Por Riqui Ricón*
Estos alzarán su voz, cantarán gozosos por la grandeza de Jehová; desde el mar darán voces. Glorificad por esto a Jehová en los valles; en las orillas del mar sea nombrado Jehová Dios de Israel (Isa 24.14-15).
Amo a Jehová, pues ha oído Mi voz y mis súplicas; Porque ha inclinado a mí su oído; Por tanto, le invocaré en todos mis días (Sal 116.1-2).
Estad siempre gozosos. Orad sin cesar. Dad gracias en todo, porque esta es la voluntad de Dios para con vosotros en Cristo Jesús. No apaguéis al Espíritu (1 Tes 5.16-18).
Una de las experiencias más hermosas y reconfortantes que cualquier padre puede experimentar es ver y escuchar el gozo y la alegría de sus hijos. Escuchar el canto y la risa de nuestros pequeños es un deleite para el corazón. El gozo y la alegría de nuestros hijos nos proporciona gran placer.
De la misma forma. el que tú puedes realizar una vida feliz siempre ha sido parte del plan de Dios para tu vida. Para lograr esto, una vida dichosa, Él nos proveyó de una forma segura mediante la fe en Su Hijo Jesucristo.
Por esto, es vital, para la vida de cualquiera, aceptar y reconocer que la Sangre y la Vida de Jesús es el justo precio que se pagó por nuestra redención y salvación. Redimida(o) significa que fuiste comprada(o), al precio de la Sangre de Jesús, de una vida de esclavitud al pecado y a la muerte para ser puesta(o) en libertad. Salvada(o) representa ser trasladada(o) de un estado de muerte y condenación eterna a un estado de vida y plenitud total.
El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia (Jn 10.10).
No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta (Ro 12.2).
Cuando comprendes que la voluntad del Todopoderoso Dios para tu vida es buena, agradable y perfecta, puedes confiar y descansar en Su Palabra permitiendo que el gozo del Señor llene tu espíritu y corazón.
Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él (Jn 3.16-17).
Dios te ama tanto que prefirió entregar a Su propio Hijo para pagar las consecuencias de tus pecados, antes que perderte a ti. Jesús no ha venido a condenarte sino a ofrecerte una vida plena y abundante.
Porque todos vosotros sois hijos de luz e hijos del día; no somos de la noche ni de las tinieblas (1 Tes 5.5).
Ahora eres un(a) Hija(o) amada(o) de Dios, Hija(o) de la luz y puedes estar segura(o) que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada te podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro.
Así que, no existe razón, ni pobreza, enfermedad, muerte o mal alguno, por el cual debas permitir que la angustia o el temor afecten tu vida para darle lugar a la tristeza y a la depresión.
No estéis tristes, pues el gozo del Señor es nuestra fortaleza (Neh 8.10).
Tu Padre celestial quiere verte gozosa(o) y alegre. No lo olvides, ¡Jesús pagó el justo precio!
*Ricardo C. Peredo Jaime © 2010
Lectura y Meditación de la Palabra de Dios
Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Octubre 26 1 Tes 5 / Isa 23-24/ Sal 116
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