14 de Marzo
¡Nunca desarraigado(a)!
Por Riqui Ricón*
Pero
respondiendo él, dijo: Toda planta que no plantó mi Padre celestial, será
desarraigada. Dejadlos; son ciegos guías de ciegos; y si el ciego
guiare al ciego, ambos caerán en el hoyo (Mat 15.13-14).
Toda planta nace de una semilla y toda planta
cultivada para que dé fruto fue sembrada por alguien. En tu caso la semilla es
la Palabra de Dios y al creer que Jesús es el Cristo, el Mesías Salvador de
todos los hombres esta semilla te dio Vida Eterna haciéndote Nacer de Nuevo
como un(a) Hijo(a) de Dios.
porque en vosotros se ha operado un nuevo nacimiento, que ya no es debido a una simiente
corruptible, sino a la incorruptible
y permanente palabra de Dios
(1 Ped 1.23 CST).
Así que tú has Nacido de Nuevo por la Palabra de
Dios y por lo tanto, ahora Dios es tu Padre.
Todo
aquel que cree que Jesús es el Cristo, es nacido de Dios (1 Jn 5.
1a).
Tu Padre te plantó y no te desarraiga sino que te
cultiva y te cuida.
Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas
obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas (Efe 2.10).
La Biblia, que es la Palabra de Dios y no miente,
establece claramente que ahora tú eres hechura Suya, un(a) Hijo(a) Nacido(a) de
Nuevo; amado(a) del Padre; creado(a) de Nuevo en Cristo Jesús con el propósito
de manifestar las buenas obras de Dios.
Respondió
entonces Jesús, y les dijo: De cierto, de cierto os digo: No puede el Hijo
hacer nada por sí mismo, sino lo que ve hacer al Padre; porque todo lo que el
Padre hace, también lo hace el Hijo igualmente. Porque el Padre
ama al Hijo, y le muestra todas las cosas que él hace; y mayores obras que
estas le mostrará, de modo que vosotros os maravilléis (Jn 5.19-20).
Al aceptar lo que Jesús hizo
al morir y resucitar por Amor a ti, recibiste la Vida Eterna de un(a) Hijo(a)
de Dios y la única diferencia que existe entre Jesucristo y tú es que Él es tu
hermano mayor.
Porque
a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos
conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos
hermanos (Rom 8.29).
Sin lugar a dudas que Dios te
ama tanto que prefirió entregar a Su único Hijo antes que perderte a ti.
Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito,
para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque
no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo
sea salvo por él (Jn 3.16-17).
La Biblia, que es la Palabra
de Dios y no puede mentir, es muy clara y determinante para enseñarte que Dios
Padre y Cristo Jesús hicieron todo esto con el propósito de rescatarte de la
muerte eterna a la que te dirigías para hacer de ti un(a) legítimo Hijo(a) de
Dios. ¡Exactamente igual a Jesús!
MIREN CUÁNTO NOS ama el Padre
celestial que permite que seamos llamados hijos de Dios. ¡Y lo mas maravilloso
es que de veras lo somos! Naturalmente, como la mayoría de la gente no conoce a
Dios, no comprende por qué lo somos (1 Jua 3.1
BAD).
Así que, caer en el hoyo no es para nada tu destino.
Tu destino es ser arraigado(a) y cimentado(a) en Su amor hasta que seas lleno(a)
del propósito y de la plenitud de Dios.
para
que habite Cristo por la fe en vuestros corazones, a fin de que, arraigados y cimentados en amor, seáis
plenamente capaces de comprender con todos los santos cuál sea la anchura, la
longitud, la profundidad y la altura, y de conocer el amor de
Cristo, que excede a todo conocimiento, para
que seáis llenos de toda la plenitud de Dios (Efe
3.17-19).
Es por la fe [por creerle a Dios creyendo Su
Palabra], que Cristo Jesús habita en tu corazón. Es por fe, porque Dios lo dice
así en Su Palabra, que ahora, en Cristo, tú has sido arraigado(a) [no
desarraigado(a)] y cimentado(a) en amor para que puedas experimentar toda la
plenitud de Dios.
Asimismo
tomó también la copa, después de haber cenado, diciendo: Esta copa es el nuevo
pacto en mi sangre; haced esto todas las veces que la bebiereis, en memoria
de mí (1 Cor 11.25).
¿Qué significa realmente todo esto? Significa que
creyéndole a Dios, creyendo lo que dice Su Palabra, creyendo a la semilla que
te hizo Nacer de Nuevo, has entrado al Nuevo Pacto en la Sangre de Jesús.
Esparciré
sobre vosotros agua limpia, y seréis limpiados de todas vuestras inmundicias; y
de todos vuestros ídolos os limpiaré (Eze 36.25).
¡Haz sido lavado y limpiado por
la Sangre de Jesús y por la Palabra de Dios!
Os
daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitaré de
vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne (Eze 36.26).
¡Eres espíritu nuevo con un nuevo
corazón!
Y
pondré dentro de vosotros mi Espíritu, y haré que andéis en mis estatutos, y
guardéis mis preceptos, y los pongáis por obra (Eze 36.27).
Y, por si fuera poco, ¡tienes
al Espíritu Santo, Dios mismo, viviendo y morando en ti y contigo!
Y todo esto por Amor, pues es por amor que Dios
prefirió entregar a Su propio Hijo para pagar todos tus pecados, antes que
perderte a ti. Es en Su amor que estás y permaneces arraigado(a) y cimentado(a) para ser lleno(a) de toda la plenitud de
Dios.
¡Nunca desarraigado(a)!
Al fin y al cabo, ahora eres Su Hijo(a) Amado(a).
Oremos en voz audible:
Amado Padre celestial, en este
día, una vez más, quiero agradecerte por todo lo que hiciste por Amor a mí.
Gracias por no haber escatimado a Tu propio Hijo Jesús, sino que lo entregaste
por Amor a mí. Señor Jesús, muchas gracias porque Tú, siendo en
forma de Dios, no estimaste el ser igual a Dios como cosa a que aferrarte,
sino que Te despojaste a Ti mismo, tomando forma de siervo, hecho
semejante a los hombres; y estando en la condición de hombre, Te
humillaste a Ti mismo, haciéndote obediente hasta la muerte, y muerte de cruz.
Gracias porque con Tu muerte y resurrección, destruiste por medio de la muerte
al que tenía el imperio de la muerte, esto es, al diablo, y así,
me has hecho totalmente libre, pues yo, por el temor de la muerte estaba
durante toda mi vida sujeto(a) a servidumbre. ¡Porque Tú moriste, mi vieja
naturaleza, mi viejo(a) yo, murió contigo! ¡Porque Tú vives, yo también vivo!
¡La Vida Eterna que Tú tienes, es la misma que adquiriste para mí! ¡Puedo dejar
de temerle a la muerte! ¡La muerte ya no se enseñorea más de mí! ¡Gracias!
¡Muchas gracias, Señor Jesús! Ahora sé que estoy arraigado(a) y cimentado(a) en Tu Amor y puedo, con
toda certeza declarar que, ¡Soy sano(a)! ¡Soy libre! ¡Soy próspero(a)! ¡Soy más que
vencedor(a)! ¡Todo lo puedo en Cristo! Y, por la Sangre de Jesús, soy dichoso(a)
para vivir una vida plena y abundante. Muchas gracias, Señor Jesús. Gracias por
esta Nueva Vida en Plenitud que ahora tengo. Gracias por mi sanidad. Gracias
por mi salud. Gracias por mi prosperidad. Gracias por el Amor, la paz y el gozo
que ahora disfruto. ¡Gracias por mi Victoria sobre la muerte! En el nombre de
Jesús. Amén
Nota Importante:
¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo
establezco una relación con el Todopoderoso?
Sólo haz la siguiente oración en
voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a
Dios:
Señor Jesús, yo creo que eres el
Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis
pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí
acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa
derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a
entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi
único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios
Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a
Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido
de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más
estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo C. Peredo
Jaime © 2012
Lectura
y Meditación de la Palabra de Dios
Haz
estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Marzo
14 Mat
15-1-20 / Lev 24-25 / Ecl 1.1-11
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