domingo, 29 de marzo de 2020

¡Cómo deshacerme de las maldiciones!
















29  de Marzo





¡Cómo deshacerme de las maldiciones!



.
¡Con La Bendición del Señor!
Por Riqui Ricón*
Finalmente Balaam comprendió que el SEÑOR estaba decidido a bendecir a Israel, así que no recurrió a la adivinación como antes. En cambio se dio vuelta y miró hacia el desierto” (Núm 24:1 NTV).
¡Por fin, Balaam comprendió que Dios estaba decidido a bendecir a Israel! ¿Y yo, ya comprendí que Dios, mi Padre, tiene todas las intenciones de bendecirme y que no va a cambiar de parecer haga lo que haga o suceda lo que suceda?
Entonces Balán pronunció su oráculo: «Levántate, Balac, y escucha; óyeme, hijo de Zipor. Dios no es un simple mortal para mentir y cambiar de parecer. ¿Acaso no cumple lo que promete ni lleva a cabo lo que dice? Se me ha ordenado bendecir, y si eso es lo que Dios quiere, yo no puedo hacer otra cosa. »Dios no se ha fijado en la maldad de Jacob ni ha reparado en la violencia de Israel. El SEÑOR su Dios está con ellos; y entre ellos se le aclama como rey. Dios los sacó de Egipto con la fuerza de un toro salvaje. Contra Jacob no hay brujería que valga, ni valen las hechicerías contra Israel. De Jacob y de Israel se dirá: “¡Miren lo que Dios ha hecho!” (Núm 23:18-23 NVI).
La Biblia, que es La Palabra de Dios, es muy clara respecto a la posición que Dios tiene para con Sus Hijos (o sea, conmigo), y en estos pasajes puedo ver muy explícitamente como trata Dios a Sus escogidos. El pueblo de Israel era orgulloso y altivo (de dura cerviz), continuamente se estaba quejándose y renegando, y, por si fuera poco, era idólatra (pues muchos de ellos aún adoraban, a escondidas, a los dioses egipcios), y a pesar de todo eso Dios, Quien todo lo sabe, los escogió y los amó. Y por ese Amor no miraba sus pecados: “Dios no se ha fijado en la maldad de Jacob ni ha reparado en la violencia de Israel”. Y por lo tanto, Su Bendición prevalece sobre cualquier maldición: “Contra Jacob no hay brujería que valga, ni valen las hechicerías contra Israel”. De hecho, Dios lo puso como ejemplo y testimonio de Su gran Amor para todas las naciones: “De Jacob y de Israel se dirá: ¡Miren lo que Dios ha hecho!”.
Porque de tal manera amó Dios al mundo,  que ha dado a su Hijo unigénito,  para que todo aquel que en él cree,  no se pierda,  mas tenga vida eterna” (Jua 3:16 RV60).
Lo que hace que Su Bendición prevalezca sobre cualquier maldición es Su gran Amor por mí. ¡Dios me ama tanto que prefirió entregar a Su único Hijo antes que perderte a mí!
Cristo pagó para librarnos de la maldición de la ley y aceptó estar bajo maldición en lugar de nosotros. La Escritura dice: "maldito todo aquel cuyo cuerpo es colgado en un árbol". Cristo hizo eso para que las bendiciones que recibió Abraham llegaran a las demás naciones. Las bendiciones vienen a través de Jesucristo para que por medio de la fe pudiéramos recibir el Espíritu que Dios prometió” (Gál 3:13-14 PDT).
Por ese Gran Amor, Jesucristo recibió en sí mismo todos los efectos de la maldición que yo merecía, y ahora, no solamente soy libre de la maldición sino que, además, yo soy un(a) legítimo(a) y auténtico(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo, exactamente igual a Jesús. ¡Tengo al Espíritu Santo viviendo en mí y conmigo! ¿Qué maldición o ataque frontal del enemigo podría afectar mi destino eterno?
El Señor es mi luz y mi salvación. ¿A quién podría yo temerle? El Señor es la fortaleza de mi vida, así que no le temo a nadie. Aunque los perversos me ataquen y traten de destruirme, todos ellos serán derrotados. No tendré miedo, aunque todo un ejército me rodee. Confiaré en Dios, aunque me declaren la guerra” (Sal 27:1-3 PDT).
¿Cómo puede todo esto ser cierto para mí?
Y si vosotros sois de Cristo, ciertamente linaje de Abraham sois, y herederos según la promesa” (Gál 3:29 RV60).
Sin lugar a duda, yo le pertenezco a Cristo Jesús, pues Él me compró con Su Sangre; con Su muerte y Su resurrección Él pagó el justo precio por mi redención y ahora soy linaje de Abraham y heredero de todas Sus promesas.
Bendeciré a los que te bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré; y serán benditas en ti todas las familias de la tierra” (Gén 12:3 RV60).
La Bendición de Dios, mi Padre, me protege contra toda maldición.
Sé muy bien lo que tengo planeado para ustedes, dice el Señor, son planes para su bienestar, no para su mal. Son planes de darles un futuro y una esperanza” (Jer 29:11 PDT).
Dios tiene un Plan para mi Vida y es un magnífico Plan. Sin importar lo duro o difícil de mis circunstancias actuales, puedo confiar que Él cumplirá Su propósito en mí. Puedo (y debo), dejar de tener miedo al futuro pues La Bendición del Señor está conmigo.
Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo,  que nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo (Efe 1:3 RV60).
Y en Su Bendición, que es Su Palabra, puedo confiar para ya no vivir angustiado, ni triste, ni preocupado.
La bendición del SEÑOR trae riquezas, y nada se gana con preocuparse” (Pro 10:22 NVI).
¡Puedo vivir feliz y confiado en el Amor de mi Padre celestial!
SEÑOR Todopoderoso, ¡dichosos los que en ti confían!” (Sal 84:12 NVI).
Oremos en voz audible:
Amado Padre celestial, gracias por amarme tanto que aún estando yo muerto(a) en delitos y pecados me diste Vida juntamente con Cristo. Señor Jesús, por lo que hiciste por mí en esa cruz ahora soy un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo. Soy heredero del Padre y coheredero tuyo. ¡Mi vida está escondida con Cristo en Dios! Todos mis pecados han sido purificados, soy justificado y he sido perdonado. ¡Soy un(a) Hijo(a) del Rey! ¡Soy bendito(a) del Señor! Tú Bendición me acompaña de día y de noche. Tú Bendición guarda mi vida. En el día que temo, Yo en ti confío. En Ti, mi Dios, alabaré Tu palabra; En Ti he confiado; no temeré; ¿Qué puede hacerme el hombre? Señor Jesús, Tú eres mi luz y mi salvación; ¿de quién temeré? Tú eres la fortaleza de mi vida; ¿de quién he de atemorizarme? Cuando se juntaron contra mí los malignos, mis angustiadores y mis enemigos, Para comer mis carnes, ellos tropezaron y cayeron. Aunque un ejército acampe contra mí, No temerá mi corazón; Aunque contra mí se levante guerra, Yo estaré confiado. Tú eres mi pastor; nada me faltará. En lugares de delicados pastos me harás descansar; Junto a aguas de reposo me pastorearás. Confortarás mi alma; Me guiarás por sendas de justicia por amor de Tu nombre y Aunque ande en valle de sombra de muerte, No temeré mal alguno, porque tú estás conmigo; Tu vara y tu cayado me infunden aliento. Aderezas mesa delante de mí en presencia de mis angustiadores; Unges mi cabeza con aceite; mi copa está rebosando. Ciertamente el bien y la misericordia me seguirán todos los días de mi vida, Y en Tu casa, mi Señor, moraré por largos días. Así que, Todo lo puedo en Cristo que me fortalece, pues mayor es el que está en mí que el que está en el mundo y ese eres Tú, Precioso Espíritu de Dios. No le daré lugar al diablo y a sus mentiras en mi vida. ¡No voy a temer más! Echo fuera de mi vida toda ansiedad e inquietud.  ¡En todas las cosas soy más que vencedor(a) por medio de Aquel que me amó, Cristo Jesús! ¡Ya he sido sanado(a) por las heridas de Jesús! ¡He sido establecido(a) para reinar en esta vida por la sangre de Jesús! No hay forma que pueda perder, pues Tú, mi Dios y Padre, estás en mí y conmigo, y si Dios es conmigo, ¿quién contra mí? ¡Soy sano(a)! ¡Soy libre! ¡Soy próspero(a)! ¡Soy feliz! En el nombre de Jesús. Amén.
 Nota Importante:
¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el Todopoderoso?
Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:
Señor Jesús, yo creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2020


Lectura y Meditación de la Palabra de Dios
Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Mat 23.13-39 /  Núm 23.27-24.25 /  Can 5.2-6.3 











Da click aquí Para más material (videos, audios, estudios)

No hay comentarios:

Publicar un comentario

¿Qué piensas al respecto?