1 de Mayo
¡Tiempos emocionantes!
Por Riqui Ricón*
Por tanto, se detuvieron allí mucho tiempo, hablando con denuedo, confiados en el Señor, el cual daba testimonio a la palabra de su gracia, concediendo que se hiciesen por las manos de ellos señales y prodigios (Hch 14.3).
En la lectura del día de hoy, la Biblia nos muestra como Pablo y Bernabé estuvieron en la ciudad de Iconio predicando el evangelio durante bastante tiempo; mientras que el Señor les concedía el poder de hacer grandes milagros que demostraban el origen divino del mensaje que predicaban.
Y ellos, saliendo, predicaron en todas partes, ayudándoles el Señor y confirmando la palabra con las señales que la seguían. Amén (Mar 16.20).
Hoy en día, en pleno siglo XXI, somos testigos de las mismas señales que acompañan la predicación de la Palabra de Dios: cáncer, diabetes, VIH y muchísimas otras enfermedades son sanadas mediante la oración y la imposición de manos. Los matrimonios y las vidas destruidas de cientos de miles de personas son restaurados en este preciso momento por el Poder y el Amor contenidos en el mensaje del Evangelio.
Y estas señales seguirán a los que creen: En mi nombre echarán fuera demonios; hablarán nuevas lenguas; tomarán en las manos serpientes, y si bebieren cosa mortífera, no les hará daño; sobre los enfermos pondrán sus manos, y sanarán (Mar 16.17-18).
Es evidente que Jesús lo dijo así en Su Palabra y esto es una realidad el día de hoy.
En verdad que estamos viviendo los tiempos más emocionantes en la historia de la humanidad. El mensaje de la Biblia, el Evangelio de Jesucristo, sigue siendo tan real y eficaz como lo fue en la época de Pablo y Bernabé.
Quizá tú no te sientas hoy con la fe suficiente (ni con el Poder) para realizar milagros a nombre de Jesucristo. Quizá hoy estás enfrentando problemas particulares que te impiden pensar en otra cosa que no sea cómo solucionarlos. Quizá pienses que hoy no es el día indicado para hablarte de la fe, los milagros y el Poder de Dios. Pero, quizá sí.
¡Quién me diera quien me oyese! He aquí mi confianza es que el Omnipotente testificará por mí, Aunque mi adversario me forme proceso (Job 31.35).
Ante la adversidad, ante las dudas, problemas y aflicciones, que le embargaron más allá de sus fuerzas y recursos, Job terminó por declarar que su confianza estaba en el Todopoderoso Dios.
A Jehová he puesto siempre delante de mí; Porque está a mi diestra, no seré conmovido. Se alegró por tanto mi corazón, y se gozó mi alma; Mi carne también reposará confiadamente (Sal 16.8-9).
Tú has hecho a Jesucristo el Señor y Salvador de tu vida, por lo tanto Dios es el que te guarda y no serás conmovido(a) por ningún problema, ni enfermedad o aflicción. Puedes, con toda seguridad, darle alegría a tu corazón y que se goce tu alma; y que tu carne también repose confiadamente en la Palabra de Dios.
Bienaventurado aquel cuyo ayudador es el Dios de Jacob, Cuya esperanza está en Jehová su Dios (Sal 146.5).
¡Tú eres un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo! Tu esperanza es una certeza segura pues has puesto tu confianza en Dios Todopoderoso.
Pacientemente esperé a Jehová, Y se inclinó a mí, y oyó mi clamor. Y me hizo sacar del pozo de la desesperación, del lodo cenagoso; Puso mis pies sobre peña, y enderezó mis pasos. Puso luego en mi boca cántico nuevo, alabanza a nuestro Dios. Verán esto muchos, y temerán, Y confiarán en Jehová. Bienaventurado el hombre que puso en Jehová su confianza, Y no mira a los soberbios, ni a los que se desvían tras la mentira. Has aumentado, oh Jehová Dios mío, tus maravillas; Y tus pensamientos para con nosotros, No es posible contarlos ante ti. Si yo anunciare y hablare de ellos, No pueden ser enumerados (Sal 40.1-5).
La palabra pacientemente significa aquí, constantemente, persistentemente. Y sin importar la magnitud de lo que estés enfrentando este día, Dios pondrá tus pies sobre la peña y enderezará tus pasos.
Sólo tienes que creerle a Dios, creyendo Su Palabra.
Este es el único secreto para vivir una vida dichosa.
Jehová de los ejércitos, Dichoso el hombre que en ti confía (Sal 84.12).
Así que, recuerda siempre que el poder y la fe del Evangelio emanan no de cómo tú te sientas el día de hoy, ni de qué tan grandes o difíciles son los problemas que estás enfrentando. El poder y la fe del Evangelio emanan de tu confianza en la Palabra de Dios.
Dios no es un simple mortal para mentir y cambiar de parecer. ¿Acaso no cumple lo que promete ni lleva a cabo lo que dice? (Num 23.19).
La Biblia es la Palabra de Dios y ésta es la Palabra de Honor del único Dios Todopoderoso, y es Él mismo quien afirma en Su Palabra amarte tanto que prefirió entregar a Su propio Hijo antes que perderte a ti.
Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él (Jn 3.16-17).
Dios no te ha dejado a merced de tus circunstancias, ni te dejará. Dios te ama y tú eres muy valioso(a) para Él.
Como con Pablo y Bernabé, hoy en día, Dios respalda a aquellos que creen; Dios respalda a aquellos que creen en Él y lo demuestran creyendo Su Palabra, pues, al fin y al cabo, Dios respalda Su Palabra de Honor.
Por tanto, os digo que todo lo que pidiereis orando, creed que lo recibiréis, y os vendrá (Mar 11.24).
Tal vez estés pensando:
- Mira Riqui Ricón, yo ya leí eso y lo puse en práctica; me puse a orar y no sucedió nada.
Pues tienes que saber que el secreto no está en que ores sino en que creas que lo recibirás por la simple y sencilla razón de que Dios lo dijo así, y si Dios lo dijo, entonces, Él lo va hacer, si Dios lo hablo, entonces, Él lo va a ejecutar.
El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán (Luc 21.33).
¡Primero el cielo y la tierra dejan de existir antes que Dios deje de cumplir Su Palabra de Honor!
Es interesante notar cómo Job, en medio de la adversidad, buscó un abogado en Dios. Pero, ¿cómo funciona esto hoy en día?
Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis; y si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo (1 Jn 2.1).
Ahora, tú tienes un abogado en Cristo Jesús.
Job buscaba ser justificado delante de Dios.
Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él (2 Co 5.21).
Tú has sido justificado(a) por Dios.
Job quería hablar con Dios.
Por tanto, teniendo un gran sumo sacerdote que traspasó los cielos, Jesús el Hijo de Dios, retengamos nuestra profesión. Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado. Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro (He 4-14-16).
Tú tienes libre acceso a la Presencia de Dios, pues ahora eres legal y legítimamente un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo.
¡Fíjense qué gran amor nos ha dado el Padre, que se nos llame hijos de Dios! ¡Y lo somos! El mundo no nos conoce, precisamente porque no lo conoció a él (1 Jn 3.1 BAD).
¡Tú eres, ni más ni menos que un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo!
¿Por qué esto es tan importante para creer?
De cierto, de cierto os digo: El que en mí cree, las obras que yo hago, él las hará también; y aun mayores hará, porque yo voy al Padre (Jn 14.12).
Si no crees, no podrás hacer las cosas que Él hizo y, entonces, no podrás cumplir el propósito por el cual estás en este mundo.
Jesús le dijo: Si puedes creer, al que cree todo le es posible (Mar 9.23).
Recuerda, ¡sin fe es imposible agradar a Dios!
Tú crees que Dios es uno; bien haces. También los demonios creen, y tiemblan (Sgo 2.19).
Los demonios, como la mayoría de los seres humanos, creen en Dios y tiemblan. Pero, no es suficiente con creer en Dios, es necesario creerle, creerle a Él creyendo Su Palabra.
Tú has sido destinado(a) a realizar grandes cosas para el Reino, así que, no te dejes abrumar por las circunstancias que te rodean, ni aún por tus emociones y sentimientos, y confía en la Palabra de Dios y Él dará testimonio de la Palabra de Su Gracia concediendo que por tu mano se hagan señales y prodigios tal y como la ha prometido.
¡Son tiempos emocionantes!
Oremos en voz audible:
Amado Padre celestial, gracias por tanto y tan grande Amor con que me has amado que siendo yo un(a) pecador(a) entregaste a Tu Hijo, Jesucristo, para pagar todas mis deudas y así hacerme a mí un(a) Hijo(a) Tuyo(a) igual a Jesús. Oh Dios, es algo tan asombroso saberme amado(a) de tal manera. Jesús, por Tu sacrificio en la cruz, por Tu Sangre preciosa, Tu muerte y resurrección, he sido justificado(a), perdonado(a) y santificado(a). Abba, Padre, gracias por haber procurado para mí un camino de salvación, un camino vivo y perfecto mediante la muerte y resurrección de Tu Hijo, Jesús. Jesucristo, Tú eres mi Rey, Señor y Salvador. Tú me has trasladado de las tinieblas a Tu luz admirable otorgándome Tu propia Vida. Gracias Señor Jesús, por Ti soy Eterno(a). Juntamente contigo, ¡viviré para siempre! ¡Nunca moriré! Padre celestial, yo creo y recibo esta identidad Eterna de Hijo(a) Tuyo(a). ¡Acepto el precio que se pagó por ella! Así que, Si Tú estás por mí, ¿quién contra mí? Si no escatimaste ni a Tu propio Hijo, sino que lo entregaste por Amor a mí, ¿cómo no me darás también con Él todas las cosas? ¿Quién me acusará si soy escogido(a) de Dios? Dios, Tú mismo eres el que me justifica. ¿Quién es el que me condenará? Cristo Jesús, Tú moriste por mí; más aún, Tú, Señor, eres el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercedes por mí. ¿Quién me separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada? A todos esos males se refieren las Escrituras diciendo: "Por ser fieles a tu causa nos persiguen a muerte sin descanso; nos tratan como a ovejas destinadas al matadero".Por causa de ti somos muertos todo el tiempo; Antes, en todas estas cosas yo, ___________ (tu nombre aquí), soy más que vencedor(a) por medio de aquel que me amó. Por lo cual estoy seguro(a) de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada me podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor mío. Así que, ¡Abba! ¡Padre! Yo soy Tuyo(a), y en Cristo Jesús ya he vencido, pues mayor eres Tú, Espíritu Santo, que vives en mí y conmigo, que el que está en el mundo. Padre, ¡Todas y cada una de Tus Promesas son en mí, sí y amén! Me someto a Ti, mi Dios y Padre, me someto a Tu Palabra, resisto a Satanás y éste tiene que huir de mi vida. No recibo ni la duda, ni el temor, ni la enfermedad, ni la pobreza, ni la angustia, ni la depresión. ¡Soy sano(a)! ¡Soy libre! ¡Soy próspero(a)! ¡Soy dichoso(a)! En el nombre de Jesús. Amén.
Nota Importante:
¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el Todopoderoso?
Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:
Señor Jesús, yo creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo C. Peredo Jaime © 2012
Lectura y Meditación de la Palabra de Dios
Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Mayo 1 Hch 14 / Jos 22 / Job 31
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