jueves, 26 de febrero de 2015

¡Cómo dejar de angustiarse! ¡Cómo dejar de preocuparse!

 



26 de Febrero

¡Creyéndole a Dios, creyendo Su Palabra!

Por Riqui Ricón*

El que atiende a la palabra, prospera. ¡Dichoso el que confía en el SEÑOR! (Pro 16.20 NVI).

Dios no miente, ni falsea la Verdad. Toda instrucción que Él te da en Su Palabra es veraz y confiable. Así que, si tú decide hoy atender la Palabra de Dios y vivir conforme a los principios que Él te plantea, entonces, sin lugar a dudas, prosperarás.

Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley,  sino que de día y de noche meditarás en él,  para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito;  porque entonces harás prosperar tu camino,  y todo te saldrá bien (Jos 1.8).

¿No te parece extraño que habiéndonos revelado Dios mismo el secreto para el éxito y la prosperidad son muy pocos los que lo ponen en práctica? ¿A qué se deberá esto? ¿Será posible que después de todo lo que se dice y declara acerca de la Biblia, al final no creen que en Verdad sea la Palabra de Dios? ¿Será que Satanás está haciendo todo lo que está a su alcance y utiliza los problemas, aflicciones y enfermedades de este mundo para que tú creas que, en esta ocasión, la situación que ahora estás viviendo es demasiado difícil o complicada como para albergar alguna esperanza y eso te desanima a poner toda tu confianza en la Palabra de Dios?

He aquí que yo soy Jehová, Dios de toda carne; ¿habrá algo que sea difícil para mí? (Jer 32.27).

¿Por qué será que a los “creyentes” les cuesta tanto creer?

Sed sobrios,  y velad;  porque vuestro adversario el diablo,  como león rugiente,  anda alrededor buscando a quien devorar; al cual resistid firmes en la fe,  sabiendo que los mismos padecimientos se van cumpliendo en vuestros hermanos en todo el mundo (1 P 5.8-9).

Ciertamente Satanás y su sistema, el mundo, están en abierta campaña para destruirte y anularte. Sin embargo, tú bien sabes que él está vencido.

Y a vosotros,  estando muertos en pecados y en la incircuncisión de vuestra carne,  os dio vida juntamente con él,  perdonándoos todos los pecados, anulando el acta de los decretos que había contra nosotros,  que nos era contraria,  quitándola de en medio y clavándola en la cruz, y despojando a los principados y a las potestades,  los exhibió públicamente,  triunfando sobre ellos en la cruz (Col 2.13-15).

Cristo Jesús lo venció y ahora el pobre diablo sólo tiene sus mentiras para tratar de engañarte para confundirte y desanimarte.

Pelea la buena batalla de la fe,  echa mano de la vida eterna,  a la cual asimismo fuiste llamado,  habiendo hecho la buena profesión delante de muchos testigos (1 Ti 6.12).

Como te habrás dado cuenta, la batalla continúa y es necesario que la pelees, pues aunque Satanás ya está vencido, parece ser que él no está dispuesto a ceder ni un milímetro de terreno el cual sigue pensando que aún le pertenece.

La Biblia es extremadamente clara de cómo es que tú puedes vencer al sistema de este mundo con sus engaños y mentiras; con sus problemas, aflicciones y enfermedades:

Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo;  y esta es la victoria que ha vencido al mundo,  nuestra fe (1 Jn 5.4).

Esto es, creyéndole a Dios, creyendo Su Palabra. Esto es, haciendo de la Biblia la norma básica de tu vida hasta que tengas plena certeza de a Quién le estas creyendo y así deposites TODA tu confianza en Él.

Jehová de los ejércitos, Dichoso el hombre que en ti confía (Sal 84.12).

La sabiduría y el poder de Dios se revelan de una sencillez asombrosa: ¡Dichoso el hombre y la mujer que puedan confiar en Dios!

Es sobre este fundamento que en estos tiempos de crisis política, social y económica, Jesús mismo te anima a no estar en ansiosa inquietud. No pongas tu atención, ni tus pensamientos en los sucesos de este mundo.

Por tanto os digo: No os afanéis por vuestra vida, qué habéis de comer o qué habéis de beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir. ¿No es la vida más que el alimento, y el cuerpo más que el vestido? Mirad las aves del cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que ellas? ¿Y quién de vosotros podrá, por mucho que se afane, añadir a su estatura un codo? Y por el vestido, ¿por qué os afanáis? Considerad los lirios del campo, cómo crecen: no trabajan ni hilan; pero os digo, que ni aun Salomón con toda su gloria(G) se vistió así como uno de ellos. Y si la hierba del campo que hoy es, y mañana se echa en el horno, Dios la viste así, ¿no hará mucho más a vosotros, hombres de poca fe? (Mat 6.25-30).

El mensaje sigue siendo sencillo: ¡Confía en Dios! ¡Confía en Su Palabra!

Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él (Jn 3.16-17).

Si Dios te ama tanto que prefirió entregar a Su propio Hijo antes que perderte a ti, no dude más, pues ciertamente tu Padre celestial va cuidarte y a velar por ti.

Así que…     No os afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos? Porque los gentiles buscan todas estas cosas; pero vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas (Mat 6 31.32).

Ahora que tú estás en Cristo, Dios es tu Padre celestial y Él sabe que tú tienes necesidad de muchas cosas. Sólo te pide que no te preocupes, que no te afanes, ni te angusties, pues una sola cosa tienes que hacer:

Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas (Mat 6.33).

¿Cómo establecer el reino de Dios y su justicia en tu Vida? Ahora, la clave del asunto viene a ser la sencillez del principio:

Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe [por creerle a Dios, creyendo Su Palabra] y para fe [para creerle a Dios, creyendo Su Palabra], como está escrito: Mas el justo por la fe vivirá [por creerle a Dios, creyendo Su Palabra] (Ro 1.17).
Así que, el reino de Dios sólo lo puedes buscar con la Biblia en la mano; leyéndola y meditándola de día y de noche para que guardes y hagas conforme a todo lo que en [ella] está escrito;  porque entonces harás prosperar tu camino,  y todo te saldrá bien.

Oremos en voz audible:

Amado Padre celestial, quiero agradecerte por tanto y tan grande Amor, que estando yo muerto(a) en delitos y pecados Tú me diste Vida juntamente con Cristo. Señor Jesús, sé que el ladrón sólo viene a hurtar, matar y destruir, pero Tú has venido a mí para darme Vida, y Vida Abundante. Por lo que hiciste por mí al morir en esa cruz y resucitar venciendo a la muerte, ahora yo tengo Vida Eterna. ¡Soy un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo! Por lo tanto, voy a poner toda mi atención a la instrucción que este día me das; voy a atender a Tu Palabra y hacer de La Biblia la norma máxima de mi existencia; yo sí creo a Tu indicación y la voy a leer y meditar de día y de noche para guardarla en mi corazón y poner en práctica todo lo que en ella está escrito. Voy a buscar y establecer primeramente Tu reino, Señor, y sé que todas mis necesidades serán suplidas, pues de acuerdo a Tu Palabra, yo, _________ (tu nombre aquí), haré prosperar mi camino y todo me saldrá bien. Por lo tanto, creo y declaro que de todo problema, angustia o enfermedad voy a salir más que vencedor(a) por medio de Aquel que me amó, Cristo Jesús. ¡Soy sano(a)! ¡Soy libre! ¡Soy próspero(a)! ¡Soy más que vencedor(a)! Y, por la Palabra de Dios, soy dichoso(a) para vivir una vida plena y abundante. Muchas gracias, Señor Jesús. Gracias por esta Nueva Vida en Plenitud que ahora tengo. Gracias por mi sanidad. Gracias por mi salud. Gracias por mi prosperidad. Gracias por el Amor, la paz y el gozo que ahora disfruto. En el nombre de Jesús. Amén

 Nota Importante:

¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el Todopoderoso?

Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:

Señor Jesús, yo creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.

*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2011

 


Lectura y Meditación de la Palabra de Dios

Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.

Febrero 26       Mat 6.19-34 /  Ex 35-36 /  Pro 16

 





 

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