Viernes 6 de Abril de 2012.
¡Plenitud!
Por Riqui Ricón*
¡Quién diera que tuviesen tal corazón, que me temiesen y guardasen todos los días todos mis mandamientos, para que a ellos y a sus hijos les fuese bien para siempre! (Deu 5. 29).
¡Qué vehemencia y qué Amor hay en estas Palabras que Dios dice acerca de Su pueblo! Es muy claro Su deseo de que utilices tu libertad para decidir creerle a Él. La voluntad expresa de Dios es que decidas creer a Su Palabra, la Biblia, para que a ti y a tus hijos les vaya bien para siempre.
Hace tiempo preguntaba a Dios ¿para qué son los mandamientos? ¿Para qué la Palabra? ¿Para qué la Ley? Y Él, con la simple dulzura de Su Palabra me contestó: ¡Para que te vaya bien para siempre!
La Ley de Dios, los diez mandamientos, la Biblia, son la guía, el manual de operación, que te permitirá desarrollar UNA VIDA CON PROPÓSITO aquí en la tierra. Es la voluntad de Dios, tu Padre que te ama, que te vaya bien para siempre, que poseas la tierra y vivas largos días sobre de ella, reinando como un(a) Hija(o) de Dios Nacida(o) de Nuevo.
Mirad cuál amor nos ha dado el Padre, para que seamos llamados (llamados por Él) hijos de Dios; por esto el mundo no nos conoce, porque no le conoció a él. Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal como él es (1 Jn 3. 1-2).
No te equivoques más, tú eres amada(o) de Dios. Él te ama tanto que prefirió entregar a Su propio Hijo, para pagar todos tus pecados, antes que perderte a ti. Ahora Dios mismo te llama Su Hija(o), por esto es que enfrentas problemas, pues el mundo, y su sistema, no te conocen, porque no le conoce a Él.
Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo (Jn 16.33).
No obstante, tienes la Palabra de Dios quien te dice que puedes tener paz al enfrentar todas tus dificultades si depositas toda tu confianza en Él, pues te garantiza, con Su Palabra, que de todo problema, enfermedad o circunstancia adversa, tú saldrás más que vencedor(a) por medio de Aquel que te amó, Cristo Jesús (Ro 8.37).
Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma (3 Jn 2).
Así que, ¡Eres la (el) amada(o) del Rey de reyes y Señor de señores! ¡El Rey de la creación, el Todopoderoso Dios, te llama por tu nombre y te dice: Amada / Amado!
La Voluntad expresa de Dios para tu vida es TOTAL PLENITUD: prosperidad en todas las cosas, que tengas salud, así como prospera tu alma (tus emociones, sentimientos, voluntad y pensamientos). Por medio de tu fe en Cristo Jesús, creyendo lo que dice la Biblia, que es la Palabra de Dios, y no miente, ahora tienes derecho a vivir una vida Plena de Amor, paz y gozo, donde no hay lugar para el temor, ni la angustia, ni la ansiedad, ni el estrés, ni la culpabilidad, ni la condenación, ni el odio, ni el resentimiento, ni el rencor, ni la duda, ni la depresión sino total y absolutos Amor, Paz y Gozo.
El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia (Jn 10.10).
Satanás siempre intentará engañarte oponiéndose a la Verdad. Una y otra vez te dirá que no tienes ese derecho, que no eres digna(o), que no lo mereces porque tú has hecho esto y lo otro, que sigues siendo un(a) miserable pecador(a), que no has cambiado ni cambiarás, que eres hipócrita y no sanarás y mucho menos prosperarás, etc., etc.
Someteos, pues, a Dios; resistid al diablo, y huirá de vosotros (Stgo 4.7).
¡Sométete a Dios! ¡Sométete a Su Palabra! Contéstale al diablo, en su cara, que Dios dice que Él no envió a Su Hijo, Jesucristo, a tu vida para condenarte sino para que recibas salvación, esto es, Amor, Paz y Gozo (Jn 3.17). Recuérdale que tienes derecho a una vida plena y abundante porque ya se pagó el precio por ella, que fue Jesús mismo quien, con su muerte y resurrección, te justificó, santificó y perfeccionó para darte la Vida Eterna de un(a) Hija(o) de Dios. Dile que no es por nada que tú hayas hecho o puedas hacer, sino por lo que Jesús hizo en la cruz por Amor a ti.
De acuerdo a la Escritura, Dios, por medio de Jesucristo, te ha hecho Su Hija(o). Sin la más mínima duda, tú eres un(a) Hija(o) de Dios Nacida(o) de Nuevo, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre (1 P 1.23).
Esto, mi amada(o), es Su plenitud de la cual tomamos todos, y gracia sobre gracia (Jn 1. 16).
Así como los 10 mandamientos de la ley de Dios (los cuales están puestos para tu beneficio), Dios te manda que creas, pues la (el) justa(o) por la fe vivirá. Que creas que, en todas las cosas, eres más que vencedor(a) por medio de Aquel que te amó, Cristo Jesús. Que creas que TODO lo puedes en Cristo, que es tu fortaleza. Que creas que mayor es Él, que está en ti, que el que está en el mundo. Que lo creas porque Él lo ha dicho en Su Palabra y esa es la Verdad.
Si vuelves a leer el primer versículo de esta reflexión notarás que el clamor del deseo de Dios es que le temamos de tal manera que atesoremos con amor Su Palabra, la Biblia.
Volví a preguntar a Dios, ¿es el verdadero temor a Dios el que Tú hablas y yo muero de miedo, como los israelitas en el monte Sinaí, o que, por que Tú hablas, por Tu Palabra, yo vivo plenamente?
Hace poco el Espíritu Santo me dio la definición del temor a Dios que más ha satisfecho a mí corazón. Me dijo, mira Riqui Ricón, el temor a Dios es la afectuosa admiración que produce el respeto y el amor a un padre amoroso y venerable, de parte de una Hijo o Hijo que se sabe amada(o). Es este temor a Dios el principio de la Sabiduría que fluye de la fe, la confianza y total certeza en la Palabra de Honor de semejante Padre (y de semejante Hija o Hijo).
Oremos en voz audible:
Gracias Señor por Tu Palabra. Gracias por todos Tus mandamientos y todas Tus promesas. Estoy 100 por ciento convencida(o) de que puedo confiar en Ti. Tú eres Dios y la Biblia es el Honor de Tu Palabra. Jesús, Tú eres mi Señor, Rey y Salvador y por Ti yo vivo. Gracias por la vida que ahora puedo vivir, una vida plena, llena y abundante. Gracias porque con Tu muerte pagaste TODOS mis pecados, con Tu Sangre me limpiaste y con Tu resurrección me diste vida nueva, me hiciste Nacer de Nuevo como un(a) Hija(o) de Dios y ahora tengo todo el derecho a creer y tomar de Tu Plenitud. Soy sano, soy libre, soy próspero, tengo paz, gozo y amor en Tu Nombre mi Señor Jesús. Amén. ¡Recibo Tu Plenitud!
*Ricardo C. Peredo Jaime © 2011
Lectura y Meditación de la Palabra de Dios
Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Abril 6 Mat 27. 1-31 / Deu 5-6 / Job 6
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