¿Se equivocan los ángeles?
¡El ángel se equivocó!
Por Riqui Ricón*
Ahora, pues, Israel, ¿qué pide Jehová tu Dios de ti, sino que temas a Jehová tu Dios, que andes en todos sus caminos, y que lo ames, y sirvas a Jehová tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma; que guardes los mandamientos de Jehová y sus estatutos, que yo te prescribo hoy, para que tengas prosperidad? (Deu 10. 12-13)
¡Propósito! ¡Siempre propósito! Jamás Dios ha hecho algo con despropósito. Él es Amor y por el gran Amor con que te ha amado te ha dado Su Palabra.
La Biblia fue dictada por Dios para tu beneficio y bendición: PARA QUE TENGAS PROSPERIDAD.
La palabra prosperidad tiene en la Biblia el significado de Plenitud, esto es, sin carencias, sin enfermedad y sin temor alguno.
Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma (3 Jn 2).
La Voluntad de Dios, Su deseo para tu vida, no puede ser más simple, sencillo y hermoso que verte vivir una vida en Plenitud: próspero(a), en salud, lleno(a) de paz, gozo y amor en tu alma (que es la parte de tu ser donde radican tus pensamientos, emociones, sentimientos y voluntad).
- Pero, pero, Riqui Ricón, yo no tengo nada de eso, ni siquiera he sido un(a) buen(a) cristiano(a). Soy demasiada poca cosa para que Dios me trate así como tú dices.
Puede ser que así sea como tú te ves a ti mismo(a), sin embargo, la Biblia, que es la Palabra de Dios y no miente, dice otra cosa muy diferente. La Biblia te muestra como Dios te mira:
Si tú de mañana buscares a Dios, Y rogares al Todopoderoso; Si fueres limpio y recto, Ciertamente luego se despertará por ti, Y hará próspera la morada de tu justicia. Y aunque tu principio haya sido pequeño, Tu postrer estado será muy grande (Job 8. 5-7).
Amado(a), pon ya un alto a tus temores y dudas; deja de escuchar esas palabras de fracaso, desánimo y derrota y DECIDE CREER. ¡Busca a Dios, tu Padre! Platica con Él. Cree que por la Palabra de Dios y por la Sangre de Jesús YA has sido limpiado(a) y justificado(a), porque ciertamente (sin lugar a dudas), Dios mismo se despertará por ti, Y hará próspera la morada de tu justicia. Y aunque tu principio haya sido pequeño, Tu postrer estado será muy grande.
De una vez por todas, decide creerle a Aquel que Te Ama tanto que prefirió entregar a Su propio Hijo, para pagar el justo precio de tus pecados, fracasos, dudas y derrotas, todo con tal de no perderte a ti.
Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él (Jua 3.16-17).
- Pero, pero, ahí dice que si yo fuere limpio(a) y recto(a) y, la verdad, yo no lo he sido.
Pero Dios, que es rico en misericordia, por su gran amor con que nos amó, aun estando nosotros muertos en pecados, nos dio vida juntamente con Cristo (por gracia sois salvos), y juntamente con él nos resucitó, y asimismo nos hizo sentar en los lugares celestiales con Cristo Jesús, para mostrar en los siglos venideros las abundantes riquezas de su gracia en su bondad para con nosotros en Cristo Jesús. Porque por gracia sois salvos por medio de la fe; y esto no de vosotros, pues es don de Dios; no por obras, para que nadie se gloríe. Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en ellas (Efe 2. 4-10).
Amado(a), hoy tienes que comprender que la Vida Nueva que Jesús compró para ti no se trata de lo que hayas hecho o estés haciendo, sino que se trata, única y exclusivamente, de lo que Él YA HIZO por ti en la cruz.
¡La Vida Nueva que Jesús compró para ti se trata de que la creas!
Este es Su Plan perfecto y el propósito para tu vida. En el mismo libro de Efesios, en el capítulo 4, versículo 23, Dios dice que el (la) nuevo(a) hombre (mujer) que tú YA ERES en Cristo Jesús, fue creado(a), por Dios mismo, en la justicia y santidad de la verdad.
¡Dios no miente! ¡Lo que Él dice en la Biblia acerca de ti es la Verdad! Por lo tanto, aunque anteriormente tú no hayas sido limpio(a) y recto(a), ahora, en Cristo, por Su gran Amor con que te amó, Él te hizo así: justo(a), santo(a) y perfecto(a).
porque con una sola ofrenda (Jesús mismo) hizo perfectos para siempre a los santificados (He 10. 14).
Si has hecho a Jesucristo el Señor de tu vida, aceptando el precio que pagó en la cruz por ti, entonces, de acuerdo a la Biblia, tú eres ya un(a) Hija(o) de Dios Nacida(o) de Nuevo y esto no de simiente corruptible sino de incorruptible, por la Palabra de Dios, que vive y permanece para siempre (1 P 1. 23).
Es la mismísima Palabra de Dios la que te hace Hijo(a) de Dios y lo ha hecho así para tu provecho, para que te vaya bien y seas prosperado(a) para siempre.
Mas el ángel, respondiendo, dijo a las mujeres: No temáis vosotras; porque yo sé que buscáis a Jesús, el que fue crucificado. No está aquí, pues ha resucitado, como dijo. Venid, ved el lugar donde fue puesto el Señor. E id pronto y decid a sus discípulos que ha resucitado de los muertos, y he aquí va delante de vosotros a Galilea; allí le veréis. He aquí, os lo he dicho. Entonces ellas, saliendo del sepulcro con temor y gran gozo, fueron corriendo a dar las nuevas a sus discípulos. Y mientras iban a dar las nuevas a los discípulos, he aquí, Jesús les salió al encuentro, diciendo: ¡Salve! Y ellas, acercándose, abrazaron sus pies, y le adoraron. Entonces Jesús les dijo: No temáis; id, dad las nuevas a mis hermanos, para que vayan a Galilea, y allí me verán (Mat 28. 5-10).
Esta porción de la Escritura me causa gracia y mucho amor por mi Señor Jesús. Fíjate muy bien porque para Él es tan importante que tú estés consiente de quién ahora eres, aceptando tu nueva Identidad como Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo, que está asentado en la Escritura cómo Jesús vino a corregir, inmediatamente y en persona, el error de uno de sus ángeles.
Si Dios no puede confiar en sus propios mensajeros (pues aún los ángeles se equivocan), ¡cuánto menos en hombres hechos de polvo, tan fáciles de aplastar y matar como las polillas! (Job 4.18-19 BAD).
El ángel dijo a las mujeres, vayan a Galilea y ahí verán al Señor, sin embargo, Jesús no se esperó hasta que ellas llegaran a Galilea sino que se les apareció inmediatamente, ¿por qué? Porque ese ángel cometió un tremendo error de identidad llamándoles discípulos a los que ahora son hermanos(as) de Jesús.
Por esto, el Señor mismo tuvo que corregir sus planes de verlos en Galilea y acudir inmediatamente para establecer en la Biblia que tú ahora eres su propio(a) hermano(a). ¡Asombroso!
Ellos, como tú y yo, tuvieron un inicio insignificante como seres humanos comunes y corrientes, llenos de delitos y pecados, pero, por Su Palabra y gran Amor, terminaron siendo Hijos del Dios vivo y verdadero. Ahora son hermanos de Jesús, exactamente como tú y yo.
Porque a los que antes conoció, también los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo, para que él sea el primogénito entre muchos hermanos (Ro 8.29).
¡Gloria a Dios! ¡El ángel se equivocó! ¡Jesús, además de tu Señor y Salvador, ahora es tu hermano mayor!
De esta forma se destacó en la Biblia que, por la Sangre, muerte y resurrección de Jesucristo, y por la Palabra de Dios, tú YA fuiste justificado(a), santificado(a) y perfeccionado(a) con el PROPÓSITO de ser hecho(a) un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo y así recibas la Plenitud de la Vida Eterna: prosperidad en todas las cosas, salud, gozo y paz.
¡Gloria a Dios! ¡El ángel se equivocó! ¡Ya no eres más un vil mortal hecho de polvo, ahora, por Cristo Jesús, eres un(a) auténtico(a) y legítimo(a) Hijo(a) de Dios.
Yo publicaré el decreto; Jehová me ha dicho: Mi hijo eres tú; Yo te engendré hoy. Pídeme, y te daré por herencia las naciones, Y como posesión tuya los confines de la tierra (Sal 2.7-8).
¿Te das cuenta? Dios, tu Padre, jamás te va a dejar, ni abandonar. Él está contigo y si Dios es contigo, ¿quién contra ti?
Puedes estar totalmente seguro(a) que de todo problema, angustia o enfermedad vas a salir más que vencedor(a) por medio de Aquel que te ama, Cristo Jesús.
Oremos en voz audible:
Amado Padre celestial, en esta hora te doy gracias porque puedo darme cuenta lo importante que es para Ti que yo esté consciente de quién soy ahora en Cristo Jesús. Soy Tu Hijo(a) amado(a) y tengo todo el derecho a vivir como tal, creyéndote a Ti, creyendo a Tu Palabra. Tú has establecido, claramente, que por las heridas de Jesús yo soy sano(a); que bienes y riquezas hay en mi casa; que la paz que sobrepasa todo entendimiento llena mi mente y corazón. Por esto, y mucho más, declaro con todo mi corazón que no voy a temer mal alguno sino a creer, creerte a Ti, Padre, creer a tu Palabra. No recibo al espíritu de temor y de duda pues yo soy Tu Hijo(a) y no tengo nada, absolutamente nada, que temer. Recibo la bendición de Tu Palabra y todas Tus promesas para mí. Por lo tanto, no admitiré en mi vida pensamientos, ni palabras, de fracaso, ni de derrota. Señor Jesús, te confieso y me arrepiento de todos mis pecados y recibo Tu perdón y Tu limpieza. En Tu Palabra, la Biblia, he conocido y creído el Amor que me tienes. ¡Gracias, Señor! Por Ti, todo lo puedo y en TODAS las cosas soy más que vencedor(a). Tú eres mi guardador y nada, ni nadie, me pueden separar de Tu Amor. Así que, recibo el perdón de mis pecados de la misma forma que recibo mi sanidad y prosperidad. Tú Palabra es la Verdad y soy libre para vivir esa vida plena y abundante que compraste para mí al morir en la cruz pagando TODOS mis pecados y resucitar de la muerte para darme Vida Eterna. No le daré lugar al temor, ni a la duda, pues estoy destinado a ser dichoso(a), mil veces feliz, pues yo en Ti confio. En el nombre de Jesús. Amén.
Nota Importante:
¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el Todopoderoso?
Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:
Señor Jesús, yo creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo C. Peredo Jaime © 2011
Tres Recomendaciones:
Lo que acabas de suceder al reconocer a Jesucristo como el Señor y Salvador de tu vida, de acuerdo con La Palabra de Dios, es que has Nacido de Nuevo, ya no más como un ser humano común y corriente, sujeto a la ley del pecado y de la muerte, sino que ahora eres un(a) legítimo(a) y auténtico(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo, exactamente igual a Jesucristo, quien ahora es tu Hermano Mayor. Por lo tanto, te hago estas tres importantísimas recomendaciones:
1. Orar. Orar es platicar con Dios. Así que, búscate un lugar tranquilo donde puedas comenzar a platicar todas tus cosas con Él. Hazlo de forma audible y notarás como Dios siempre responderá a tu corazón.
2. Leer y meditar la Palabra de Dios. La Biblia es La Palabra de Dios, así que, consigue una Biblia y comienza a leerla y meditarla. ¿Cómo empezar? Es muy sencillo. Dependiendo del día que sea hoy, busca en el programa de lectura “La Biblia en un año” y realiza las lecturas correspondientes. Este programa lo puedes obtener en: A Través de La Biblia En Un Ano (palabradehonor.org) Notarás que el programa está arreglado para imprimirlo como un cuadernillo.
3. En oración con Dios, tu Padre, busca y únete a una iglesia o congregación cristiana donde enseñen la Palabra de Dios en base a las Buenas Noticias que son el Evangelio de Jesucristo.
*Ricardo C. Peredo Jaime © 2020
Lectura y Meditación de la Palabra de Dios
Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Abril 8 Mat 28 / Deu 9-10 / Job 8
RV60
Lectura y Meditación de la Palabra de Dios
Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Abril 8 Mat 28 / Deu 9-10 / Job 8
San Mateo 28
La resurrección
(Mr. 16.1–8; Lc. 24.1–12; Jn. 20.1–10)
28
1Pasado el día de reposo,* al amanecer del primer día de la semana, vinieron María Magdalena y la otra María, a ver el sepulcro. 2Y hubo un gran terremoto; porque un ángel del Señor, descendiendo del cielo y llegando, removió la piedra, y se sentó sobre ella. 3Su aspecto era como un relámpago, y su vestido blanco como la nieve. 4Y de miedo de él los guardas temblaron y se quedaron como muertos. 5Mas el ángel, respondiendo, dijo a las mujeres: No temáis vosotras; porque yo sé que buscáis a Jesús, el que fue crucificado. 6No está aquí, pues ha resucitado, como dijo. Venid, ved el lugar donde fue puesto el Señor. 7E id pronto y decid a sus discípulos que ha resucitado de los muertos, y he aquí va delante de vosotros a Galilea; allí le veréis. He aquí, os lo he dicho. 8Entonces ellas, saliendo del sepulcro con temor y gran gozo, fueron corriendo a dar las nuevas a sus discípulos. Y mientras iban a dar las nuevas a los discípulos, 9he aquí, Jesús les salió al encuentro, diciendo: ¡Salve! Y ellas, acercándose, abrazaron sus pies, y le adoraron. 10Entonces Jesús les dijo: No temáis; id, dad las nuevas a mis hermanos, para que vayan a Galilea, y allí me verán.
El informe de la guardia
11Mientras ellas iban, he aquí unos de la guardia fueron a la ciudad, y dieron aviso a los principales sacerdotes de todas las cosas que habían acontecido. 12Y reunidos con los ancianos, y habido consejo, dieron mucho dinero a los soldados, 13diciendo: Decid vosotros: Sus discípulos vinieron de noche, y lo hurtaron, estando nosotros dormidos. 14Y si esto lo oyere el gobernador, nosotros le persuadiremos, y os pondremos a salvo. 15Y ellos, tomando el dinero, hicieron como se les había instruido. Este dicho se ha divulgado entre los judíos hasta el día de hoy.
La gran comisión
(Mr. 16.14–18; Lc. 24.36–49; Jn. 20.19–23)
16Pero los once discípulos se fueron a Galilea,a al monte donde Jesús les había ordenado. 17Y cuando le vieron, le adoraron; pero algunos dudaban. 18Y Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. 19Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones,b bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; 20enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén. [1]
Deuteronomio 9-10
Dios destruirá a las naciones de Canaán
9
1Oye, Israel: tú vas hoy a pasar el Jordán, para entrar a desposeer a naciones más numerosas y más poderosas que tú, ciudades grandes y amuralladas hasta el cielo; 2un pueblo grande y alto, hijos de los anaceos, de los cuales tienes tú conocimiento, y has oído decir: ¿Quién se sostendrá delante de los hijos de Anac? 3Entiende, pues, hoy, que es Jehová tu Dios el que pasa delante de ti como fuego consumidor, que los destruirá y humillará delante de ti; y tú los echarás, y los destruirás en seguida, como Jehová te ha dicho.
4No pienses en tu corazón cuando Jehová tu Dios los haya echado de delante de ti, diciendo: Por mi justicia me ha traído Jehová a poseer esta tierra; pues por la impiedad de estas naciones Jehová las arroja de delante de ti. 5No por tu justicia, ni por la rectitud de tu corazón entras a poseer la tierra de ellos, sino por la impiedad de estas naciones Jehová tu Dios las arroja de delante de ti, y para confirmar la palabra que Jehová juró a tus padres Abraham, Isaac y Jacob.
La rebelión de Israel en Horeb
(Ex. 31.18—32.35)
6Por tanto, sabe que no es por tu justicia que Jehová tu Dios te da esta buena tierra para tomarla; porque pueblo duro de cerviz eres tú. 7Acuérdate, no olvides que has provocado la ira de Jehová tu Dios en el desierto; desde el día que saliste de la tierra de Egipto, hasta que entrasteis en este lugar, habéis sido rebeldes a Jehová. 8En Horeb provocasteis a ira a Jehová, y se enojó Jehová contra vosotros para destruiros. 9Cuando yo subí al monte para recibir las tablas de piedra, las tablas del pacto que Jehová hizo con vosotros, estuve entonces en el monte cuarenta días y cuarenta noches,a sin comer pan ni beber agua; 10y me dio Jehová las dos tablas de piedra escritas con el dedo de Dios; y en ellas estaba escrito según todas las palabras que os habló Jehová en el monte, de en medio del fuego, el día de la asamblea. 11Sucedió al fin de los cuarenta días y cuarenta noches, que Jehová me dio las dos tablas de piedra, las tablas del pacto. 12Y me dijo Jehová: Levántate, desciende pronto de aquí, porque tu pueblo que sacaste de Egipto se ha corrompido; pronto se han apartado del camino que yo les mandé; se han hecho una imagen de fundición.
13Y me habló Jehová, diciendo: He observado a ese pueblo, y he aquí que es pueblo duro de cerviz. 14Déjame que los destruya, y borre su nombre de debajo del cielo, y yo te pondré sobre una nación fuerte y mucho más numerosa que ellos. 15Y volví y descendí del monte, el cual ardía en fuego, con las tablas del pacto en mis dos manos. 16Y miré, y he aquí habíais pecado contra Jehová vuestro Dios; os habíais hecho un becerro de fundición, apartándoos pronto del camino que Jehová os había mandado. 17Entonces tomé las dos tablas y las arrojé de mis dos manos, y las quebré delante de vuestros ojos. 18Y me postré delante de Jehová como antes, cuarenta días y cuarenta noches; no comí pan ni bebí agua, a causa de todo vuestro pecado que habíais cometido haciendo el mal ante los ojos de Jehová para enojarlo. 19Porque temíb a causa del furor y de la ira con que Jehová estaba enojado contra vosotros para destruiros. Pero Jehová me escuchó aun esta vez. 20Contra Aarón también se enojó Jehová en gran manera para destruirlo; y también oré por Aarón en aquel entonces. 21Y tomé el objeto de vuestro pecado, el becerro que habíais hecho, y lo quemé en el fuego, y lo desmenucé moliéndolo muy bien, hasta que fue reducido a polvo; y eché el polvo de él en el arroyo que descendía del monte.
22También en Tabera,c en Masahd y en Kibrot-hataavae provocasteis a ira a Jehová. 23Y cuando Jehová os envió desde Cades-barnea,f diciendo: Subid y poseed la tierra que yo os he dado,g también fuisteis rebeldes al mandato de Jehová vuestro Dios,h y no le creísteis, ni obedecisteis a su voz. 24Rebeldes habéis sido a Jehová desde el día que yo os conozco.
25Me postré, pues, delante de Jehová; cuarenta días y cuarenta noches estuve postrado, porque Jehová dijo que os había de destruir. 26Y oré a Jehová, diciendo: Oh Señor Jehová, no destruyas a tu pueblo y a tu heredad que has redimido con tu grandeza, que sacaste de Egipto con mano poderosa. 27Acuérdate de tus siervos Abraham, Isaac y Jacob; no mires a la dureza de este pueblo, ni a su impiedad ni a su pecado, 28no sea que digan los de la tierra de donde nos sacaste: Por cuanto no pudo Jehová introducirlos en la tierra que les había prometido, o porque los aborrecía, los sacó para matarlos en el desierto. 29Y ellos son tu pueblo y tu heredad, que sacaste con tu gran poder y con tu brazo extendido.
El pacto renovado
(Ex. 34.1–10)
10
1En aquel tiempo Jehová me dijo: Lábrate dos tablas de piedra como las primeras, y sube a mí al monte, y hazte un arca de madera; 2y escribiré en aquellas tablas las palabras que estaban en las primeras tablas que quebraste; y las pondrás en el arca. 3E hice un arca de madera de acacia, y labré dos tablas de piedra como las primeras, y subí al monte con las dos tablas en mi mano. 4Y escribió en las tablas conforme a la primera escritura, los diez mandamientos que Jehová os había hablado en el monte de en medio del fuego, el día de la asamblea; y me las dio Jehová. 5Y volví y descendí del monte, y puse las tablas en el arca que había hecho; y allí están, como Jehová me mandó. 6(Después salieron los hijos de Israel de Beerot-bene-jaacán1 a Mosera; allí murió Aarón,a y allí fue sepultado, y en lugar suyo tuvo el sacerdocio su hijo Eleazar. 7De allí partieron a Gudgoda, y de Gudgoda a Jotbata, tierra de arroyos de aguas. 8En aquel tiempo apartó Jehová la tribu de Levíb para que llevase el arca del pacto de Jehová, para que estuviese delante de Jehová para servirle, y para bendecir en su nombre, hasta hoy, 9por lo cual Leví no tuvo parte ni heredad con sus hermanos; Jehová es su heredad, como Jehová tu Dios le dijo.)
10Y yo estuve en el monte como los primeros días, cuarenta días y cuarenta noches;c y Jehová también me escuchó esta vez, y no quiso Jehová destruirte. 11Y me dijo Jehová: Levántate, anda, para que marches delante del pueblo, para que entren y posean la tierra que juré a sus padres que les había de dar.
Lo que Dios exige
12Ahora, pues, Israel, ¿qué pide Jehová tu Dios de ti, sino que temas a Jehová tu Dios, que andes en todos sus caminos, y que lo ames, y sirvas a Jehová tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma; 13que guardes los mandamientos de Jehová y sus estatutos, que yo te prescribo hoy, para que tengas prosperidad? 14He aquí, de Jehová tu Dios son los cielos, y los cielos de los cielos, la tierra, y todas las cosas que hay en ella. 15Solamente de tus padres se agradó Jehová para amarlos, y escogió su descendencia después de ellos, a vosotros, de entre todos los pueblos, como en este día. 16Circuncidad, pues, el prepucio de vuestro corazón, y no endurezcáis más vuestra cerviz. 17Porque Jehová vuestro Dios es Dios de dioses y Señor de señores, Dios grande, poderoso y temible, que no hace acepción de personas,d ni toma cohecho; 18que hace justicia al huérfano y a la viuda; que ama también al extranjero dándole pan y vestido. 19Amaréis, pues, al extranjero; porque extranjeros fuisteis en la tierra de Egipto. 20A Jehová tu Dios temerás, a él solo servirás, a él seguirás, y por su nombre jurarás. 21El es el objeto de tu alabanza, y él es tu Dios, que ha hecho contigo estas cosas grandes y terribles que tus ojos han visto. 22Con setenta personase descendieron tus padres a Egipto, y ahora Jehová te ha hecho como las estrellas del cielof en multitud.[2]
Job 8
Bildad proclama la justicia de Dios
8
1Respondió Bildad suhita, y dijo:
2 ¿Hasta cuándo hablarás tales cosas,
Y las palabras de tu boca serán como viento impetuoso?
3 ¿Acaso torcerá Dios el derecho,
O pervertirá el Todopoderoso la justicia?
4 Si tus hijos pecaron contra él,
El los echó en el lugar de su pecado.
5 Si tú de mañana buscares a Dios,
Y rogares al Todopoderoso;
6 Si fueres limpio y recto,
Ciertamente luego se despertará por ti,
Y hará próspera la morada de tu justicia.
7 Y aunque tu principio haya sido pequeño,
Tu postrer estado será muy grande.
8 Porque pregunta ahora a las generaciones pasadas,
Y disponte para inquirir a los padres de ellas;
9 Pues nosotros somos de ayer, y nada sabemos,
Siendo nuestros días sobre la tierra como sombra.
10 ¿No te enseñarán ellos, te hablarán,
Y de su corazón sacarán palabras?
11 ¿Crece el junco sin lodo?
¿Crece el prado sin agua?
12 Aun en su verdor, y sin haber sido cortado,
Con todo, se seca primero que toda hierba.
13 Tales son los caminos de todos los que olvidan a Dios;
Y la esperanza del impío perecerá;
14 Porque su esperanza será cortada,
Y su confianza es tela de araña.
15 Se apoyará él en su casa, mas no permanecerá ella en pie;
Se asirá de ella, mas no resistirá.
16 A manera de un árbol está verde delante del sol,
Y sus renuevos salen sobre su huerto;
17 Se van entretejiendo sus raíces junto a una fuente,
Y enlazándose hasta un lugar pedregoso.
18 Si le arrancaren de su lugar,
Este le negará entonces, diciendo: Nunca te vi.
19 Ciertamente este será el gozo de su camino;
Y del polvo mismo nacerán otros.
20 He aquí, Dios no aborrece al perfecto,
Ni apoya la mano de los malignos.
21 Aún llenará tu boca de risa,
Y tus labios de júbilo.
22 Los que te aborrecen serán vestidos de confusión;
Y la habitación de los impíos perecerá.[3]
* Aquí equivale a sábado.
a a 28.16: Mt. 26.32; Mr. 14.28.
b b 28.19: Hch. 1.8.
[1]Reina Valera Revisada (1960). 1998 (Mt 27.66-28.20). Miami: Sociedades Bı́blicas Unidas.
a a 9.9: Ex. 24.18.
b b 9.19: He. 12.21.
c c 9.22: Nm. 11.3.
d d 9.22: Ex. 17.7.
e e 9.22: Nm. 11.34.
f f 9.23: Nm. 13.17.
g g 9.23: Dt. 1.21.
h h 9.23: Nm. 13.31; Dt. 1.26; He. 3.16.
1 los pozos de los hijos de Jaacán.
a a 10.6: Nm. 20.28; 33.38.
b b 10.8: Nm. 3.5–8.
c c 10.10: Ex. 34.28.
d d 10.17: Hch. 10.34; Ro. 2.11; Gá. 2.6; Ef. 6.9.
e e 10.22: Gn. 46.27.
f f 10.22: Gn. 15.5; 22.17.
[2]Reina Valera Revisada (1960). 1998 (Dt 8.20-10.22). Miami: Sociedades Bı́blicas Unidas.
[3]Reina Valera Revisada (1960). 1998 (Job 7.21-8.22). Miami: Sociedades Bı́blicas Unidas.
Lectura y Meditación de la Palabra de Dios
Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Abril 8 Mat 28 / Deu 9-10 / Job 8
San Mateo 28
La resurrección
(Mr. 16.1–8; Lc. 24.1–12; Jn. 20.1–10)
28
1Pasado el día de reposo,* al amanecer del primer día de la semana, vinieron María Magdalena y la otra María, a ver el sepulcro. 2Y hubo un gran terremoto; porque un ángel del Señor, descendiendo del cielo y llegando, removió la piedra, y se sentó sobre ella. 3Su aspecto era como un relámpago, y su vestido blanco como la nieve. 4Y de miedo de él los guardas temblaron y se quedaron como muertos. 5Mas el ángel, respondiendo, dijo a las mujeres: No temáis vosotras; porque yo sé que buscáis a Jesús, el que fue crucificado. 6No está aquí, pues ha resucitado, como dijo. Venid, ved el lugar donde fue puesto el Señor. 7E id pronto y decid a sus discípulos que ha resucitado de los muertos, y he aquí va delante de vosotros a Galilea; allí le veréis. He aquí, os lo he dicho. 8Entonces ellas, saliendo del sepulcro con temor y gran gozo, fueron corriendo a dar las nuevas a sus discípulos. Y mientras iban a dar las nuevas a los discípulos, 9he aquí, Jesús les salió al encuentro, diciendo: ¡Salve! Y ellas, acercándose, abrazaron sus pies, y le adoraron. 10Entonces Jesús les dijo: No temáis; id, dad las nuevas a mis hermanos, para que vayan a Galilea, y allí me verán.
El informe de la guardia
11Mientras ellas iban, he aquí unos de la guardia fueron a la ciudad, y dieron aviso a los principales sacerdotes de todas las cosas que habían acontecido. 12Y reunidos con los ancianos, y habido consejo, dieron mucho dinero a los soldados, 13diciendo: Decid vosotros: Sus discípulos vinieron de noche, y lo hurtaron, estando nosotros dormidos. 14Y si esto lo oyere el gobernador, nosotros le persuadiremos, y os pondremos a salvo. 15Y ellos, tomando el dinero, hicieron como se les había instruido. Este dicho se ha divulgado entre los judíos hasta el día de hoy.
La gran comisión
(Mr. 16.14–18; Lc. 24.36–49; Jn. 20.19–23)
16Pero los once discípulos se fueron a Galilea,a al monte donde Jesús les había ordenado. 17Y cuando le vieron, le adoraron; pero algunos dudaban. 18Y Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. 19Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones,b bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; 20enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén. [1]
Deuteronomio 9-10
Dios destruirá a las naciones de Canaán
9
1Oye, Israel: tú vas hoy a pasar el Jordán, para entrar a desposeer a naciones más numerosas y más poderosas que tú, ciudades grandes y amuralladas hasta el cielo; 2un pueblo grande y alto, hijos de los anaceos, de los cuales tienes tú conocimiento, y has oído decir: ¿Quién se sostendrá delante de los hijos de Anac? 3Entiende, pues, hoy, que es Jehová tu Dios el que pasa delante de ti como fuego consumidor, que los destruirá y humillará delante de ti; y tú los echarás, y los destruirás en seguida, como Jehová te ha dicho.
4No pienses en tu corazón cuando Jehová tu Dios los haya echado de delante de ti, diciendo: Por mi justicia me ha traído Jehová a poseer esta tierra; pues por la impiedad de estas naciones Jehová las arroja de delante de ti. 5No por tu justicia, ni por la rectitud de tu corazón entras a poseer la tierra de ellos, sino por la impiedad de estas naciones Jehová tu Dios las arroja de delante de ti, y para confirmar la palabra que Jehová juró a tus padres Abraham, Isaac y Jacob.
La rebelión de Israel en Horeb
(Ex. 31.18—32.35)
6Por tanto, sabe que no es por tu justicia que Jehová tu Dios te da esta buena tierra para tomarla; porque pueblo duro de cerviz eres tú. 7Acuérdate, no olvides que has provocado la ira de Jehová tu Dios en el desierto; desde el día que saliste de la tierra de Egipto, hasta que entrasteis en este lugar, habéis sido rebeldes a Jehová. 8En Horeb provocasteis a ira a Jehová, y se enojó Jehová contra vosotros para destruiros. 9Cuando yo subí al monte para recibir las tablas de piedra, las tablas del pacto que Jehová hizo con vosotros, estuve entonces en el monte cuarenta días y cuarenta noches,a sin comer pan ni beber agua; 10y me dio Jehová las dos tablas de piedra escritas con el dedo de Dios; y en ellas estaba escrito según todas las palabras que os habló Jehová en el monte, de en medio del fuego, el día de la asamblea. 11Sucedió al fin de los cuarenta días y cuarenta noches, que Jehová me dio las dos tablas de piedra, las tablas del pacto. 12Y me dijo Jehová: Levántate, desciende pronto de aquí, porque tu pueblo que sacaste de Egipto se ha corrompido; pronto se han apartado del camino que yo les mandé; se han hecho una imagen de fundición.
13Y me habló Jehová, diciendo: He observado a ese pueblo, y he aquí que es pueblo duro de cerviz. 14Déjame que los destruya, y borre su nombre de debajo del cielo, y yo te pondré sobre una nación fuerte y mucho más numerosa que ellos. 15Y volví y descendí del monte, el cual ardía en fuego, con las tablas del pacto en mis dos manos. 16Y miré, y he aquí habíais pecado contra Jehová vuestro Dios; os habíais hecho un becerro de fundición, apartándoos pronto del camino que Jehová os había mandado. 17Entonces tomé las dos tablas y las arrojé de mis dos manos, y las quebré delante de vuestros ojos. 18Y me postré delante de Jehová como antes, cuarenta días y cuarenta noches; no comí pan ni bebí agua, a causa de todo vuestro pecado que habíais cometido haciendo el mal ante los ojos de Jehová para enojarlo. 19Porque temíb a causa del furor y de la ira con que Jehová estaba enojado contra vosotros para destruiros. Pero Jehová me escuchó aun esta vez. 20Contra Aarón también se enojó Jehová en gran manera para destruirlo; y también oré por Aarón en aquel entonces. 21Y tomé el objeto de vuestro pecado, el becerro que habíais hecho, y lo quemé en el fuego, y lo desmenucé moliéndolo muy bien, hasta que fue reducido a polvo; y eché el polvo de él en el arroyo que descendía del monte.
22También en Tabera,c en Masahd y en Kibrot-hataavae provocasteis a ira a Jehová. 23Y cuando Jehová os envió desde Cades-barnea,f diciendo: Subid y poseed la tierra que yo os he dado,g también fuisteis rebeldes al mandato de Jehová vuestro Dios,h y no le creísteis, ni obedecisteis a su voz. 24Rebeldes habéis sido a Jehová desde el día que yo os conozco.
25Me postré, pues, delante de Jehová; cuarenta días y cuarenta noches estuve postrado, porque Jehová dijo que os había de destruir. 26Y oré a Jehová, diciendo: Oh Señor Jehová, no destruyas a tu pueblo y a tu heredad que has redimido con tu grandeza, que sacaste de Egipto con mano poderosa. 27Acuérdate de tus siervos Abraham, Isaac y Jacob; no mires a la dureza de este pueblo, ni a su impiedad ni a su pecado, 28no sea que digan los de la tierra de donde nos sacaste: Por cuanto no pudo Jehová introducirlos en la tierra que les había prometido, o porque los aborrecía, los sacó para matarlos en el desierto. 29Y ellos son tu pueblo y tu heredad, que sacaste con tu gran poder y con tu brazo extendido.
El pacto renovado
(Ex. 34.1–10)
10
1En aquel tiempo Jehová me dijo: Lábrate dos tablas de piedra como las primeras, y sube a mí al monte, y hazte un arca de madera; 2y escribiré en aquellas tablas las palabras que estaban en las primeras tablas que quebraste; y las pondrás en el arca. 3E hice un arca de madera de acacia, y labré dos tablas de piedra como las primeras, y subí al monte con las dos tablas en mi mano. 4Y escribió en las tablas conforme a la primera escritura, los diez mandamientos que Jehová os había hablado en el monte de en medio del fuego, el día de la asamblea; y me las dio Jehová. 5Y volví y descendí del monte, y puse las tablas en el arca que había hecho; y allí están, como Jehová me mandó. 6(Después salieron los hijos de Israel de Beerot-bene-jaacán1 a Mosera; allí murió Aarón,a y allí fue sepultado, y en lugar suyo tuvo el sacerdocio su hijo Eleazar. 7De allí partieron a Gudgoda, y de Gudgoda a Jotbata, tierra de arroyos de aguas. 8En aquel tiempo apartó Jehová la tribu de Levíb para que llevase el arca del pacto de Jehová, para que estuviese delante de Jehová para servirle, y para bendecir en su nombre, hasta hoy, 9por lo cual Leví no tuvo parte ni heredad con sus hermanos; Jehová es su heredad, como Jehová tu Dios le dijo.)
10Y yo estuve en el monte como los primeros días, cuarenta días y cuarenta noches;c y Jehová también me escuchó esta vez, y no quiso Jehová destruirte. 11Y me dijo Jehová: Levántate, anda, para que marches delante del pueblo, para que entren y posean la tierra que juré a sus padres que les había de dar.
Lo que Dios exige
12Ahora, pues, Israel, ¿qué pide Jehová tu Dios de ti, sino que temas a Jehová tu Dios, que andes en todos sus caminos, y que lo ames, y sirvas a Jehová tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma; 13que guardes los mandamientos de Jehová y sus estatutos, que yo te prescribo hoy, para que tengas prosperidad? 14He aquí, de Jehová tu Dios son los cielos, y los cielos de los cielos, la tierra, y todas las cosas que hay en ella. 15Solamente de tus padres se agradó Jehová para amarlos, y escogió su descendencia después de ellos, a vosotros, de entre todos los pueblos, como en este día. 16Circuncidad, pues, el prepucio de vuestro corazón, y no endurezcáis más vuestra cerviz. 17Porque Jehová vuestro Dios es Dios de dioses y Señor de señores, Dios grande, poderoso y temible, que no hace acepción de personas,d ni toma cohecho; 18que hace justicia al huérfano y a la viuda; que ama también al extranjero dándole pan y vestido. 19Amaréis, pues, al extranjero; porque extranjeros fuisteis en la tierra de Egipto. 20A Jehová tu Dios temerás, a él solo servirás, a él seguirás, y por su nombre jurarás. 21El es el objeto de tu alabanza, y él es tu Dios, que ha hecho contigo estas cosas grandes y terribles que tus ojos han visto. 22Con setenta personase descendieron tus padres a Egipto, y ahora Jehová te ha hecho como las estrellas del cielof en multitud.[2]
Job 8
Bildad proclama la justicia de Dios
8
1Respondió Bildad suhita, y dijo:
2 ¿Hasta cuándo hablarás tales cosas,
Y las palabras de tu boca serán como viento impetuoso?
3 ¿Acaso torcerá Dios el derecho,
O pervertirá el Todopoderoso la justicia?
4 Si tus hijos pecaron contra él,
El los echó en el lugar de su pecado.
5 Si tú de mañana buscares a Dios,
Y rogares al Todopoderoso;
6 Si fueres limpio y recto,
Ciertamente luego se despertará por ti,
Y hará próspera la morada de tu justicia.
7 Y aunque tu principio haya sido pequeño,
Tu postrer estado será muy grande.
8 Porque pregunta ahora a las generaciones pasadas,
Y disponte para inquirir a los padres de ellas;
9 Pues nosotros somos de ayer, y nada sabemos,
Siendo nuestros días sobre la tierra como sombra.
10 ¿No te enseñarán ellos, te hablarán,
Y de su corazón sacarán palabras?
11 ¿Crece el junco sin lodo?
¿Crece el prado sin agua?
12 Aun en su verdor, y sin haber sido cortado,
Con todo, se seca primero que toda hierba.
13 Tales son los caminos de todos los que olvidan a Dios;
Y la esperanza del impío perecerá;
14 Porque su esperanza será cortada,
Y su confianza es tela de araña.
15 Se apoyará él en su casa, mas no permanecerá ella en pie;
Se asirá de ella, mas no resistirá.
16 A manera de un árbol está verde delante del sol,
Y sus renuevos salen sobre su huerto;
17 Se van entretejiendo sus raíces junto a una fuente,
Y enlazándose hasta un lugar pedregoso.
18 Si le arrancaren de su lugar,
Este le negará entonces, diciendo: Nunca te vi.
19 Ciertamente este será el gozo de su camino;
Y del polvo mismo nacerán otros.
20 He aquí, Dios no aborrece al perfecto,
Ni apoya la mano de los malignos.
21 Aún llenará tu boca de risa,
Y tus labios de júbilo.
22 Los que te aborrecen serán vestidos de confusión;
Y la habitación de los impíos perecerá.[3]
* Aquí equivale a sábado.
a a 28.16: Mt. 26.32; Mr. 14.28.
b b 28.19: Hch. 1.8.
[1]Reina Valera Revisada (1960). 1998 (Mt 27.66-28.20). Miami: Sociedades Bı́blicas Unidas.
a a 9.9: Ex. 24.18.
b b 9.19: He. 12.21.
c c 9.22: Nm. 11.3.
d d 9.22: Ex. 17.7.
e e 9.22: Nm. 11.34.
f f 9.23: Nm. 13.17.
g g 9.23: Dt. 1.21.
h h 9.23: Nm. 13.31; Dt. 1.26; He. 3.16.
1 los pozos de los hijos de Jaacán.
a a 10.6: Nm. 20.28; 33.38.
b b 10.8: Nm. 3.5–8.
c c 10.10: Ex. 34.28.
d d 10.17: Hch. 10.34; Ro. 2.11; Gá. 2.6; Ef. 6.9.
e e 10.22: Gn. 46.27.
f f 10.22: Gn. 15.5; 22.17.
[2]Reina Valera Revisada (1960). 1998 (Dt 8.20-10.22). Miami: Sociedades Bı́blicas Unidas.
[3]Reina Valera Revisada (1960). 1998 (Job 7.21-8.22). Miami: Sociedades Bı́blicas Unidas.
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