6 de Septiembre
¡Sin fe es imposible!
Por Riqui Ricón*
Jesús le dijo: ¿No te he dicho que si crees, verás la gloria de Dios? (Jn 11.40).
Esta es la respuesta que
Jesús le dio a Marta cuando ésta le reprochó: ¡Pero Señor, ya hiede! ¡Hace cuatro días que murió!
Marta se espantó ante la
orden de Jesús de remover la piedra del sepulcro donde se encontraba el cadáver
de su hermano Lázaro, pues, después de todo, hacía ya cuatro días que éste
había muerto y, cómo ella misma había dicho, si Jesús hubiera estado ahí a
tiempo, Lázaro no habría muerto, y ahora Jesús se traía algo entre manos. ¿Ahora?
¿Después de cuatro días en el sepulcro?
¡Cuán cotidianamente los
Hijos de Dios Nacidos de Nuevo se encuentran en la misma posición de Marta! Ante
la contundente evidencia que les muestra la realidad, de plano olvidan las
palabras de Jesús, ¿No
te he dicho que si crees, verás la gloria de Dios?
¿Por qué sucede esto? Porque
el ser humano está absolutamente embebido del sistema que rige a este mundo y
porque a pesar de que las pautas y valores de este mundo son totalmente
ilusorios, el ser humano NO se puede abstraer de dicho sistema. Para explicar
esto satisfactoriamente es necesario analizar el origen del problema.
o
La forma en que el común de los mortales encara
la realidad está basada, primeramente, en las mentiras de Satanás:
Pero la serpiente le dijo a la mujer: ¡No es cierto, no van a morir! Dios sabe muy bien que, cuando coman de ese árbol, se les abrirán los ojos y llegarán a ser como
Dios, conocedores del bien y del mal (Gen
3.4-5 NVI).
o
Se fundamenta también en los impresionables
sentidos del ser humano,
La mujer vio que el
fruto del árbol era bueno para comer, y
que tenía buen aspecto y era deseable
para adquirir sabiduría, así que tomó de
su fruto y comió. Luego le dio a su
esposo, y también él comió (Gen
3.6 NVI).
o
Y, por último, se enraíza en el miedo que la
duda produce,
Cuando el día comenzó a refrescar,
oyeron el hombre y la mujer que Dios andaba recorriendo el jardín; entonces corrieron a esconderse entre los
árboles, para que Dios no los viera.
Pero Dios el Señor llamó al hombre y le dijo:
¿Dónde estás? El hombre contestó:
Escuché que andabas por el jardín,
y tuve miedo porque
estoy desnudo. Por eso me escondí
(Gen 3.8-10 NVI).
La buena noticia respecto a
todo esto es que, gracias al sacrificio de Jesús, y por haberlo tú aceptado
como Señor y Salvador de tu vida, ahora eres Nueva criatura. Tú eres un(a)
Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo y YA NO ESTÁS sujeto(a) al sistema de este
mundo.
Yo les he entregado tu palabra, y
el mundo los ha odiado porque no son del mundo,
como tampoco yo soy del mundo. No te pido que los quites del mundo, sino que los protejas del maligno. Ellos no
son del mundo, como tampoco lo soy yo (Jn
17.14-16).
De hecho, en Cristo Jesús,
tú has vencido al mundo,
Hijitos, ustedes son de Dios y han vencido a esos mentirosos, porque el
que está en ustedes es más poderoso que el que está en el mundo (1 Jn
4.4 DHH).
¡La mejor noticia es que el
sacrificio de Jesús fue completo, perfecto y acabado!
Cuando Jesús hubo tomado el vinagre, dijo: Consumado es. Y habiendo inclinado la cabeza, entregó el
espíritu (Jn 19.30).
Sin importar
lo que tus sentidos o tus emociones te quieran decir, tu Nueva Naturaleza, tu
Nuevo Nacimiento, es un hecho consumado, perfecto y acabado. Fue establecido
por la Palabra de Dios y realizado por el mismísimo unigénito Hijo de Dios, Cristo
Jesús.
Y ciertamente todo sacerdote está día tras día ministrando y ofreciendo
muchas veces los mismos sacrificios, que nunca pueden quitar los pecados;
pero Cristo, habiendo ofrecido
una vez para siempre un solo sacrificio por los pecados, se ha sentado
a la diestra de Dios, de ahí en adelante esperando hasta que sus
enemigos sean puestos por estrado de sus pies; porque con una sola ofrenda hizo
perfectos para siempre a los santificados (He 10.11-14).
¡Ya no hay que añadirle
nada! ¡No hay nada más que puedas o debas hacer! Ahora tan sólo te toca creer, creerle
a Dios, creerle a Su Palabra, y recibir con gratitud y gozo lo que compró con
Su Sangre al morir en esa cruz y resucitar venciendo a la muerte por ti.
Pues han nacido de nuevo pero no a una vida que pronto se acabará. Su
nueva vida durará para siempre porque proviene de la eterna y viviente palabra
de Dios (1 P 1.23 NTV).
Hoy sabes, por el gran Amor
que Dios siente por ti, que has Nacido de Nuevo no de una simiente
corruptibles, sino de la semilla incorruptible que es la Palabra de Dios que
vive y permanece para siempre.
Todo el que cree que Jesús es el Cristo,
ha nacido de Dios
(1 Jn 1.5a).
¿Crees tú que Jesús es el
mesías Salvador de la humanidad? Si es así, entonces, ¡Tú eres un(a) Hijo(a) de
Dios Nacido(a) de Nuevo!
porque todo el que ha nacido de Dios vence al mundo. Ésta es la victoria
que vence al mundo: nuestra fe
(1 Jn 5.4).
Como Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo tienes la
fe de Jesucristo. Es esta fe (que no es otra cosa que creerle a Dios creyendo
Su Palabra), lo que te permite vencer sobre la contundente evidencia que te
presenta la realidad de tus problemas, aflicciones o enfermedades. Éstas no son
definitivas. Lo único definitivo es la Verdad y la Verdad es la Palabra de
Dios.
Jesús preguntó al padre: ¿Cuánto tiempo hace que le sucede esto? Y él
dijo: Desde niño. Y muchas veces le echa en el fuego y en el agua,
para matarle; pero si puedes hacer algo, ten misericordia de nosotros, y
ayúdanos. Jesús le dijo: Si puedes creer, al que cree todo le es
posible. E inmediatamente el padre del muchacho clamó y dijo:
Creo; ayuda mi incredulidad (Mar 9.21-24).
¡Al que cree
todo le es posible! No importa que tu situación sea tan difícil que parezca que
ya no hay nada que hacer: ¡Pero
Señor, ya hiede! ¡Hace cuatro días que murió!
¡Al que cree
todo le es posible! Y, cuando tu realidad parezca tan abrumadora que te cueste
trabajo creer, aun así, tú puedes acudir a Él para que te ayude a creer. ¡Qué
Amor más asombroso!
Jesús le preguntó al padre: -¿Cuánto tiempo ha estado así? El hombre le
respondió. -Ha estado así desde que era niño. Varias veces lo ha tirado al
fuego o al agua para matarlo. Por favor, si puedes hacer algo, ten compasión de
nosotros y ayúdanos. Jesús le dijo: -No digas: 'Si puedes hacer algo', todo es
posible para el que cree. Entonces, el padre del muchacho gritó muy fuerte:
-¡Creo, ayúdame a creer aún más!
(Mar
9.21-24 PDT).
Así que, puedes confiar en Dios, tu Padre. En medio
de cualquier problema, angustia o enfermedad, puedes recibir la dicha de
confiar en Él, pues sabes que sabes, que si Dios te da en Su Palabra alguna
promesa tocante a tu necesidad, entonces Él lo va a cumplir; si Dios lo habló,
entonces Él lo va a ejecutar.
Jehová de los ejércitos, Dichoso el hombre que en ti confía (Sal 84.12).
Esta dicha y paz que sobrepasa todo entendimiento
sólo te la proporciona el saber y creer que Dios tiene Palabra de Honor y que,
por lo tanto, primero el cielo y la tierra dejan de existir antes que Él deje
de cumplir lo que ha dicho.
Jesús le dijo: ¿No te he dicho que si crees, verás la gloria de Dios? (Jn 11.40).
Esta es la única forma de vivir mirando la gloria
de Dios.
Oremos en voz audible:
Amado Padre
celestial, gracias por tanto y tan grande Amor con que me has amado que siendo
yo un(a) pecador(a) entregaste a Tu Hijo, Jesucristo, para pagar todas mis
deudas y así hacerme a mí un(a) Hijo(a) Tuyo(a) igual a Jesús. Oh Dios, es algo
tan asombroso saberme amado(a) de tal manera. Jesús, por Tu sacrificio en la
cruz, por Tu Sangre preciosa, Tu muerte y resurrección, he sido justificado(a),
perdonado(a), santificado(a) y ¡glorificado(a)! ¡Sí! ¡Glorificado(a)! Porque a
los que antes conociste, también los predestinaste para que fuesen hechos
conformes a la imagen de Tu Hijo, para que así, Jesús sea el primogénito entre
muchos hermanos. Y a los que predestinaste, a éstos también llamaste;
y a los que llamaste, a éstos también justificaste; y a los que justificaste, a
éstos también glorificaste. Gracias por haber procurado
para mí un camino de salvación, un camino vivo y perfecto mediante la muerte y
resurrección de Tu Hijo, Jesús. Jesucristo, Tú eres mi Rey, Señor y Salvador.
Tú me has trasladado de las tinieblas a Tu luz admirable otorgándome Tu propia
Vida. Gracias Señor Jesús, por Ti soy Eterno(a). Juntamente contigo, ¡viviré
para siempre! ¡Nunca moriré! Padre celestial, yo creo y recibo esta identidad
Eterna de Hijo(a) Tuyo(a). ¡Acepto el precio que se pagó por ella! Así que, Si Tú
estás por mí, ¿quién contra mí? Si no escatimaste ni a Tu propio
Hijo, sino que lo entregaste por Amor a mí, ¿cómo no me darás también con Él
todas las cosas? ¿Quién me acusará si soy escogido(a) de Dios?
Dios, Tú mismo eres el que me justifica. ¿Quién es el que me condenará?
Cristo Jesús, Tú moriste por mí; más aún, Tú, Señor, eres el que también
resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercedes
por mí. ¿Quién me separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o
angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada? A
todos esos males se refieren las Escrituras diciendo: "Por ser fieles a tu
causa nos persiguen a muerte sin descanso; nos tratan como a ovejas destinadas
al matadero".Por causa de ti somos muertos
todo el tiempo; Antes, en todas estas cosas yo, ___________ (tu nombre aquí), soy
más que vencedor(a) por medio de aquel que me amó. Por lo cual
estoy seguro(a) de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni
potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo
profundo, ni ninguna otra cosa creada me podrá separar del amor de Dios, que es
en Cristo Jesús Señor mío. Así que, ¡Abba! ¡Padre! Yo soy Tuyo(a), y en Cristo
Jesús ya he vencido, pues mayor eres Tú, Espíritu Santo, que vives en mí y
conmigo, que el que está en el mundo. Padre, ¡Todas y cada una de Tus Promesas
son en mí, sí y amén! Me someto a Ti, mi Dios y Padre, me someto a Tu Palabra,
resisto a Satanás y éste tiene que huir de mi vida. No recibo ni la duda, ni el
temor, ni la enfermedad, ni la pobreza, ni la angustia, ni la depresión. ¡Soy
sano(a)! ¡Soy libre! ¡Soy próspero(a)! ¡Soy dichoso(a)! ¡Soy un(a) Hijo(a) de
Dios Nacido(a) de Nuevo! En el nombre de Jesús. Amén.
Nota Importante:
¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el
Todopoderoso?
Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu
atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:
Señor Jesús, yo
creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para
pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día
de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre
preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te
invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú
seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios
Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a
Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido
de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más
estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo C. Peredo
Jaime © 2011
Lectura
y Meditación de la Palabra de Dios
Haz
estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Septiembre
6 Jn
11.28-57 / 2 Cr 12-13 / Sal
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