jueves, 25 de mayo de 2023

¡Cómo se vence al miedo!

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 25 Mayo    

¡Cómo se vence al miedo!


¡Eres propiedad de Dios!

Por Riqui Ricón*

Y dijo Jehová a Samuel: Oye la voz del pueblo en todo lo que te digan; porque no te han desechado a ti, sino a mí me han desechado, para que no reine sobre ellos (1 S 8.7).

Sea cual sea tu situación o necesidad en este momento, hoy vas a encontrar, dentro de la Escritura, cómo y porqué Dios, tu Padre, SIN DUDA, te va a responder.

A pesar de que el pueblo de Israel constante y continuamente habían experimentado el Amor y el Poder de Dios con grandes milagros, señales y prodigios, cuando vieron que Nahas rey de los amonitas venía contra ellos, tuvieron miedo y pidieron un rey que los defendiese; siendo así que Jehová vuestro Dios era vuestro rey (1 S 12.12).

¿Cuántas veces has permitido que el temor te lleve a poner tu confianza en las palabras de un médico, clínica, abogado, especialista, amiga o amigo, todo por considerar que en esa precisa ocasión, dada la gravedad de las circunstancias, la Palabra de Dios no sería suficiente?

Al permitir que el espíritu de temor te angustie y ciegue tu entendimiento, puedes llegar a considerar que la Biblia, la Palabra de Dios, sólo te puede dar algo de consuelo y paz, mientras que tú debes forzosamente hacer algo: encontrar la sabiduría o las fuerzas y los recursos para salir de ese problema.

Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre! (Ro 8.15).

¡Tú no eres como esos israelitas del tiempo de Samuel que desecharon a Dios para que no reinara sobre ellos! ¡Tú eres un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo, y no de una simiente que se pueda corromper sino de la incorruptible semilla que es la Palabra de Dios que vive y permanece para siempre (1 P 1.23)!

Por Cristo Jesús, que ahora tú puedes decirle al Dios vivo y verdadero (ni más ni menos que al Todopoderoso): ¡Abba Padre!

Puedes hacerlo porque esa es la Verdad, ahora Dios es tu Padre y no tienes absolutamente nada que temer. Antes de aceptar a Jesús como tu Señor y Salvador, Dios solamente era tu creador pero ahora Él es tu Papá.

¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada? Como está escrito: Por causa de ti somos muertos todo el tiempo; Somos contados como ovejas de matadero.  Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro (Ro 8.35-39).

Dios, tu Padre, te ha establecido en Su Palabra que cualquiera que sea la circunstancia que hoy estás enfrentando, tú serás más que vencedor(a) por medio de Aquel que te amó, Cristo Jesús.

He aquí, Dios es el que me ayuda; El Señor está con los que sostienen mi vida. El devolverá el mal a mis enemigos; Córtalos por tu verdad… Porque él me ha librado de toda angustia, Y mis ojos han visto la ruina de mis enemigos (Sal 54.4-5, 7).

Sea enfermedad, pobreza, angustia o tribulación, Dios, tu Padre, los va a cortar de tu vida por Su Verdad. ¡La Palabra de Dios, la Biblia, es Su Verdad! Así que, si Dios es el que te ayuda y está con los que sostienen tu vida; si Él devolverá el mal a tus enemigos librándote de toda angustia a tal grado que puedas ver la ruina de tus enemigos (enfermedad, pobreza, depresión, soledad, etc.), entonces, en serio, ¿a qué o a quién vas a temer?

¡Vamos! ¡Dilo en voz alta conmigo! SEÑOR JESÚS, HOY CREO Y DECLARO QUE ANTE NINGUNA CIRCUNSTANCIA VOY A DARLE LUGAR AL ESPIRITU DE TEMOR. YO SOY TU HIJO(A) Y TÚ ERES MI PAPÁ. TU PALABRA, LA BIBLIA, ME DA TODA AUTORIDAD PARA CREER. NO VOY A RESBALAR JAMAS. NO TENDRE TEMOR DE MALAS NOTICIAS, MI CORAZÓN ESTÁ FIRME, CONFIADO EN TI SEÑOR JESÚS. ASEGURADO ESTÁ MI CORAZÓN NO TEMERÉ. ¡ESCRITO ESTÁ! (Sal 112.6-8).

Mira si esto no es así:

que fue declarado Hijo de Dios con poder, según el Espíritu de santidad, por la resurrección de entre los muertos (Ro 1.4).

De la misma forma que Jesucristo fue declarado Hijo de Dios con poder cuando el Espíritu Santo lo levanto de entre los muertos, así, tú has pasado de muerte a vida por el mismo Espíritu y hoy eres llamado(a) por Dios Hijo(a) Suyo(a).

MIREN CUÁNTO NOS ama el Padre celestial que permite que seamos llamados hijos de Dios. ¡Y lo mas maravilloso es que de veras lo somos! Naturalmente, como la mayoría de la gente no conoce a Dios, no comprende por qué lo somos  (1 Jn 3.1 BAD).

Es el gran Amor que Dios siente por ti lo que lo llevó a entregar a Su Propio Hijo para que pagase todos tus pecados y así no perderte a ti, sino ganarte como Su Hijo(a).

No estás solo(a), ahora tienes un Padre y es, nada más y nada menos, que Dios, el Creador, dueño y Señor del Universo. ¡Y te ama!

entre las cuales estáis también vosotros, llamados a ser de Jesucristo (Ro 1.6).

Aquellos, los israelitas, tenían miedo de todo y a veces buscaban a Dios y otras confiaban en el hombre. Tú eres un(a) Hijo(a) de Dios llamado(a) a ser de Jesucristo. ¿Te das cuenta? ¡Eres propiedad de Dios!

Amado(a), ¡Tú eres lo más valioso que Dios tiene sobre esta tierra!

Así que, no temas, cree solamente. Créele a Dios, creyendo Su Palabra. Pues a los que le creen a Dios todas las cosas les son posibles.

Oremos en voz audible:

Gracias amado Dios y Padre por haberme dado identidad. Hoy sé quién soy: un(a) Hijo(a) Tuyo(a) Nacido(a) de Nuevo, lleno(a) de Tu Amor, Poder y Autoridad para triunfar sobre el temor y sobre todo problema, enfermedad o necesidad. Señor Jesús, no necesito otro Rey más que Tú. Padre mío, no adoraré a otro Dios más que a Ti. Hoy estoy determinado(a) a creerte, mi Señor. Creer a Tu Palabra, la Biblia, y aceptar y recibir mi identidad como Hijo(a) Tuyo(a) Nacido(a) de Nuevo. Soy la luz de este mundo y estoy dispuesto a brillar con Tu Amor que ya ha sido derramado en mi corazón por el Espíritu Santo que me ha sido dado. ¡Gracias! Todo lo puedo en Ti, Cristo Jesús. Tú eres mi fortaleza. Resisto, en Tu nombre Jesús, al espíritu de temor, a la enfermedad, a la pobreza, el resentimiento, el odio y todo aquello con lo que el ladrón me quiere hurtar, matar y destruir. Recibo y declaro una vida abundante llena de Tu Plenitud. ¡Soy sano(a)! ¡Soy libre! ¡Soy próspero(a)! ¡Soy dichoso(a)! ¡Soy como la luz del sol cuando sale en su fuerza! Declaro que yo miraré a mis enemigos, que son los Tuyos, puestos como estrado de Tus Pies. En el nombre de Jesús. Amén.

 Nota Importante:

¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el Todopoderoso?

Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:

Señor Jesús, yo creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.

*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2012

 

Tres Recomendaciones:

Lo que acabas de suceder al reconocer a Jesucristo como el Señor y Salvador de tu vida, de acuerdo con La Palabra de Dios, es que has Nacido de Nuevo, ya no más como un ser humano común y corriente, sujeto a la ley del pecado y de la muerte, sino que ahora eres un(a) legítimo(a) y auténtico(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo, exactamente igual a Jesucristo, quien ahora es tu Hermano Mayor. Por lo tanto, te hago estas tres importantísimas recomendaciones:

1.     Orar. Orar es platicar con Dios. Así que, búscate un lugar tranquilo donde puedas comenzar a platicar todas tus cosas con Él. Hazlo de forma audible y notarás como Dios siempre responderá a tu corazón.

2.     Leer y meditar la Palabra de Dios. La Biblia es La Palabra de Dios, así que, consigue una Biblia y comienza a leerla y meditarla. ¿Cómo empezar? Es muy sencillo. Dependiendo del día que sea hoy, busca en el programa de lectura “La Biblia en un año” y realiza las lecturas correspondientes. Este programa lo puedes obtener en: A Través de La Biblia En Un Ano (palabradehonor.org) Notarás que el programa está arreglado para imprimirlo como un cuadernillo.

3.     En oración con Dios, tu Padre, busca y únete a una iglesia o congregación cristiana donde enseñen la Palabra de Dios en base a las Buenas Noticias que son el Evangelio de Jesucristo.

*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2020

 

 


Lectura y Meditación de la Palabra de Dios

Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.

Mayo          25                         Ro 1.1-15  /  1 Sam 8  /  Sal 54

  

Cápsula del día.





Puedes escuchar o descargar la lectura de la  Biblia en audio del día de hoy, la tenemos para ti en dos versiones: 


RV60 




NVI 




Lectura y Meditación de la Palabra de Dios

Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.

Mayo          25                         Ro 1.1-15  /  1 Sam 8  /  Sal 54

 

Romanos 1.1-15

Salutación

1

1Pablo, siervo de Jesucristo, llamado a ser apóstol, apartado para el evangelio de Dios, 2que él había prometido antes por sus profetas en las santas Escrituras, 3acerca de su Hijo, nuestro Señor Jesucristo, que era del linaje de David según la carne, 4que fue declarado Hijo de Dios con poder, según el Espíritu de santidad, por la resurrección de entre los muertos, 5y por quien recibimos la gracia y el apostolado, para la obediencia a la fe en todas las naciones por amor de su nombre; 6entre las cuales estáis también vosotros, llamados a ser de Jesucristo; 7a todos los que estáis en Roma, amados de Dios, llamados a ser santos: Gracia y paz a vosotros, de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo.

Deseo de Pablo de visitar Roma

8Primeramente doy gracias a mi Dios mediante Jesucristo con respecto a todos vosotros, de que vuestra fe se divulga por todo el mundo. 9Porque testigo me es Dios, a quien sirvo en mi espíritu en el evangelio de su Hijo, de que sin cesar hago mención de vosotros siempre en mis oraciones, 10rogando que de alguna manera tenga al fin, por la voluntad de Dios, un próspero viaje para ir a vosotros. 11Porque deseo veros, para comunicaros algún don espiritual, a fin de que seáis confirmados; 12esto es, para ser mutuamente confortados por la fe que nos es común a vosotros y a mí.

13Pero no quiero, hermanos, que ignoréis que muchas veces me he propuesto ir a vosotrosa (pero hasta ahora he sido estorbado), para tener también entre vosotros algún fruto, como entre los demás gentiles. 14A griegos y a no griegos, a sabios y a no sabios soy deudor. 15Así que, en cuanto a mí, pronto estoy a anunciaros el evangelio también a vosotros que estáis en Roma.[1]

 

1 Samuel 8

Israel pide rey

8

1Aconteció que habiendo Samuel envejecido, puso a sus hijos por jueces sobre Israel. 2Y el nombre de su hijo primogénito fue Joel, y el nombre del segundo, Abías; y eran jueces en Beerseba. 3Pero no anduvieron los hijos por los caminos de su padre, antes se volvieron tras la avaricia, dejándose sobornar y pervirtiendo el derecho.

4Entonces todos los ancianos de Israel se juntaron, y vinieron a Ramá para ver a Samuel, 5y le dijeron: He aquí tú has envejecido, y tus hijos no andan en tus caminos; por tanto, constitúyenos ahora un rey que nos juzgue, como tienen todas las naciones.a 6Pero no agradó a Samuel esta palabra que dijeron: Danos un rey que nos juzgue. Y Samuel oró a Jehová. 7Y dijo Jehová a Samuel: Oye la voz del pueblo en todo lo que te digan; porque no te han desechado a ti, sino a mí me han desechado, para que no reine sobre ellos. 8Conforme a todas las obras que han hecho desde el día que los saqué de Egipto hasta hoy, dejándome a mí y sirviendo a dioses ajenos, así hacen también contigo. 9Ahora, pues, oye su voz; mas protesta solemnemente contra ellos, y muéstrales cómo les tratará el rey que reinará sobre ellos.

10Y refirió Samuel todas las palabras de Jehová al pueblo que le había pedido rey. 11Dijo, pues: Así hará el rey que reinará sobre vosotros: tomará vuestros hijos, y los pondrá en sus carros y en su gente de a caballo, para que corran delante de su carro; 12y nombrará para sí jefes de miles y jefes de cincuentenas; los pondrá asimismo a que aren sus campos y sieguen sus mieses, y a que hagan sus armas de guerra y los pertrechos de sus carros. 13Tomará también a vuestras hijas para que sean perfumadoras, cocineras y amasadoras. 14Asimismo tomará lo mejor de vuestras tierras, de vuestras viñas y de vuestros olivares, y los dará a sus siervos. 15Diezmará vuestro grano y vuestras viñas, para dar a sus oficiales y a sus siervos. 16Tomará vuestros siervos y vuestras siervas, vuestros mejores jóvenes, y vuestros asnos, y con ellos hará sus obras. 17Diezmará también vuestros rebaños, y seréis sus siervos. 18Y clamaréis aquel día a causa de vuestro rey que os habréis elegido, mas Jehová no os responderá en aquel día.

19Pero el pueblo no quiso oír la voz de Samuel, y dijo: No, sino que habrá rey sobre nosotros; 20y nosotros seremos también como todas las naciones, y nuestro rey nos gobernará, y saldrá delante de nosotros, y hará nuestras guerras. 21Y oyó Samuel todas las palabras del pueblo, y las refirió en oídos de Jehová. 22Y Jehová dijo a Samuel: Oye su voz, y pon rey sobre ellos. Entonces dijo Samuel a los varones de Israel: Idos cada uno a vuestra ciudad.[2]

 

Salmos 54

 

Plegaria pidiendo protección contra los enemigos

Al músico principal; en Neginot. Masquil de David, cuando vinieron los zifeos y dijeron a Saúl: ¿No está David escondido en nuestra tierra?a

     1     Oh Dios, sálvame por tu nombre,

Y con tu poder defiéndeme.

     2     Oh Dios, oye mi oración;

Escucha las razones de mi boca.

     3     Porque extraños se han levantado contra mí,

Y hombres violentos buscan mi vida;

No han puesto a Dios delante de sí.

Selah

     4     He aquí, Dios es el que me ayuda;

El Señor está con los que sostienen mi vida.

     5     El devolverá el mal a mis enemigos;

Córtalos por tu verdad.

     6     Voluntariamente sacrificaré a ti;

Alabaré tu nombre, oh Jehová, porque es bueno.

     7     Porque él me ha librado de toda angustia,

Y mis ojos han visto la ruina de mis enemigos.[3]

 



a 1.13: Hch. 19.21.

[1]Reina Valera Revisada (1960). 1998 (Hch 28.31-Ro 1.15). Miami: Sociedades Bı́blicas Unidas.

a 8.5: Dt. 17.14.

[2]Reina Valera Revisada (1960). 1998 (1 Sm 7.17-8.22). Miami: Sociedades Bı́blicas Unidas.

a 54 tít.: 1 S. 23.19; 26.1.

[3]Reina Valera Revisada (1960). 1998 (Sal 53.6-54.7). Miami: Sociedades Bı́blicas Unidas.

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