miércoles, 22 de junio de 2016

¡Cómo adquieres la GARANTÍA para una Vida Plena y Abundante!

 

13 de Junio

¡Con el Espíritu Santo!

Por Riqui Ricón*

Yo a la verdad os he bautizado con agua; pero él os bautizará con Espíritu Santo (Mr 1.8).

De acuerdo a la Palabra de Dios el bautismo de Juan era de tipo exterior, con agua, mientras que el bautismo de Jesús es interior, con el Espíritu Santo. El bautismo de Juan era para arrepentimiento mientras que el de Jesús lo es para una Vida totalmente Nueva.

¿Qué, pues, diremos? ¿Perseveraremos en el pecado para que la gracia abunde? En ninguna manera. Porque los que hemos muerto al pecado, ¿cómo viviremos aún en él? ¿O no sabéis que todos los que hemos sido bautizados en Cristo Jesús, hemos sido bautizados en su muerte? Porque somos sepultados juntamente con él para muerte por el bautismo, a fin de que como Cristo resucitó de los muertos por la gloria del Padre, así también nosotros andemos en vida nueva (Ro 6.1-4).

Esta Vida Nueva no es algo que puedas crear o forjar por ti mismo(a). Si la Nueva Vida dependiera de uno mismo, es seguro que la volveríamos a echar a perder. Por esto, Dios te la otorga como un regalo de Amor mediante la operación del Espíritu Santo en ti.

Pero cuando se manifestó la bondad de Dios nuestro Salvador, y su amor para con los hombres, nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo, el cual derramó en nosotros abundantemente por Jesucristo nuestro Salvador, para que justificados por su gracia, viniésemos a ser herederos conforme a la esperanza de la vida eterna (Ti 3.4-7).

Tú fuiste justificado(a) –hecho(a) justo(a)- por la Gracia de Dios, quien te ama tanto que prefirió entregar a Su propio Hijo antes que perderte a ti. Con Su muerte, Jesús pagó todos tus pecados, pero con su resurrección, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación en el Espíritu Santo, fuiste creado(a) de Nuevo como un(a) Hijo(a) legítimo de Dios.

Tú no eres un(a) pecador(a) salvo por gracia. No se puede ser ambas cosas a la vez, o eres pecador(a) o eres salvo(a). El milagro más asombroso del Plan de Salvación no es el perdón de tus pecados sino la regeneración de tu espíritu (quién tú realmente eres) mediante la operación del Espíritu Santo dentro de ti mismo(a).

Porque convenía a aquel por cuya causa son todas las cosas, y por quien todas las cosas subsisten, que habiendo de llevar muchos hijos a la gloria, perfeccionase por aflicciones al autor de la salvación de ellos (He 2.19).

Sólo por Amor a ti, Jesucristo renunció a Su privilegiada posición de Hijo único de Dios con tal de tener comunión íntima contigo como tu Hermano mayor.

Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos (Ro 8.29).

El plan de Dios siempre ha sido hacer de ti un(a) Hijo(a) Suyo(a), y puesto que no hay forma que un(a) Hijo(a) de Dios sea un(a) pecador(a) o corrupto(a), entonces, en este maravilloso y amoroso Plan que Dios ideó para Redención tuya, el Nuevo Pacto en la Sangre de Jesús forzosamente incluye una renovación tal que ya nunca más serás el (la) mismo(a).

¡Tu Nuevo Nacimiento es el milagro más asombroso, real y justo que pueda existir!

Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne. Y pondré dentro de vosotros mi Espíritu, y haré que andéis en mis estatutos, y guardéis mis preceptos, y los pongáis por obra (Ez 36.26-27).

Dios dijo que Él lo haría y lo cumplió el día que hiciste a Jesucristo el Señor y Salvador de tu vida. ¡Ese día Naciste de Nuevo!

siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre (1 P 1.23).

Ser un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo significa ser una Nueva especie de Ser que no existía antes. Tú fuiste engendrado(a) por la incorruptible Palabra de Dios que vive y permanece para siempre mediante la operación del Espíritu Santo, prometido por Dios.

Entonces el ángel le dijo: María, no temas, porque has hallado gracia delante de Dios. Y ahora, concebirás en tu vientre, y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre JESÚS.Este será grande, y será llamado Hijo del Altísimo; y el Señor Dios le dará el trono de David su padre; y reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin. Entonces María dijo al ángel: ¿Cómo será esto? pues no conozco varón. Respondiendo el ángel, le dijo: El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra; por lo cual también el Santo Ser que nacerá, será llamado Hijo de Dios. Y he aquí tu parienta Elisabet, ella también ha concebido hijo en su vejez; y este es el sexto mes para ella, la que llamaban estéril; porque nada hay imposible para Dios.Entonces María dijo: He aquí la sierva del Señor; hágase conmigo conforme a tu palabra. Y el ángel se fue de su presencia (Luc 1.30-38).

Al igual que en el nacimiento sobrenatural de Jesucristo donde Dios dijo que lo haría con Su Palabra y el Espíritu Santo lo ejecutó, de la misma forma tú naciste de nuevo. Esta es la única forma en que un(a) Hijo de Dios puede venir a existir.

Así que, el bautismo interior, el bautismo de fuego, que Jesús trajo a tu vida es, nada más y nada menos que, el Espíritu Santo de Dios. Esto es así porque Él lo prometió y no por algo que tu hayas hecho o dejado de hacer. ¡Es por Su Gracia y Amor abundante para contigo!

En él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa, que es las arras de nuestra herencia hasta la redención de la posesión adquirida, para alabanza de su gloria (Efe 1.13-14).

Ahora estás en Cristo y las cosas viejas pasaron he aquí todas son hechas nuevas. Estás lleno(a) del Espíritu de Dios quien te guía a toda Verdad, te ayuda y te instruye, y te hará saber las cosas que han de venir.

El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia (Jn 10.10).

La Vida Plena y Abundante que Jesucristo compró para ti sólo es posible mediante la acción directa del Espíritu Santo en tu vida a través de tu Nueva Identidad y por medio de la fe, que es creerle a Dios, creyendo Su Palabra. Pues en honor a la Verdad, tú eres esa persona que la Biblia dice que ahora eres, ni más, ni menos.

¿Qué, pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros? El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas? (Ro 8.31-32).

Por todo esto y mucho más, Dios, tu Padre, te ha dado Su Santo Espíritu como garantía:

Mas el que nos hizo para esto mismo es Dios, quien nos ha dado las arras (la garantía) del Espíritu (2 Co 5.2).

Estás destinado(a), por la Palabra de Dios (o sea por Dios mismo), a realizar una Vida Plena y Abundante. ¡Tú, sí, tú, eres ese(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo que ante todo problema, enfermedad o aflicción has de salir más que vencedor(a)!

Oremos en voz audible:

Amado Padre celestial, siempre te estaré agradecido(a) y alabaré Tu Nombre por todo Tu Gran Amor con que me has amado. Gracias por justificarme con la Sangre de Tu Hijo Jesús. Gracias por darme Vida Nueva, Vida Eterna, mediante su resurrección y victoria sobre el pecado y la muerte. Ahora pues, ninguna condenación hay en mi vida, pues no ando conforme a mi carne sino conforme al Espíritu Santo gracias a que la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha hecho libre de la ley del pecado y de la muerte. Señor Jesús, yo te amo con todo mi corazón. Por Ti, ahora yo soy Hijo(a) del Rey y Tú eres mi hermano mayor. ¡He Nacido de Nuevo! ¡Gracias Jesús! Espíritu Santo, que hermoso es saber que estás conmigo, que me acompañas de día y de noche. Tú eres mi garantía. Tú eres mi ayudador, mi amigo, mi consejero, mi maestro y mi todo. Ayúdame a despojarme del viejo(a) hombre (mujer), a renovarme en el espíritu de mi mente y a vestirme de este(a) Nuevo(a) yo que ha sido creado(a) según Dios en justicia y santidad de la verdad. Contigo, todo lo puedo. Contigo, soy más que vencedor(a) en todas las cosas. Lléname más y más de Ti, Señor. Sabiendo y creyendo esto, hoy puedo declarar, delante de Tu presencia, que yo, ______________ (tu nombre aquí), antes que nada, he sido lavado y comprado al precio de la Sangre de Jesús para ser hecho un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo. ¡Soy Eterno(a)! Por lo tanto, voy a vivir mi Vida Plena y Abundantemente porque es mi derecho. Todo problema, enfermedad o circunstancia adversa lo encararé con fe (creyéndote a Ti, creyendo Tu Palabra), con la certeza de quién ahora yo soy en Cristo Jesús. Yo confío en Dios, mi Padre, y creo toda Su Palabra. Así que, Todo lo puedo en Cristo que me fortalece, pues mayor es el que está en mí que el que está en el mundo y ese eres Tú, Precioso Espíritu de Dios. No le daré lugar al diablo y a sus mentiras en mi vida. ¡No voy a temer más! Echo fuera de mi vida toda ansiedad e inquietud.  ¡En todas las cosas soy más que vencedor(a) por medio de Aquel que me amó, Cristo Jesús! ¡Ya he sido sanado(a) por las heridas de Jesús! ¡He sido establecido(a) para reinar en esta vida por la sangre de Jesús! No hay forma que pueda perder, pues Tú, mi Dios y Padre, estás en mí y conmigo, y si Dios es conmigo, ¿quién contra mí? ¡Soy sano(a)! ¡Soy libre! ¡Soy próspero(a)! ¡Soy feliz! Jehová de los ejércitos, Dichoso el hombre que en ti confía. ¡Yo soy ese(a) hombre (mujer) que en Ti confía! ¡Soy dichoso(a)! ¡Soy Hijo(a) del Rey! En el nombre de Jesús. Amén.

 Nota Importante:

¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el Todopoderoso?

Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:

Señor Jesús, yo creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.

*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2011

 


Lectura y Meditación de la Palabra de Dios

Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.

Junio        13              Mr 1.1-20  /  2 Sam 2.1-3.1 /  Dan 1

 


 

No hay comentarios:

Publicar un comentario

¿Qué piensas al respecto?