ¡Soy bendecido(a)! En el nombre de Jesús. Amén.

 Nota Importante:

¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el Todopoderoso?

Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:

Señor Jesús, yo creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.

*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2012

Tres Recomendaciones:

Lo que acabas de suceder al reconocer a Jesucristo como el Señor y Salvador de tu vida, de acuerdo con La Palabra de Dios, es que has Nacido de Nuevo, ya no más como un ser humano común y corriente, sujeto a la ley del pecado y de la muerte, sino que ahora eres un(a) legítimo(a) y auténtico(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo, exactamente igual a Jesucristo, quien ahora es tu Hermano Mayor. Por lo tanto, te hago estas tres importantísimas recomendaciones:

1.     Orar. Orar es platicar con Dios. Así que, búscate un lugar tranquilo donde puedas comenzar a platicar todas tus cosas con Él. Hazlo de forma audible y notarás como Dios siempre responderá a tu corazón.

2.     Leer y meditar la Palabra de Dios. La Biblia es La Palabra de Dios, así que, consigue una Biblia y comienza a leerla y meditarla. ¿Cómo empezar? Es muy sencillo. Dependiendo del día que sea hoy, busca en el programa de lectura “La Biblia en un año” y realiza las lecturas correspondientes. Este programa lo puedes obtener en: A Través de La Biblia En Un Ano (palabradehonor.org) Notarás que el programa está arreglado para imprimirlo como un cuadernillo.

3.     En oración con Dios, tu Padre, busca y únete a una iglesia o congregación cristiana donde enseñen la Palabra de Dios en base a las Buenas Noticias que son el Evangelio de Jesucristo.

*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2020

 


Lectura y Meditación de la Palabra de Dios

Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.

Mayo 4                                     Hch 16. 1-15  /  Jue 2-3  /  Job 34

 

Cápsula del día.





Puedes escuchar o descargar la lectura de la  Biblia en audio del día de hoy, la tenemos para ti en dos versiones: 


RV60 




NVI 




Lectura y Meditación de la Palabra de Dios

Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.

Mayo 4                                     Hch 16. 1-15  /  Jue 2-3   Job 34

 

Hechos 16. 1-15

Timoteo acompaña a Pablo y a Silas

16

1Después llegó a Derbe y a Listra; y he aquí, había allí cierto discípulo llamado Timoteo, hijo de una mujer judía creyente, pero de padre griego; 2y daban buen testimonio de él los hermanos que estaban en Listra y en Iconio. 3Quiso Pablo que éste fuese con él; y tomándole, le circuncidó por causa de los judíos que había en aquellos lugares; porque todos sabían que su padre era griego. 4Y al pasar por las ciudades, les entregaban las ordenanzas que habían acordado los apóstoles y los ancianos que estaban en Jerusalén, para que las guardasen. 5Así que las iglesias eran confirmadas en la fe, y aumentaban en número cada día.

La visión del varón macedonio

6Y atravesando Frigia y la provincia de Galacia, les fue prohibido por el Espíritu Santo hablar la palabra en Asia; 7y cuando llegaron a Misia, intentaron ir a Bitinia, pero el Espíritu no se lo permitió. 8Y pasando junto a Misia, descendieron a Troas. 9Y se le mostró a Pablo una visión de noche: un varón macedonio estaba en pie, rogándole y diciendo: Pasa a Macedonia y ayúdanos. 10Cuando vio la visión, en seguida procuramos partir para Macedonia, dando por cierto que Dios nos llamaba para que les anunciásemos el evangelio.

Encarcelados en Filipos

11Zarpando, pues, de Troas, vinimos con rumbo directo a Samotracia, y el día siguiente a Neápolis; 12y de allí a Filipos, que es la primera ciudad de la provincia de Macedonia, y una colonia; y estuvimos en aquella ciudad algunos días. 13Y un día de reposo* salimos fuera de la puerta, junto al río, donde solía hacerse la oración; y sentándonos, hablamos a las mujeres que se habían reunido. 14Entonces una mujer llamada Lidia, vendedora de púrpura, de la ciudad de Tiatira, que adoraba a Dios, estaba oyendo; y el Señor abrió el corazón de ella para que estuviese atenta a lo que Pablo decía. 15Y cuando fue bautizada, y su familia, nos rogó diciendo: Si habéis juzgado que yo sea fiel al Señor, entrad en mi casa, y posad. Y nos obligó a quedarnos.[1]

 

Jueces 2-3

El ángel de Jehová en Boquim

2

1El ángel de Jehová subió de Gilgal a Boquim, y dijo: Yo os saqué de Egipto, y os introduje en la tierra de la cual había jurado a vuestros padres, diciendo: No invalidaré jamás mi pacto con vosotros, 2con tal que vosotros no hagáis pacto con los moradores de esta tierra, cuyos altares habéis de derribar;a mas vosotros no habéis atendido a mi voz. ¿Por qué habéis hecho esto? 3Por tanto, yo también digo: No los echaré de delante de vosotros, sino que serán azotes para vuestros costados, y sus dioses os serán tropezadero. 4Cuando el ángel de Jehová habló estas palabras a todos los hijos de Israel, el pueblo alzó su voz y lloró. 5Y llamaron el nombre de aquel lugar Boquim,1 y ofrecieron allí sacrificios a Jehová.

Muerte de Josué

(Jos. 24.29–31)

6Porque ya Josué había despedido al pueblo, y los hijos de Israel se habían ido cada uno a su heredad para poseerla. 7Y el pueblo había servido a Jehová todo el tiempo de Josué, y todo el tiempo de los ancianos que sobrevivieron a Josué, los cuales habían visto todas las grandes obras de Jehová, que él había hecho por Israel. 8Pero murió Josué hijo de Nun, siervo de Jehová, siendo de ciento diez años. 9Y lo sepultaron en su heredad en Timnat-sera,b en el monte de Efraín, al norte del monte de Gaas. 10Y toda aquella generación también fue reunida a sus padres. Y se levantó después de ellos otra generación que no conocía a Jehová, ni la obra que él había hecho por Israel.

Apostasía de Israel, y la obra de los jueces

11Después los hijos de Israel hicieron lo malo ante los ojos de Jehová, y sirvieron a los baales. 12Dejaron a Jehová el Dios de sus padres, que los había sacado de la tierra de Egipto, y se fueron tras otros dioses, los dioses de los pueblos que estaban en sus alrededores, a los cuales adoraron; y provocaron a ira a Jehová. 13Y dejaron a Jehová, y adoraron a Baal y a Astarot. 14Y se encendió contra Israel el furor de Jehová, el cual los entregó en manos de robadores que los despojaron, y los vendió en mano de sus enemigos de alrededor; y no pudieron ya hacer frente a sus enemigos. 15Por dondequiera que salían, la mano de Jehová estaba contra ellos para mal, como Jehová había dicho, y como Jehová se lo había jurado; y tuvieron gran aflicción.

16Y Jehová levantó jueces que los librasen de mano de los que les despojaban; 17pero tampoco oyeron a sus jueces, sino que fueron tras dioses ajenos, a los cuales adoraron; se apartaron pronto del camino en que anduvieron sus padres obedeciendo a los mandamientos de Jehová; ellos no hicieron así. 18Y cuando Jehová les levantaba jueces, Jehová estaba con el juez, y los libraba de mano de los enemigos todo el tiempo de aquel juez; porque Jehová era movido a misericordia por sus gemidos a causa de los que los oprimían y afligían. 19Mas acontecía que al morir el juez, ellos volvían atrás, y se corrompían más que sus padres, siguiendo a dioses ajenos para servirles, e inclinándose delante de ellos; y no se apartaban de sus obras, ni de su obstinado camino. 20Y la ira de Jehová se encendió contra Israel, y dijo: Por cuanto este pueblo traspasa mi pacto que ordené a sus padres, y no obedece a mi voz, 21tampoco yo volveré más a arrojar de delante de ellos a ninguna de las naciones que dejó Josué cuando murió; 22para probar con ellas a Israel, si procurarían o no seguir el camino de Jehová, andando en él, como lo siguieron sus padres. 23Por esto dejó Jehová a aquellas naciones, sin arrojarlas de una vez, y no las entregó en mano de Josué.

Naciones que fueron dejadas para probar a Israel

3

1Estas, pues, son las naciones que dejó Jehová para probar con ellas a Israel, a todos aquellos que no habían conocido todas las guerras de Canaán; 2solamente para que el linaje de los hijos de Israel conociese la guerra, para que la enseñasen a los que antes no la habían conocido: 3los cinco príncipes de los filisteos, todos los cananeos, los sidonios, y los heveos que habitaban en el monte Líbano, desde el monte de Baal-hermón hasta llegar a Hamat. 4Y fueron para probar con ellos a Israel, para saber si obedecerían a los mandamientos de Jehová, que él había dado a sus padres por mano de Moisés. 5Así los hijos de Israel habitaban entre los cananeos, heteos, amorreos, ferezeos, heveos y jebuseos. 6Y tomaron de sus hijas por mujeres, y dieron sus hijas a los hijos de ellos, y sirvieron a sus dioses.

Otoniel liberta a Israel de Cusan-risataim

7Hicieron, pues, los hijos de Israel lo malo ante los ojos de Jehová, y olvidaron a Jehová su Dios, y sirvieron a los baales y a las imágenes de Asera. 8Y la ira de Jehová se encendió contra Israel, y los vendió en manos de Cusan-risataim rey de Mesopotamia; y sirvieron los hijos de Israel a Cusan-risataim ocho años. 9Entonces clamaron los hijos de Israel a Jehová; y Jehová levantó un libertador a los hijos de Israel y los libró; esto es, a Otoniel hijo de Cenaz, hermano menor de Caleb. 10Y el Espíritu de Jehová vino sobre él, y juzgó a Israel, y salió a batalla, y Jehová entregó en su mano a Cusan-risataim rey de Siria, y prevaleció su mano contra Cusan-risataim. 11Y reposó la tierra cuarenta años; y murió Otoniel hijo de Cenaz.

Aod liberta a Israel de Moab

12Volvieron los hijos de Israel a hacer lo malo ante los ojos de Jehová; y Jehová fortaleció a Eglón rey de Moab contra Israel, por cuanto habían hecho lo malo ante los ojos de Jehová. 13Este juntó consigo a los hijos de Amón y de Amalec, y vino e hirió a Israel, y tomó la ciudad de las palmeras. 14Y sirvieron los hijos de Israel a Eglón rey de los moabitas dieciocho años.

15Y clamaron los hijos de Israel a Jehová; y Jehová les levantó un libertador, a Aod hijo de Gera, benjamita, el cual era zurdo. Y los hijos de Israel enviaron con él un presente a Eglón rey de Moab. 16Y Aod se había hecho un puñal de dos filos, de un codo de largo; y se lo ciñó debajo de sus vestidos a su lado derecho. 17Y entregó el presente a Eglón rey de Moab; y era Eglón hombre muy grueso. 18Y luego que hubo entregado el presente, despidió a la gente que lo había traído. 19Mas él se volvió desde los ídolos que están en Gilgal, y dijo: Rey, una palabra secreta tengo que decirte. El entonces dijo: Calla. Y salieron de delante de él todos los que con él estaban. 20Y se le acercó Aod, estando él sentado solo en su sala de verano. Y Aod dijo: Tengo palabra de Dios para ti. El entonces se levantó de la silla. 21Entonces alargó Aod su mano izquierda, y tomó el puñal de su lado derecho, y se lo metió por el vientre, 22de tal manera que la empuñadura entró también tras la hoja, y la gordura cubrió la hoja, porque no sacó el puñal de su vientre; y salió el estiércol. 23Y salió Aod al corredor, y cerró tras sí las puertas de la sala y las aseguró con el cerrojo.

24Cuando él hubo salido, vinieron los siervos del rey, los cuales viendo las puertas de la sala cerradas, dijeron: Sin duda él cubre sus pies en la sala de verano. 25Y habiendo esperado hasta estar confusos, porque él no abría las puertas de la sala, tomaron la llave y abrieron; y he aquí su señor caído en tierra, muerto.

26Mas entre tanto que ellos se detuvieron, Aod escapó, y pasando los ídolos, se puso a salvo en Seirat. 27Y cuando había entrado, tocó el cuerno en el monte de Efraín, y los hijos de Israel descendieron con él del monte, y él iba delante de ellos. 28Entonces él les dijo: Seguidme, porque Jehová ha entregado a vuestros enemigos los moabitas en vuestras manos. Y descendieron en pos de él, y tomaron los vados del Jordán a Moab, y no dejaron pasar a ninguno. 29Y en aquel tiempo mataron de los moabitas como diez mil hombres, todos valientes y todos hombres de guerra; no escapó ninguno. 30Así fue subyugado Moab aquel día bajo la mano de Israel; y reposó la tierra ochenta años.

Samgar liberta a Israel de los filisteos

31Después de él fue Samgar hijo de Anat, el cual mató a seiscientos hombres de los filisteos con una aguijada de bueyes; y él también salvó a Israel.[2]

 

Job 34

 

Eliú justifica a Dios

34

1Además Eliú dijo:

     2     Oíd, sabios, mis palabras;

Y vosotros, doctos, estadme atentos.

     3     Porque el oído prueba las palabras,

Como el paladar gusta lo que uno come.

     4     Escojamos para nosotros el juicio,

Conozcamos entre nosotros cuál sea lo bueno.

     5     Porque Job ha dicho: Yo soy justo,

Y Dios me ha quitado mi derecho.

     6     ¿He de mentir yo contra mi razón?

Dolorosa es mi herida sin haber hecho yo transgresión.

     7     ¿Qué hombre hay como Job,

Que bebe el escarnio como agua,

     8     Y va en compañía con los que hacen iniquidad,

Y anda con los hombres malos?

     9     Porque ha dicho: De nada servirá al hombre

El conformar su voluntad a Dios.

     10     Por tanto, varones de inteligencia, oídme:

Lejos esté de Dios la impiedad,

Y del Omnipotente la iniquidad.

     11     Porque él pagará al hombre según su obra,a

Y le retribuirá conforme a su camino.

     12     Sí, por cierto, Dios no hará injusticia,

Y el Omnipotente no pervertirá el derecho.

     13     ¿Quién visitó por él la tierra?

¿Y quién puso en orden todo el mundo?

     14     Si él pusiese sobre el hombre su corazón,

Y recogiese así su espíritu y su aliento,

     15     Toda carne perecería juntamente,

Y el hombre volvería al polvo.

     16     Si, pues, hay en ti entendimiento, oye esto;

Escucha la voz de mis palabras.

     17     ¿Gobernará el que aborrece juicio?

¿Y condenarás tú al que es tan justo?

     18     ¿Se dirá al rey: Perverso;

Y a los príncipes: Impíos?

     19     ¿Cuánto menos a aquel que no hace acepción de personas de príncipes.

Ni respeta más al rico que al pobre,

Porque todos son obra de sus manos?

     20     En un momento morirán,

Y a medianoche se alborotarán los pueblos, y pasarán,

Y sin mano será quitado el poderoso.

     21     Porque sus ojos están sobre los caminos del hombre,

Y ve todos sus pasos.

     22     No hay tinieblas ni sombra de muerte

Donde se escondan los que hacen maldad.

     23     No carga, pues, él al hombre más de lo justo,

Para que vaya con Dios a juicio.

     24     El quebrantará a los fuertes sin indagación,

Y hará estar a otros en su lugar.

     25     Por tanto, él hará notorias las obras de ellos,

Cuando los trastorne en la noche, y sean quebrantados.

     26     Como a malos los herirá

En lugar donde sean vistos;

     27     Por cuanto así se apartaron de él,

Y no consideraron ninguno de sus caminos,

     28     Haciendo venir delante de él el clamor del pobre,

Y que oiga el clamor de los necesitados.

     29     Si él diere reposo, ¿quién inquietará?

Si escondiere el rostro, ¿quién lo mirará?

Esto sobre una nación, y lo mismo sobre un hombre;

     30     Haciendo que no reine el hombre impío

Para vejaciones del pueblo.

     31     De seguro conviene que se diga a Dios:

He llevado ya castigo, no ofenderé ya más;

     32     Enséñame tú lo que yo no veo;

Si hice mal, no lo haré más.

     33     ¿Ha de ser eso según tu parecer?

El te retribuirá, ora rehúses, ora aceptes, y no yo;

Di, si no, lo que tú sabes.

     34     Los hombres inteligentes dirán conmigo,

Y el hombre sabio que me oiga:

     35     Que Job no habla con sabiduría,

Y que sus palabras no son con entendimiento.

     36     Deseo yo que Job sea probado ampliamente,

A causa de sus respuestas semejantes a las de los hombres inicuos.

     37     Porque a su pecado añadió rebeldía;

Bate palmas contra nosotros,

Y contra Dios multiplica sus palabras.[3]

 



[1]Reina Valera Revisada (1960). 1998 (Hch 15.41-16.15). Miami: Sociedades Bı́blicas Unidas.

a 2.2: Ex. 34.12–13; Dt. 7.2–5.

Esto es, los que lloran.

b 2.9: Jos. 19.49–50.

[2]Reina Valera Revisada (1960). 1998 (Jue 1.36-3.31). Miami: Sociedades Bı́blicas Unidas.

a 34.11: Sal. 62.12.

[3]Reina Valera Revisada (1960). 1998 (Job 33.33-34.37). Miami: Sociedades Bı́blicas Unidas.


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