lunes, 28 de febrero de 2022

¡Señor si quieres puedes ayudarme! O ¡Cómo puedo conocer la Voluntad de Dios para mi vida!

                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                    <ENGLISH>




 28 Febrero
 

¡Señor si quieres puedes ayudarme! O 

¡Cómo puedo conocer la Voluntad de Dios para mi vida!


¡Escuchando Su Voz! ¡Leyendo Su Palabra!

Por Riqui Ricón*

“Un hombre que tenía lepra se le acercó y se arrodilló delante de él. —Señor, si quieres, puedes limpiarme —le dijo.  (3)  Jesús extendió la mano y tocó al hombre. —Sí quiero —le dijo—. ¡Queda limpio! Y al instante quedó sano[a] de la lepra” (Mat 8:2-3 NVI).

Este día Dios te invita a reflexionar algo sumamente importante para tu relación con Él. En este episodio de la vida de Jesús, no se trata de si Él pudiera hacer algo por este hombre leproso (recuerda que la lepra es un tipo del pecado). Podemos ver claramente que este hombre sabía perfectamente que Jesús tiene poder para hacer cualquier cosa, entonces aquí no hay dudas en cuanto al poder de Dios…

“Porque para Dios no hay nada imposible” (Luc_1:37 NVI).

“«Yo soy el SEÑOR, Dios de toda la humanidad. ¿Hay algo imposible para mí?” (Jer_32:27 NVI).

Bueno, ahora sabemos que efectivamente hay algo que Dios no puede hacer, y eso es mentir. ¡Dios no puede mentir!

Hay dos cosas imposibles: que Dios mienta y que no cumpla lo que promete. Esas dos cosas nos dan confianza a los que nos refugiamos en él. Nos fortalecen para continuar en la esperanza que Dios nos da” (Heb 6:18 PDT).

¡Dios no puede mentir! Existe una sola cosa que el Todopoderoso Dios no puede hacer, y eso es mentir.

Por la fe entendemos haber sido constituido el universo por la Palabra de Dios,  de modo que lo que se ve fue hecho de lo que no se veía” (He 11.3).

Dios creó todo el universo (lo visible y lo invisible), con Su Palabra. El poder de la fuerza de Dios no son Sus ángeles, ni relámpagos, sino Su Palabra. Así que, cualquier cosa que Dios dice se cumple forzosamente.

Por esto Dios no puede mentir. Aunque Él quisiera hacerlo no podría, pues la mentira es todo lo contrario a la Verdad y, como ya vimos, toda palabra que sale de la boca de Dios es Verdad, ya que se cumple por sí misma.

Y dijo Dios: Sea la luz;  y fue la luz” (Gen 1.3).

¡Cuando Dios dijo, sea la luz, fue la luz y no otra cosa! Dios no dijo “sea la luz” y esperó a ver qué sucedía o qué resultaría de eso; sucedió exactamente lo que Él dijo que sucedería: ¡Fue la luz!

A manera de ilustración, imagina que el Señor quisiera jugarte una broma y se apareciera a ti, en un día domingo por la mañana, diciendo: “hola, ¿no te gusta la hermosa noche de viernes que les estoy dando?”; no podrías replicarle por haberse equivocado. Recuerda que Él es Dios, así que, ¿qué crees que pasaría cuando las palabras “hermosa noche de viernes” salgan de Su boca? Pues a cambiar agendas y ajustar relojes porque, sin discusión alguna, ese día se volverá un hermoso viernes por la noche. ¡Es Palabra de Dios! ¡Es Palabra de Honor!

Así que no se trata aquí de si Dios es confiable o no, puesto que Su Palabra es la Verdad eterna e infalible, sino que se trata de si decides tú confiar en Él o no. Se trata de si puedes tú creer o no creer a Su Palabra.

Aunque, dado que Dios es cien por ciento confiable, sería un tremendo error no creerle.

Jesús le dijo: Si puedes creer, al que cree todo le es posible” (Mar 9.23).

Una vez establecido este principio fundamental de que Dios no puede mentir, regresemos a los momentos difíciles y problemáticos de la vida en este mundo, pues, así como el caso del hombre leproso, muy probablemente tú te encuentres enfrentando algún tipo de enfermedad o aflicción y la verdadera pregunta a contestar es ¿querrá Dios ayudarme hoy? ¿Será Su Voluntad sacarme de este problema? ¿Querrá Dios sanarme?

Se trata más bien de dilucidar si Dios quiere hacer algo por este leproso...

Jesús extendió la mano y tocó al hombre. —Sí quiero —le dijo—. ¡Queda limpio! Y al instante quedó sano[a] de la lepra” (Mat 8:3 NVI).

Y en tu caso, ¿será la voluntad de Dios sanarme?

Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma” (3Jn 1:2 RV60).

En la Biblia, que es La Palabra de Dios, dice claramente que Él desea que tú seas prosperado(a) en todas las cosas y que tengas salud.

Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido.  (5)  Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados” (Isa 53:4-5 RV60).

Tienes La Palabra de Dios como una certeza de que Cristo Jesús llevó tus enfermedades y sufrió tus dolores en esa cruz. ¡Por Sus heridas ya fuiste sanado(a)!

Sin embargo, les daré salud y los curaré; los sanaré y haré que disfruten de abundante paz y seguridad” (Jer 33:6 NVI).

Por La Palabra de Dios, Tú puedes exclamar a los cuatro puntos cardinales: ¡Soy sano en el nombre de Jesús!

Porque la paga del pecado es muerte,  mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro” (Rom 6:23 RV60).

No solamente la salud, sino que también la Vida Eterna te ha sido obsequiada. Ciertamente el pecado ensucia y contamina mi vida (yo soy espíritu) con la muerte. Pero al ser yo limpio de pecado (incredulidad a La Palabra de Dios) mediante la Sangre de Jesús, la muerte está vencida y se tiene que ir de mi vida, y con ella la enfermedad.

Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte” (Rom 8:2 RV60).

Así que, si Dios no puede mentir, entonces puedes poner toda tu FE en la autoridad que tiene La Palabra de Dios

—Señor, no merezco que entres bajo mi techo. Pero basta con que digas una sola palabra, y mi siervo quedará sano.  (9)  Porque yo mismo soy un hombre sujeto a órdenes superiores, y además tengo soldados bajo mi autoridad. Le digo a uno: “Ve”, y va, y al otro: “Ven”, y viene. Le digo a mi siervo: “Haz esto”, y lo hace.  (10)  Al oír esto, Jesús se asombró y dijo a quienes lo seguían: —Les aseguro que no he encontrado en Israel a nadie que tenga tanta fe” (Mat 8:8-10 NVI).

Este centurión se acercó pidiendo ayuda, reconociendo que Jesús es el Señor, el que tiene toda autoridad y todo lo puede. Jesús estaba dispuesto a ir con él porque Jesús ES El Señor, el que tiene toda autoridad y todo lo puede. Pero, al reconocer la autoridad de Dios en Cristo Jesús, el centurión no necesitaba más que una sola Palabra de Dios. Para cuando el centurión vino a Jesús, él ya había creído.

Esto es lo que asombra a Jesús, tu FE. Tu creerle a Dios, creyendo Su Palabra.

De hecho, sin fe [sin creerle a Dios, creyendo Su Palabra] es imposible agradar a Dios. Todo el que desee acercarse a Dios debe creer que él existe y que él recompensa a los que lo buscan con sinceridad” (Heb 11:6 NTV).

Los incrédulos, a pesar de haber sido llamados súbditos del reino, NO entrarán al banquete. No así los creyentes, quienes, sin importar la nacionalidad que tengan, son llamados Hijos de Dios, los herederos del Reino.

Les digo que muchos vendrán del oriente y del occidente, y participarán en el banquete con Abraham, Isaac y Jacob en el reino de los cielos.  (12)  Pero a los súbditos del reino se les echará afuera, a la oscuridad, donde habrá llanto y rechinar de dientes.  (13)  Luego Jesús le dijo al centurión: —¡Ve! Todo se hará tal como creíste. Y en esa misma hora aquel siervo quedó sanó” (Mat8:11-13 NVI).

Entonces, como puedes ver, cuando lees y meditas La Palabra de Dios te das cuenta de que Dios si te quiere sanar, que Dios te quiere próspero(a), que vayas adelante y no atrás, que estés arriba y no abajo.

No imiten las conductas ni las costumbres de este mundo, más bien dejen que Dios los transforme en personas nuevas al cambiarles la manera de pensar. Entonces aprenderán a conocer la voluntad de Dios para ustedes, la cual es buena, agradable y perfecta (Rom 12:2 NTV).

El hombre leproso no tenía dudas en cuanto a que Dios podía cambiar su situación (tú también lo sabes), sin embargo, no estaba seguro si Dios quisiera ayudarle. Hoy, tú puedes creer, puedes tener la certeza de que Dios, tu Padre, puede y  quiere ayudarte y obrar a tu favor. Para eso tienes Su Palabra.

Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley,  sino que de día y de noche meditarás en él,  para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito;  porque entonces harás prosperar tu camino,  y todo te saldrá bien” (Jos 1:8 RV60).

Oremos en voz audible:

Amado Padre celestial, quiero agradecerte por tanto y tan grande Amor, que estando yo muerto(a) en delitos y pecados Tú me diste Vida juntamente con Cristo. Señor Jesús, gracias por Tu Palabra, La Biblia, pues ahora yo sé muy bien que puedes y quieres sanarme; sé muy bien que puedes y quieres prosperarme; sé muy bien que puedes y quieres restaurarme; sé muy bien que nunca me has dejado y nunca me dejarás. Y aunque Satanás, el adversario, sólo viene a hurtar, matar y destruir, Tú has venido a mí para darme Vida, y Vida Abundante. Estoy convencido(a) de que por lo que hiciste por mí al morir en esa cruz y resucitar venciendo a la muerte, ahora yo tengo Vida Eterna. ¡Soy un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo! Por lo tanto, puedo estar seguro(a) de que me escuchas y atiendes mis oraciones; yo también voy a atender a Tu Palabra y hacer de La Biblia la norma máxima de mi existencia; yo sí creo a Tu indicación y la voy a leer y meditar de día y de noche para guardarla en mi corazón y poner en práctica todo lo que en ella está escrito. Voy a buscar y establecer primeramente Tu reino, Señor, y sé que todas mis necesidades serán suplidas, pues de acuerdo a Tu Palabra, yo, _________ (tu nombre aquí), haré prosperar mi camino y todo me saldrá bien. Por lo tanto, creo y declaro que de todo problema, angustia o enfermedad voy a salir más que vencedor(a) por medio de Aquel que me amó, Cristo Jesús. ¡Soy sano(a)! ¡Soy libre! ¡Soy próspero(a)! ¡Soy más que vencedor(a)! Y, por la Palabra de Dios, soy dichoso(a) para vivir una vida plena y abundante. Muchas gracias, Señor Jesús. Gracias por esta Nueva Vida en Plenitud que ahora tengo. Gracias por mi sanidad. Gracias por mi salud. Gracias por mi prosperidad. Gracias por el Amor, la paz y el gozo que ahora disfruto. En el nombre de Jesús. Amén

 Nota Importante:

¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el Todopoderoso?

Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:

Señor Jesús, yo creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.

*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2011

 

Tres Recomendaciones:

Lo que acabas de suceder al reconocer a Jesucristo como el Señor y Salvador de tu vida, de acuerdo con La Palabra de Dios, es que has Nacido de Nuevo, ya no más como un ser humano común y corriente, sujeto a la ley del pecado y de la muerte, sino que ahora eres un(a) legítimo(a) y auténtico(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo, exactamente igual a Jesucristo, quien ahora es tu Hermano Mayor. Por lo tanto, te hago estas tres importantísimas recomendaciones:

1.     Orar. Orar es platicar con Dios. Así que, búscate un lugar tranquilo donde puedas comenzar a platicar todas tus cosas con Él. Hazlo de forma audible y notarás como Dios siempre responderá a tu corazón.

2.     Leer y meditar la Palabra de Dios. La Biblia es La Palabra de Dios, así que, consigue una Biblia y comienza a leerla y meditarla. ¿Cómo empezar? Es muy sencillo. Dependiendo del día que sea hoy, busca en el programa de lectura “La Biblia en un año” y realiza las lecturas correspondientes. Este programa lo puedes obtener en: A Través de La Biblia En Un Ano (palabradehonor.org) Notarás que el programa está arreglado para imprimirlo como un cuadernillo.

3.     En oración con Dios, tu Padre, busca y únete a una iglesia o congregación cristiana donde enseñen la Palabra de Dios en base a las Buenas Noticias que son el Evangelio de Jesucristo.

*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2020

 

 

 


Lectura y Meditación de la Palabra de Dios

Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.

Febrero 28       Mat 8.1-13 /  Ex 39-40 /  Pro 18

  

Cápsula del día.





Puedes escuchar o descargar la lectura de la  Biblia en audio del día de hoy, la tenemos para ti en dos versiones: 


RV60 


NVI 



Lectura y Meditación de la Palabra de Dios

Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.

Febrero 28       Mat 8.1-13 /  Ex 39-40 /  Pro 18

 

San Mateo 8.1-13

Jesús sana a un leproso

(Mr. 1.40–45; Lc. 5.12–16)

8

1Cuando descendió Jesús del monte, le seguía mucha gente. 2Y he aquí vino un leproso y se postró ante él, diciendo: Señor, si quieres, puedes limpiarme. 3Jesús extendió la mano y le tocó, diciendo: Quiero; sé limpio. Y al instante su lepra desapareció. 4Entonces Jesús le dijo: Mira, no lo digas a nadie; sino ve, muéstrate al sacerdote, y presenta la ofrenda que ordenó Moisés, para testimonio a ellos.

Jesús sana al siervo de un centurión

(Lc. 7.1–10)

5Entrando Jesús en Capernaum, vino a él un centurión, rogándole, 6y diciendo: Señor, mi criado está postrado en casa, paralítico, gravemente atormentado. 7Y Jesús le dijo: Yo iré y le sanaré. 8Respondió el centurión y dijo: Señor, no soy digno de que entres bajo mi techo; solamente di la palabra, y mi criado sanará. 9Porque también yo soy hombre bajo autoridad, y tengo bajo mis órdenes soldados; y digo a éste: Ve, y va; y al otro: Ven, y viene; y a mi siervo: Haz esto, y lo hace. 10Al oírlo Jesús, se maravilló, y dijo a los que le seguían: De cierto os digo, que ni aun en Israel he hallado tanta fe. 11Y os digo que vendrán muchos del oriente y del occidente, y se sentarán con Abraham e Isaac y Jacob en el reino de los cielos; 12mas los hijos del reino serán echados a las tinieblas de afuera; allí será el lloro y el crujir de dientes. 13Entonces Jesús dijo al centurión: Ve, y como creíste, te sea hecho. Y su criado fue sanado en aquella misma hora. [1]

 

Exodo 39-40

Hechura de las vestiduras de los sacerdotes

(Ex. 28.1–43)

39

1Del azul, púrpura y carmesí hicieron las vestiduras del ministerio para ministrar en el santuario, y asimismo hicieron las vestiduras sagradas para Aarón, como Jehová lo había mandado a Moisés.

2Hizo también el efod de oro, de azul, púrpura, carmesí y lino torcido. 3Y batieron láminas de oro, y cortaron hilos para tejerlos entre el azul, la púrpura, el carmesí y el lino, con labor primorosa. 4Hicieron las hombreras para que se juntasen, y se unían en sus dos extremos. 5Y el cinto del efod que estaba sobre él era de lo mismo, de igual labor; de oro, azul, púrpura, carmesí y lino torcido, como Jehová lo había mandado a Moisés.

6Y labraron las piedras de ónice montadas en engastes de oro, con grabaduras de sello con los nombres de los hijos de Israel, 7y las puso sobre las hombreras del efod, por piedras memoriales para los hijos de Israel, como Jehová lo había mandado a Moisés.

8Hizo también el pectoral de obra primorosa como la obra del efod, de oro, azul, púrpura, carmesí y lino torcido. 9Era cuadrado; doble hicieron el pectoral; su longitud era de un palmo, y de un palmo su anchura, cuando era doblado. 10Y engastaron en él cuatro hileras de piedras. La primera hilera era un sardio, un topacio y un carbunclo; esta era la primera hilera. 11La segunda hilera, una esmeralda, un zafiro y un diamante. 12La tercera hilera, un jacinto, una ágata y una amatista. 13Y la cuarta hilera, un berilo, un ónice y un jaspe, todas montadas y encajadas en engastes de oro. 14Y las piedras eran conforme a los nombres de los hijos de Israel, doce según los nombres de ellos; como grabaduras de sello, cada una con su nombre, según las doce tribus. 15Hicieron también sobre el pectoral los cordones de forma de trenza, de oro puro. 16Hicieron asimismo dos engastes y dos anillos de oro, y pusieron dos anillos de oro en los dos extremos del pectoral, 17y fijaron los dos cordones de oro en aquellos dos anillos a los extremos del pectoral. 18Fijaron también los otros dos extremos de los dos cordones de oro en los dos engastes que pusieron sobre las hombreras del efod por delante. 19E hicieron otros dos anillos de oro que pusieron en los dos extremos del pectoral, en su orilla, frente a la parte baja del efod. 20Hicieron además dos anillos de oro que pusieron en la parte delantera de las dos hombreras del efod, hacia abajo, cerca de su juntura, sobre el cinto del efod. 21Y ataron el pectoral por sus anillos a los anillos del efod con un cordón de azul, para que estuviese sobre el cinto del mismo efod y no se separase el pectoral del efod, como Jehová lo había mandado a Moisés.

22Hizo también el manto del efod de obra de tejedor, todo de azul, 23con su abertura en medio de él, como el cuello de un coselete, con un borde alrededor de la abertura, para que no se rompiese. 24E hicieron en las orillas del manto granadas de azul, púrpura, carmesí y lino torcido. 25Hicieron también campanillas de oro puro, y pusieron campanillas entre las granadas en las orillas del manto, alrededor, entre las granadas; 26una campanilla y una granada, otra campanilla y otra granada alrededor, en las orillas del manto, para ministrar, como Jehová lo mandó a Moisés.

27Igualmente hicieron las túnicas de lino fino de obra de tejedor, para Aarón y para sus hijos. 28Asimismo la mitra de lino fino, y los adornos de las tiaras de lino fino, y los calzoncillos de lino, de lino torcido. 29También el cinto de lino torcido, de azul, púrpura y carmesí, de obra de recamador, como Jehová lo mandó a Moisés.

30Hicieron asimismo la lámina de la diadema santa de oro puro, y escribieron en ella como grabado de sello: SANTIDAD A JEHOVÁ. 31Y pusieron en ella un cordón de azul para colocarla sobre la mitra por arriba, como Jehová lo había mandado a Moisés.

La obra del tabernáculo terminada

(Ex. 35.10–19)

32Así fue acabada toda la obra del tabernáculo, del tabernáculo de reunión; e hicieron los hijos de Israel como Jehová lo había mandado a Moisés; así lo hicieron. 33Y trajeron el tabernáculo a Moisés, el tabernáculo y todos sus utensilios; sus corchetes, sus tablas, sus barras, sus columnas, sus basas; 34la cubierta de pieles de carnero teñidas de rojo, la cubierta de pieles de tejones, el velo del frente; 35el arca del testimonio y sus varas, el propiciatorio; 36la mesa, todos sus vasos, el pan de la proposición; 37el candelero puro, sus lamparillas, las lamparillas que debían mantenerse en orden, y todos sus utensilios, el aceite para el alumbrado; 38el altar de oro, el aceite de la unción, el incienso aromático, la cortina para la entrada del tabernáculo; 39el altar de bronce con su enrejado de bronce, sus varas y todos sus utensilios, la fuente y su base; 40las cortinas del atrio, sus columnas y sus basas, la cortina para la entrada del atrio, sus cuerdas y sus estacas, y todos los utensilios del servicio del tabernáculo, del tabernáculo de reunión; 41las vestiduras del servicio para ministrar en el santuario, las sagradas vestiduras para Aarón el sacerdote, y las vestiduras de sus hijos, para ministrar en el sacerdocio. 42En conformidad a todas las cosas que Jehová había mandado a Moisés, así hicieron los hijos de Israel toda la obra. 43Y vio Moisés toda la obra, y he aquí que la habían hecho como Jehová había mandado; y los bendijo.

Moisés erige el tabernáculo

40

1Luego Jehová habló a Moisés, diciendo: 2En el primer día del mes primero harás levantar el tabernáculo, el tabernáculo de reunión; 3y pondrás en él el arca del testimonio, y la cubrirás con el velo. 4Meterás la mesa y la pondrás en orden; meterás también el candelero y encenderás sus lámparas, 5y pondrás el altar de oro para el incienso delante del arca del testimonio, y pondrás la cortina delante a la entrada del tabernáculo. 6Después pondrás el altar del holocausto delante de la entrada del tabernáculo, del tabernáculo de reunión. 7Luego pondrás la fuente entre el tabernáculo de reunión y el altar, y pondrás agua en ella. 8Finalmente pondrás el atrio alrededor, y la cortina a la entrada del atrio. 9Y tomarás el aceite de la unción y ungirás el tabernáculo, y todo lo que está en él; y lo santificarás con todos sus utensilios, y será santo. 10Ungirás también el altar del holocausto y todos sus utensilios; y santificarás el altar, y será un altar santísimo. 11Asimismo ungirás la fuente y su base, y la santificarás. 12Y llevarás a Aarón y a sus hijos a la puerta del tabernáculo de reunión, y los lavarás con agua. 13Y harás vestir a Aarón las vestiduras sagradas, y lo ungirás, y lo consagrarás, para que sea mi sacerdote. 14Después harás que se acerquen sus hijos, y les vestirás las túnicas; 15y los ungirás, como ungiste a su padre, y serán mis sacerdotes, y su unción les servirá por sacerdocio perpetuo, por sus generaciones. 16Y Moisés hizo conforme a todo lo que Jehová le mandó; así lo hizo. 17Así, en el día primero del primer mes, en el segundo año, el tabernáculo fue erigido. 18Moisés hizo levantar el tabernáculo, y asentó sus basas, y colocó sus tablas, y puso sus barras, e hizo alzar sus columnas. 19Levantó la tienda sobre el tabernáculo, y puso la sobrecubierta encima del mismo, como Jehová había mandado a Moisés. 20Y tomó el testimonio y lo puso dentro del arca, y colocó las varas en el arca, y encima el propiciatorio sobre el arca. 21Luego metió el arca en el tabernáculo, y puso el velo extendido, y ocultó el arca del testimonio, como Jehová había mandado a Moisés. 22Puso la mesa en el tabernáculo de reunión, al lado norte de la cortina, fuera del velo, 23y sobre ella puso por orden los panes delante de Jehová, como Jehová había mandado a Moisés. 24Puso el candelero en el tabernáculo de reunión, enfrente de la mesa, al lado sur de la cortina, 25y encendió las lámparas delante de Jehová, como Jehová había mandado a Moisés. 26Puso también el altar de oro en el tabernáculo de reunión, delante del velo, 27y quemó sobre él incienso aromático, como Jehová había mandado a Moisés. 28Puso asimismo la cortina a la entrada del tabernáculo. 29Y colocó el altar del holocausto a la entrada del tabernáculo, del tabernáculo de reunión, y sacrificó sobre él holocausto y ofrenda, como Jehová había mandado a Moisés. 30Y puso la fuente entre el tabernáculo de reunión y el altar, y puso en ella agua para lavar. 31Y Moisés y Aarón y sus hijos lavaban en ella sus manos y sus pies. 32Cuando entraban en el tabernáculo de reunión, y cuando se acercaban al altar, se lavaban, como Jehová había mandado a Moisés. 33Finalmente erigió el atrio alrededor del tabernáculo y del altar, y puso la cortina a la entrada del atrio. Así acabó Moisés la obra.

La nube sobre el tabernáculo

(Nm. 9.15–23)

34Entonces una nube cubrió el tabernáculo de reunión, y la gloria de Jehová llenó el tabernáculo. 35Y no podía Moisés entrar en el tabernáculo de reunión, porque la nube estaba sobre él, y la gloria de Jehová lo llenaba. 36Y cuando la nube se alzaba del tabernáculo, los hijos de Israel se movían en todas sus jornadas; 37pero si la nube no se alzaba, no se movían hasta el día en que ella se alzaba. 38Porque la nube de Jehová estaba de día sobre el tabernáculo, y el fuego estaba de noche sobre él, a vista de toda la casa de Israel, en todas sus jornadas. [2]

       

Proverbios 18

 

18

1 Su deseo busca el que se desvía,

Y se entremete en todo negocio.

2 No toma placer el necio en la inteligencia,

Sino en que su corazón se descubra.

3 Cuando viene el impío, viene también el menosprecio,

Y con el deshonrador la afrenta.

4 Aguas profundas son las palabras de la boca del hombre;

Y arroyo que rebosa, la fuente de la sabiduría.

5 Tener respeto a la persona del impío,

Para pervertir el derecho del justo, no es bueno.

6 Los labios del necio traen contienda;

Y su boca los azotes llama.

7 La boca del necio es quebrantamiento para sí,

Y sus labios son lazos para su alma.

8 Las palabras del chismoso son como bocados suaves,

Y penetran hasta las entrañas.

9 También el que es negligente en su trabajo

Es hermano del hombre disipador.

10 Torre fuerte es el nombre de Jehová;

A él correrá el justo, y será levantado.

11 Las riquezas del rico son su ciudad fortificada,

Y como un muro alto en su imaginación.

12 Antes del quebrantamiento se eleva el corazón del hombre,

Y antes de la honra es el abatimiento.

13 Al que responde palabra antes de oír,

Le es fatuidad y oprobio.

14 El ánimo del hombre soportará su enfermedad;

Mas ¿quién soportará al ánimo angustiado?

15 El corazón del entendido adquiere sabiduría;

Y el oído de los sabios busca la ciencia.

16 La dádiva del hombre le ensancha el camino

Y le lleva delante de los grandes.

17 Justo parece el primero que aboga por su causa;

Pero viene su adversario, y le descubre.

18 La suerte pone fin a los pleitos,

Y decide entre los poderosos.

19 El hermano ofendido es más tenaz que una ciudad fuerte,

Y las contiendas de los hermanos son como cerrojos de alcázar.

20 Del fruto de la boca del hombre se llenará su vientre;

Se saciará del producto de sus labios.

21 La muerte y la vida están en poder de la lengua,

Y el que la ama comerá de sus frutos.

22 El que halla esposa halla el bien,

Y alcanza la benevolencia de Jehová.

23 El pobre habla con ruegos,

Mas el rico responde durezas.

24 El hombre que tiene amigos ha de mostrarse amigo;

Y amigo hay más unido que un hermano. [3]

 

 

Hola a todos. Mauricio mi hermano se encuentra en estos momentos en el Instituto Nacional de Cancerología y quiero que sepan que gracias a sus oraciones hemos visto muchos milagros desde los tramites de ingreso el 3 de diciembre hasta el día de hoy. Yo estoy aquí con él desde el lunes y puedo decirles que ayer necesitaba mi ayuda para incorporarse y hoy se levanta fácilmente por sí mismo. Sin embargo, quiero pedir su apoyo porque aunque YA CASI está confirmado el diagnóstico y diseñado el tratamiento, me siento como orillado a resignarme a marchar por ese camino tortuoso, caro y agotador que son las quimioterapias que proponen: 10 días de quimioterapias internado en el INCAN y 21 días de descanso, así sucesivamente hasta completar de 6 a 8. La cosa es que hemos estado orando y declarando que ese cáncer se seca y desaparece del cuerpo de Mauricio. Hace un ratito paso el mero jefe de oncología (el jefe de jefes), y nos confesó que aún no están 100 por ciento seguros del tipo de cáncer (y aunque lo estuvieran), por lo cual les pido sigamos declarando que el cáncer desaparece conforme a la Palabra de Dios, por el poder del Espíritu Santo y en el nombre de Jesús. Gracias y Bendiciones!!!

 



[1] Reina Valera Revisada (1960). (1998). (Mt 8.1–13). Miami: Sociedades Bı́blicas Unidas.

[2] Reina Valera Revisada (1960). (1998). (Éx 39.1–40.38). Miami: Sociedades Bı́blicas Unidas.

[3] Reina Valera Revisada (1960). (1998). (Pr 17.28–18.24). Miami: Sociedades Bı́blicas Unidas.


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