¡Creyéndole a Dios, creyendo Su Palabra!
Por Riqui Ricón*
El que atiende a la palabra, prospera. ¡Dichoso el que confía en el
SEÑOR! (Pro
16.20 NVI).
Dios no miente, ni falsea la
Verdad. Toda instrucción que Él te da en Su Palabra es veraz y confiable. Así
que, si tú decide hoy atender la Palabra de Dios y vivir conforme a los
principios que Él te plantea, entonces, sin lugar a dudas, prosperarás.
Nunca se apartará de tu boca este
libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo
que en él está escrito; porque entonces
harás prosperar tu camino, y todo te
saldrá bien (Jos
1.8).
¿No te parece extraño que
habiéndonos revelado Dios mismo el secreto para el éxito y la prosperidad son
muy pocos los que lo ponen en práctica? ¿A qué se deberá esto? ¿Será posible
que después de todo lo que se dice y declara acerca de la Biblia, al final no
creen que en Verdad sea la Palabra de Dios? ¿Será que Satanás está haciendo
todo lo que está a su alcance y utiliza los problemas, aflicciones y
enfermedades de este mundo para que tú creas que, en esta ocasión, la situación
que ahora estás viviendo es demasiado difícil o complicada como para albergar
alguna esperanza y eso te desanima a poner toda tu confianza en la Palabra de
Dios?
He aquí que yo soy Jehová, Dios de toda carne; ¿habrá algo que sea
difícil para mí? (Jer 32.27).
¿Por qué será que a los “creyentes”
les cuesta tanto creer?
Sed sobrios, y velad; porque vuestro adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar; al
cual resistid firmes en la fe, sabiendo
que los mismos padecimientos se van cumpliendo en vuestros hermanos en todo el
mundo (1 P 5.8-9).
Ciertamente Satanás y su sistema,
el mundo, están en abierta campaña para destruirte y anularte. Sin embargo, tú
bien sabes que él está vencido.
Y a vosotros, estando muertos
en pecados y en la incircuncisión de vuestra carne, os dio vida juntamente con él, perdonándoos todos los pecados, anulando el
acta de los decretos que había contra nosotros,
que nos era contraria, quitándola
de en medio y clavándola en la cruz, y despojando a los principados y a las
potestades, los exhibió
públicamente, triunfando sobre ellos en
la cruz (Col 2.13-15).
Cristo Jesús lo venció y ahora
el pobre diablo sólo tiene sus mentiras para tratar de engañarte para confundirte
y desanimarte.
Pelea la buena batalla de la fe,
echa mano de la vida eterna, a la
cual asimismo fuiste llamado, habiendo
hecho la buena profesión delante de muchos testigos (1
Ti 6.12).
Como te habrás dado cuenta,
la batalla continúa y es necesario que la pelees, pues aunque Satanás ya está
vencido, parece ser que él no está dispuesto a ceder ni un milímetro de terreno
el cual sigue pensando que aún le pertenece.
La Biblia es extremadamente
clara de cómo es que tú puedes vencer al sistema de este mundo con sus engaños
y mentiras; con sus problemas, aflicciones y enfermedades:
Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha vencido al
mundo, nuestra fe (1
Jn 5.4).
Esto es, creyéndole a Dios,
creyendo Su Palabra. Esto es, haciendo de la Biblia la norma básica de tu vida
hasta que tengas plena certeza de a Quién le estas creyendo y así deposites
TODA tu confianza en Él.
Jehová de los ejércitos, Dichoso el hombre que en ti confía (Sal
84.12).
La sabiduría y el poder de
Dios se revelan de una sencillez asombrosa: ¡Dichoso el hombre y la mujer que
puedan confiar en Dios!
Es sobre este fundamento que
en estos tiempos de crisis política, social y económica, Jesús mismo te anima a
no estar en ansiosa inquietud. No pongas tu atención, ni tus pensamientos en
los sucesos de este mundo.
Por tanto os digo: No os afanéis por vuestra vida, qué habéis de comer
o qué habéis de beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir. ¿No es la
vida más que el alimento, y el cuerpo más que el vestido? Mirad las aves del
cielo, que no siembran, ni siegan, ni recogen en graneros; y vuestro Padre
celestial las alimenta. ¿No valéis vosotros mucho más que ellas? ¿Y quién de
vosotros podrá, por mucho que se afane, añadir a su estatura un codo? Y por el
vestido, ¿por qué os afanáis? Considerad los lirios del campo, cómo crecen: no
trabajan ni hilan; pero os digo, que ni aun Salomón con toda su gloria(G) se vistió así como uno de ellos. Y si la
hierba del campo que hoy es, y mañana se echa en el horno, Dios la viste así,
¿no hará mucho más a vosotros, hombres de poca fe? (Mat
6.25-30).
El mensaje sigue siendo
sencillo: ¡Confía en Dios! ¡Confía en Su Palabra!
Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo
unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida
eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino
para que el mundo sea salvo por él (Jn 3.16-17).
Si Dios te ama tanto que
prefirió entregar a Su propio Hijo antes que perderte a ti, no dude más, pues
ciertamente tu Padre celestial va cuidarte y a velar por ti.
Así que… No os
afanéis, pues, diciendo: ¿Qué comeremos, o qué beberemos, o qué vestiremos? Porque
los gentiles buscan todas estas cosas; pero vuestro Padre celestial sabe que
tenéis necesidad de todas estas cosas (Mat 6 31.32).
Ahora que tú estás en
Cristo, Dios es tu Padre celestial y Él sabe que tú tienes necesidad de muchas
cosas. Sólo te pide que no te preocupes, que no te afanes, ni te angusties,
pues una sola cosa tienes que hacer:
Mas buscad primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas
cosas os serán añadidas (Mat 6.33).
¿Cómo establecer el reino de
Dios y su justicia en tu Vida? Ahora, la clave del asunto viene a ser la
sencillez del principio:
Porque en el
evangelio la justicia de Dios se revela por fe [por creerle a Dios,
creyendo Su Palabra] y para fe [para creerle a Dios,
creyendo Su Palabra], como está escrito: Mas el
justo por la fe vivirá [por creerle a Dios, creyendo Su Palabra]
(Ro
1.17).
Así que, el reino de
Dios sólo lo puedes buscar con
la Biblia en la mano; leyéndola y meditándola de día y de noche para que guardes y hagas conforme a todo lo que en
[ella]
está escrito; porque entonces harás prosperar tu
camino, y todo te saldrá bien.
Oremos en voz
audible:
Amado Padre
celestial, quiero agradecerte por tanto y tan grande Amor, que estando yo
muerto(a) en delitos y pecados Tú me diste Vida juntamente con Cristo. Señor Jesús,
sé que el ladrón sólo viene a hurtar, matar y destruir, pero Tú has venido a mí
para darme Vida, y Vida Abundante. Por lo que hiciste por mí al morir en esa
cruz y resucitar venciendo a la muerte, ahora yo tengo Vida Eterna. ¡Soy un(a)
Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo! Por lo tanto, voy a poner toda mi atención
a la instrucción que este día me das; voy a atender a Tu Palabra y hacer de La
Biblia la norma máxima de mi existencia; yo sí creo a Tu indicación y la voy a
leer y meditar de día y de noche para guardarla en mi corazón y poner en
práctica todo lo que en ella está escrito. Voy a buscar y establecer
primeramente Tu reino, Señor, y sé que todas mis necesidades serán suplidas,
pues de acuerdo a Tu Palabra, yo, _________ (tu nombre aquí), haré prosperar mi
camino y todo me saldrá bien. Por lo tanto, creo y declaro que de todo
problema, angustia o enfermedad voy a salir más que vencedor(a) por medio de
Aquel que me amó, Cristo Jesús. ¡Soy sano(a)! ¡Soy libre! ¡Soy próspero(a)!
¡Soy más que vencedor(a)! Y, por la Palabra de Dios, soy dichoso(a) para vivir
una vida plena y abundante. Muchas gracias, Señor Jesús. Gracias por esta Nueva
Vida en Plenitud que ahora tengo. Gracias por mi sanidad. Gracias por mi salud.
Gracias por mi prosperidad. Gracias por el Amor, la paz y el gozo que ahora
disfruto. En el nombre de Jesús. Amén
Nota Importante:
¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo
establezco una relación con el Todopoderoso?
Sólo haz la siguiente oración en
voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a
Dios:
Señor Jesús, yo creo que eres el
Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis
pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí
acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa
derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a
entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi
único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios
Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a
Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido
de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más
estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo C. Peredo
Jaime © 2011
Lectura
y Meditación de la Palabra de Dios
Haz
estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Febrero 26 Mat 6.19-34 / Ex 35-36 / Pro 16
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