26 de Septiembre
¡Creyendo quien tú eres!
Por Riqui Ricón*
Hijitos, vosotros sois
de Dios, y los habéis vencido; porque mayor es el que está en vosotros, que el
que está en el mundo (1 Jn 4.4).
Dios te dice
claramente en Su Palabra que (y recuerda siempre que Él no miente), tú eres de
Él, que fuiste comprado(a) al precio de la Sangre y de la Vida de Su Hijo
Jesús, el cual te amó y se entregó a Sí mismo por ti. Ahora, tú eres de Dios y,
por lo tanto, tú ya has vencido pues mayor es Él, quien ahora está en ti y
contigo, que cualquiera que esté en el mundo (en contra de ti).
Sólo nos queda decir que si Dios está de nuestra parte, nadie podrá
ponerse en contra nuestra (Ro 8.31 BLS).
Te invito a
que leas y declares lo siguiente en voz audible, mientras lo meditas
lentamente: Yo, ______________ (pon tu nombre aquí), soy de Dios, fui comprado(a)
a precio de la Sangre y de la Vida de Cristo Jesús, el cual me amó y se entregó
a sí mismo por mí. Ahora soy del Padre, le pertenezco a Él y soy un(a) Hijo(a)
de Dios Nacido(a) de Nuevo, por lo tanto ya he vencido las mentiras del diablo.
En todas las cosas soy más que vencedor(a) pues mayor es Dios, quien está en mí
y conmigo, que cualquiera que esté en el mundo. No hay enfermedad, problema,
circunstancia o pecado que me pueda derrotar. En el nombre de Jesús. Amén.
Si te das
cuenta, este es un estilo de vida totalmente nuevo, que realmente te ofrece plena
victoria pues no depende de lo que hiciste o estés haciendo con tu vida, sino
de lo que Cristo Jesús hizo en la cruz POR AMOR a ti.
Porque por gracia eres
salvo(a) por medio de la fe; y esto no de ti, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe (Efe 2.8-9 paráfrasis).
Así que, la
única forma en que tú podrías ser derrotado(a) en esta vida, sería si sigues escuchando
y atendiendo a la voz del espíritu de temor y condenación, quien continuamente
te acusará, asegurándote que, por la forma en que piensas, hablas y actúas no
eres digno(a) de llamarte vencedor(a) y mucho menos Hijo(a) de Dios.
Si éste
fuera tu caso, yo que tú, le recordaría a esa voz cuál es la Verdad; le
hablaría a ese pensamiento diciéndole que la Biblia es la Palabra de Honor de
Dios y por lo tanto es la única Verdad y si la Biblia dice que Él te ama tanto
que prefirió entregar a su propio Hijo antes que perderte a ti, entonces, sin
lugar a dudas, tú eres amado(a) de Dios no por lo que hiciste o estés haciendo
sino porque Él decidió amarte.
Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito,
para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque
no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo
sea salvo por él (Jn 3.16).
Háblale a
esa voz de duda y desánimo y dile que si en la Biblia, Él te llama Su Hijo(a),
entonces, le guste o no, tú eres lo que Dios dice que eres y no otra cosa.
¡Fíjense qué gran amor nos ha dado el Padre, que se nos llame hijos de Dios! ¡Y lo somos!
El mundo no nos conoce, precisamente
porque no lo conoció a él (1 Jn 3.1 NVI).
Recuérdale que
si la Biblia dice que ahora, en Cristo Jesús, tú has Nacido de Nuevo de la
incorruptible semilla que es Su Palabra, entonces, le guste o no, ahora tú eres
incorruptible.
porque en vosotros se ha operado un nuevo nacimiento, que ya no es
debido a una simiente corruptible, sino a la incorruptible y permanente palabra
de Dios (1 P 1.23 CST).
Asegúrale al
demonio que si llegas a caer (pues si
decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos, y la verdad no
está en nosotros) ya no vas a huir de Dios, tu
Padre, sintiéndote todo(a) condenado(a), sino que correrás hacia Él, pues
ahora, como Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo, te arrepientes de todo corazón
y cambias tu forma de pensar de ti mismo(a) y, por lo tanto, automáticamente
cambias tu forma de actuar.
Confesando
tus pecados RECIBES Su perdón pues Dios es fiel y justo para perdonar tus pecados, y limpiarte de toda maldad (1 Jn 1.8-9).
Así que, el diablo, y sus mentiras, están
totalmente derrotados.
En cuanto a la pasada manera de vivir, despojaos del viejo hombre, que
está viciado conforme a los deseos engañosos, y renovaos en el
espíritu de vuestra mente, y vestíos del nuevo hombre, creado
según Dios en la justicia y santidad de la verdad (Efe 4.22-24).
Tu pasada manera de vivir y tu viejo(a) hombre
(mujer) no existen más, murieron en la cruz del calvario y quedaron sepultados
en esa cueva, juntamente con Jesús. ¡Eso es lo que sucedió! ¡Esta es la Verdad!
¡Renuévate en el espíritu de tu mente con la Palabra de Dios! Pon la Biblia en
tu mente, boca y corazón para que así puedas vestirte de ese(a) Nuevo(a) hombre
(mujer), que ahora tú eres, creado(a) según Dios en la justicia y santidad de
la Verdad.
De modo que si alguno está en Cristo, nueva
criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas (2 Cor
5.17).
Ahora, esto sólo es posible si crees lo que dice la
Biblia, pues recuerda que sin fe, sin creerle a Dios, creyendo lo que dice Su
Palabra, es imposible agradar a Dios.
Cuando Jesús hubo tomado el vinagre, dijo:
Consumado es. Y habiendo inclinado la cabeza, entregó el espíritu (Jn
19.30).
La obra que Jesucristo realizó en la cruz por Amor
a ti, es perfecta, completa y acabada. Él no dio Su Vida para darte una
victoria momentánea sobre el pecado y la muerte para luego dejarte y ver si
ahora tú podías vencerles. ¡No! ¡Nada de eso! Él te hizo más que vencedor(a) de
una vez por todas y para siempre.
Y ciertamente todo sacerdote está día tras día ministrando y ofreciendo
muchas veces los mismos sacrificios, que nunca pueden quitar los pecados;
pero Cristo, habiendo ofrecido
una vez para siempre un solo sacrificio por los pecados, se ha sentado
a la diestra de Dios, de ahí en adelante esperando hasta que sus
enemigos sean puestos por estrado de sus pies; porque con una sola ofrenda hizo
perfectos para siempre a los santificados (He 10.11-14).
Por esto, la
Escritura dice acerca de ti que:
Antes, en todas estas cosas eres más que vencedor(a) por medio de aquel
que te amó (Ro 8.37 paráfrasis).
Ahora, gracias al precio que se pagó para ello,
eres un(a) Victorioso(a) Hijo(a) del Rey; y ni el pecado, ni la muerte, tienen
nada en ti. Eres exactamente como Jesús es, ni más, ni menos.
De esta manera se hace realidad el amor en nosotros, para que en el día
del juicio tengamos confianza; porque nosotros somos en este mundo tal como es
Jesucristo (1
Jn 4.17 DHH).
Lo que te hace perfecto ante Dios no es que no
peques sino que CREAS en Su Palabra; que CREAS en Su Amor; que CREAS que el
sacrificio de Jesús fue completo, perfecto y acabado; que CREAS que cuando
aceptaste a Jesucristo como Señor y Salvador de tu vida fuiste transformado por
la Palabra de Dios (1 P 1.23); que CREAS que estando muerta(o) en delitos y
pecados RECIBISTE vida juntamente con Cristo (Efe 2.5); que CREAS que fuiste
trasladado(a) de las tinieblas a Su luz admirable (1 P 2.9); que CREAS que
pasaste de muerte a vida (Jn 11.25); que CREAS que tu vieja naturaleza pecadora
murió en esa cruz (Gal 2.20); que CREAS que ¡tú NACISTE DE NUEVO! (1 Jn 5.1) y
que CREAS que Su Gracia te es más que suficiente (2 Co 12.9).
Oremos en voz audible:
Amado Padre celestial, gracias porque cada día
comprendo más lo que hiciste por Amor a mí. Gracias porque en Cristo Jesús me
transformaste de ser un(a) perdedor(a) a ser más que vencedor(a), de pecador(a)
a Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo. Soy santo(a), justo(a) y perfecto(a). De todos
mis pecados me arrepiento, los confieso delante de Ti y recibo Tu perdón.
Muchas gracias, pues por éste, Tu Amor tan grande por mí, hoy puedo declarar
con TODA CERTEZA, que yo, ____________ (tu nombre aquí),
habito a Tu abrigo y moro bajo Tu sombra, omnipotente Dios. Tú eres mi
esperanza y mi castillo. Yo en Ti confío. Tú me libras del lazo del cazador, de
la peste destructora. Me cubres con Tus plumas y debajo de Tus alas estoy seguro(a).
Escudo y adarga es Tu verdad. Así que, no voy a temer al terror nocturno, ni
saeta que vuele de día, ni pestilencia que ande en oscuridad, ni mortandad que
en medio del día destruya, pues caerán a mi lado mil y diez mil a mi diestra
mas a mí no llegará. Ciertamente con mis ojos miraré y veré la recompensa de
los impíos. Porque te he puesto a Ti, mi Dios, que eres mi esperanza, a Ti,
Altísimo, por mi habitación, por lo tanto, No me sobrevendrá mal, Ni plaga
tocará mi morada. Pues a Tus ángeles mandarás acerca de mí, que me guarden en
todos mis caminos. En sus manos me llevarán, para que mi pie no tropiece en
piedra. Sobre el león y el áspid pisaré; Hollaré al cachorro del león y al
dragón. Por cuanto en Ti, Padre celestial, he puesto mi amor, Tú también me
librarás; me pondrás en alto, por cuanto he conocido Tu nombre. Te invocaré, y Tú
me responderás; conmigo estarás Tú en la angustia; me librarás y me glorificarás.
Me saciarás de larga vida, y me mostrarás Tu salvación. Así que, ¡Abba! ¡Padre!
Yo soy Tuyo(a) y Tu eres mío. En Cristo Jesús ya he vencido, pues mayor eres
Tú, Espíritu Santo, que vives en mí y conmigo, que el que está en el mundo.
Padre, ¡Todas y cada una de Tus Promesas son en mí, sí y amén! Me someto a Ti,
mi Dios y Padre, me someto a Tu Palabra, resisto a Satanás y éste tiene que
huir de mi vida. No recibo ni la duda, ni el temor, ni la enfermedad, ni la
pobreza, ni la angustia, ni la depresión. ¡Soy sano(a)! ¡Soy libre! ¡Soy
próspero(a)! ¡Soy dichoso(a)! En el nombre de Jesús. Amén.
Nota Importante:
¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el
Todopoderoso?
Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu
atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:
Señor Jesús, yo
creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para
pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día
de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre
preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te
invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú
seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios
Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a
Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido
de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más
estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo C. Peredo
Jaime © 2011
Lectura
y Meditación de la Palabra de Dios
Haz
estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Septiembre
26 1 Jn
4 /
Es 1-2 / Sal 91
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