miércoles, 2 de noviembre de 2022

¿Qué requieres para ser un(a) Hijo(a) de Dios?

                                                                                                                                                                                                                                                                                                <ENGLISH>




 02 Noviembre

¿Qué requieres para ser un(a) Hijo(a) de Dios?


¡Perdón de pecados y vida eterna!

Por Riqui Ricón*

He aquí, amargura grande me sobrevino en la paz, mas a ti agradó librar mi vida del hoyo de corrupción; porque echaste tras tus espaldas todos mis pecados (Isa 38.17).

Que hermoso es saber, sin duda alguna, que Dios, el Todopoderoso, te ama. Que te ama tanto que prefirió entregar a Su propio Hijo, Jesucristo, antes que perderte a ti.

Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él (Jn 3.16-17).

Así es, amado(a), en Cristo Jesús fue satisfecha la Justicia de Dios y fuiste librado(a) del hoyo de corrupción (la muerte) pues Dios echó tras Sus espaldas TODOS tus pecados.

porque perdonaré la maldad de ellos, y no me acordaré más de su pecado (Jer 31.34b).

Dos aspectos poderosos y sublimes del Amor de Dios para contigo son:

1.     Jesús te ha hecho libre del poder que la muerte tenía sobre ti, pues ahora tienes Vida Eterna:

Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro (Ro 6.23).

Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna (Jn 3.16).

 

2.     Dios no está interesado en tus pecados sino en ti, por eso, está más que dispuesto a perdonar y OLVIDAR TODAS tus ofensas.

He aquí que vienen días, dice Jehová, en los cuales haré nuevo pacto  con la casa de Israel y con la casa de Judá.  No como el pacto que hice con sus padres el día que tomé su mano para sacarlos de la tierra de Egipto; porque ellos invalidaron mi pacto, aunque fui yo un marido para ellos, dice Jehová.  Pero este es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días, dice Jehová: Daré mi ley en su mente, y la escribiré en su corazón; y yo seré a ellos por Dios, y ellos me serán por pueblo.  Y no enseñará más ninguno a su prójimo, ni ninguno a su hermano, diciendo: Conoce a Jehová; porque todos me conocerán, desde el más pequeño de ellos hasta el más grande, dice Jehová; porque perdonaré la maldad de ellos, y no me acordaré más de su pecado (Jer 31.31-34).

La Vida Eterna es el valor agregado al verdadero regalo que Dios te hace y que recibes en el preciso momento de poner tu fe en Jesús como tu Señor y Salvador. De acuerdo a la Biblia, que es la Palabra de Dios y no miente, el Plan de Redención, la muerte y resurrección de Jesucristo, tiene el propósito exclusivo de hacer de ti un(a) genuino(a) y legítimo(a) Hijo(a) de Dios.

Pues han nacido de nuevo pero no a una vida que pronto se acabará. Su nueva vida durará para siempre porque proviene de la eterna y viviente palabra de Dios (1 P 1.23 NTV).

El Nuevo Pacto se establece cuando aceptas y reconoces a Jesús como Señor y Salvador de tu vida. Es Su Sangre la señal de este Nuevo Pacto que está establecido sobre mejores promesas, pues, como ya te he dicho, su propósito es mucho mayor que el simple perdón de pecados y la entrada al cielo: Su propósito es darte Vida Eterna para hacerte Su propio(a) Hijo(a).

Antes de la creación del mundo, Dios decidió adoptarnos como hijos suyos a través de Jesucristo. Eso era lo que él tenía planeado y le dio gusto hacerlo (Efe 1.5 PDT).

Como Dios te predestino para ser adoptado(a) Hijo(a) Suyo según el puro afecto de Su voluntad, entonces el PAGO y PERDÓN DE TODOS tus pecados es un mero requisito y la VIDA ETERNA una consecuencia de ser hecho(a), por la Palabra de Dios, un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo.

Teniendo todo esto en consideración, vale la pena reflexionar que, SI siendo como era el pueblo de Israel el rey Ezequías fue librado de morir a consecuencia de una penosa enfermedad cuando oró a Dios, entonces, ¿cuánto más, no hará Dios por uno(a) de Sus Hijos(as) como tú?

El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas? (Ro 8.32).

Sin importar cuál sea tu situación, enfermedad o aflicción, ni siquiera importa si has caído en pecado o te has alejado de Dios, Él jamás dejará de amarte y de atender tu oración.

»Sigue pidiendo y recibirás lo que pides; sigue buscando y encontrarás; sigue llamando, y la puerta se te abrirá. Pues todo el que pide, recibe; todo el que busca, encuentra; y a todo el que llama, se le abrirá la puerta. »Ustedes, los que son padres, si sus hijos les piden un pedazo de pan, ¿acaso les dan una piedra en su lugar? O, si les piden un pescado, ¿les dan una serpiente? ¡Claro que no! Así que, si ustedes, gente pecadora, saben dar buenos regalos a sus hijos, cuánto más su Padre celestial dará buenos regalos a quienes le pidan (Mat 7.7-11 NTV).

Si puedes creer la Palabra de Dios, pues al que le cree a Dios TODAS las cosas le son posibles.

Oremos en voz audible:

Amado Padre celestial, en verdad que no hay nada tan hermoso como saberme y sentirme tan amado(a) por Ti. Muchas gracias, porque a ti no te importó lo que había hecho de mi vida sino que te importó más mi persona que mis acciones. No conozco palabras suficientes para expresarte lo que siento yo por Ti, mi Dios. Jesús, Tú eres mi Rey y Señor Salvador, la Vida Nueva, plena y abundante que ahora disfruto te la debo a Ti. ¡Gracias por la cruz! ¡Gracias por Tu Sangre! ¡Gracias por tu resurrección! ¡Gracias por Tu Victoria sobre la muerte! ¡Gracias por Tu Amor! Me propongo con Tu ayuda, Espíritu Santo, a realizar esta vida de dicha, paz y libertad. Sé que en el mundo tendré aflicciones, pero puedo confiar plenamente en tu Palabra, ¡Tú has Vencido al mundo! Así que, voy a resistir al diablo y sus mentiras como el temor, la duda, la enfermedad y la pobreza. En el nombre de Jesús yo soy lo que la Biblia dice que soy y no otra cosa: un(a) amado(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo quien todo lo puede en Cristo. En todas las cosas soy más que vencedor(a). ¡Soy sano(a)! ¡Soy libre! ¡Soy próspero(a)! ¡Soy dichoso(a)! En medio de cualquier problema, angustia o enfermedad, tengo la paz que sobrepasa todo entendimiento, pues puedo ser feliz en medio de la aflicción ya que, sé que sé, que, como dices Tú, mi Dios y Padre, en Tu Palabra, TODAS las cosas me ayudan a bien. En el nombre de Jesús. ¡Amén!

 Nota Importante:

¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el Todopoderoso?

Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:

Señor Jesús, yo creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.

*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2011

 

Tres Recomendaciones:

Lo que acabas de suceder al reconocer a Jesucristo como el Señor y Salvador de tu vida, de acuerdo con La Palabra de Dios, es que has Nacido de Nuevo, ya no más como un ser humano común y corriente, sujeto a la ley del pecado y de la muerte, sino que ahora eres un(a) legítimo(a) y auténtico(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo, exactamente igual a Jesucristo, quien ahora es tu Hermano Mayor. Por lo tanto, te hago estas tres importantísimas recomendaciones:

1.     Orar. Orar es platicar con Dios. Así que, búscate un lugar tranquilo donde puedas comenzar a platicar todas tus cosas con Él. Hazlo de forma audible y notarás como Dios siempre responderá a tu corazón.

2.     Leer y meditar la Palabra de Dios. La Biblia es La Palabra de Dios, así que, consigue una Biblia y comienza a leerla y meditarla. ¿Cómo empezar? Es muy sencillo. Dependiendo del día que sea hoy, busca en el programa de lectura “La Biblia en un año” y realiza las lecturas correspondientes. Este programa lo puedes obtener en: A Través de La Biblia En Un Ano (palabradehonor.org) Notarás que el programa está arreglado para imprimirlo como un cuadernillo.

3.     En oración con Dios, tu Padre, busca y únete a una iglesia o congregación cristiana donde enseñen la Palabra de Dios en base a las Buenas Noticias que son el Evangelio de Jesucristo.

*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2020

 

 


Lectura y Meditación de la Palabra de Dios

Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.

Noviembre 2                          1 Tim 4  /  Isa 38-39/ Sal 119.121-144


Cápsula del día.




Puedes escuchar o descargar la lectura de la  Biblia en audio del día de hoy, la tenemos para ti en dos versiones: 


RV60 




NVI 



Lectura y Meditación de la Palabra de Dios

Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.

Noviembre 2                          1 Tim 4  /  Isa 38-39/ Sal 119.121-144

 

1 Timoteo 4

 Predicción de la apostasía

4

1Pero el Espíritu dice claramente que en los postreros tiempos algunos apostatarán de la fe, escuchando a espíritus engañadores y a doctrinas de demonios; 2por la hipocresía de mentirosos que, teniendo cauterizada la conciencia, 3prohibirán casarse, y mandarán abstenerse de alimentos que Dios creó para que con acción de gracias participasen de ellos los creyentes y los que han conocido la verdad. 4Porque todo lo que Dios creó es bueno, y nada es de desecharse, si se toma con acción de gracias; 5porque por la palabra de Dios y por la oración es santificado.

Un buen ministro de Jesucristo

6Si esto enseñas a los hermanos, serás buen ministro de Jesucristo, nutrido con las palabras de la fe y de la buena doctrina que has seguido. 7Desecha las fábulas profanas y de viejas. Ejercítate para la piedad; 8porque el ejercicio corporal para poco es provechoso, pero la piedad para todo aprovecha, pues tiene promesa de esta vida presente, y de la venidera. 9Palabra fiel es esta, y digna de ser recibida por todos. 10Que por esto mismo trabajamos y sufrimos oprobios, porque esperamos en el Dios viviente, que es el Salvador de todos los hombres, mayormente de los que creen.

11Esto manda y enseña. 12Ninguno tenga en poco tu juventud, sino sé ejemplo de los creyentes en palabra, conducta, amor, espíritu, fe y pureza. 13Entre tanto que voy, ocúpate en la lectura, la exhortación y la enseñanza. 14No descuides el don que hay en ti, que te fue dado mediante profecía con la imposición de las manos del presbiterio. 15Ocúpate en estas cosas; permanece en ellas, para que tu aprovechamiento sea manifiesto a todos. 16Ten cuidado de ti mismo y de la doctrina; persiste en ello, pues haciendo esto, te salvarás a ti mismo y a los que te oyeren.[1]

  

Isaías 38-39

Enfermedad de Ezequías

(2 R. 20.1–11; 2 Cr. 32.24–26)

38

1En aquellos días Ezequías enfermó de muerte. Y vino a él el profeta Isaías hijo de Amoz, y le dijo: Jehová dice así: Ordena tu casa, porque morirás, y no vivirás. 2Entonces volvió Ezequías su rostro a la pared, e hizo oración a Jehová, 3y dijo: Oh Jehová, te ruego que te acuerdes ahora que he andado delante de ti en verdad y con íntegro corazón, y que he hecho lo que ha sido agradable delante de tus ojos. Y lloró Ezequías con gran lloro. 4Entonces vino palabra de Jehová a Isaías, diciendo: 5Ve y di a Ezequías: Jehová Dios de David tu padre dice así: He oído tu oración, y visto tus lágrimas; he aquí que yo añado a tus días quince años. 6Y te libraré a ti y a esta ciudad, de mano del rey de Asiria; y a esta ciudad ampararé.

7Y esto te será señal de parte de Jehová, que Jehová hará esto que ha dicho: 8He aquí yo haré volver la sombra por los grados que ha descendido con el sol, en el reloj de Acaz, diez grados atrás. Y volvió el sol diez grados atrás, por los cuales había ya descendido.

9Escritura de Ezequías rey de Judá, de cuando enfermó y sanó de su enfermedad: 10Yo dije: A la mitad de mis días iré a las puertas del Seol; privado soy del resto de mis años. 11Dije: No veré a JAH, a JAH en la tierra de los vivientes; ya no veré más hombre con los moradores del mundo. 12Mi morada ha sido movida y traspasada de mí, como tienda de pastor. Como tejedor corté mi vida; me cortará con la enfermedad; me consumirás entre el día y la noche. 13Contaba yo hasta la mañana. Como un león molió todos mis huesos; de la mañana a la noche me acabarás.

14Como la grulla y como la golondrina me quejaba; gemía como la paloma; alzaba en alto mis ojos. Jehová, violencia padezco; fortaléceme. 15¿Qué diré? El que me lo dijo, él mismo lo ha hecho. Andaré humildemente todos mis años, a causa de aquella amargura de mi alma.

16Oh Señor, por todas estas cosas los hombres vivirán, y en todas ellas está la vida de mi espíritu; pues tú me restablecerás, y harás que viva. 17He aquí, amargura grande me sobrevino en la paz, mas a ti agradó librar mi vida del hoyo de corrupción; porque echaste tras tus espaldas todos mis pecados. 18Porque el Seol no te exaltará, ni te alabará la muerte; ni los que descienden al sepulcro esperarán tu verdad. 19El que vive, el que vive, éste te dará alabanza, como yo hoy; el padre hará notoria tu verdad a los hijos. 20Jehová me salvará; por tanto cantaremos nuestros cánticos en la casa de Jehová todos los días de nuestra vida.

21Y había dicho Isaías: Tomen masa de higos, y pónganla en la llaga, y sanará. 22Había asimismo dicho Ezequías: ¿Qué señal tendré de que subiré a la casa de Jehová?

Ezequías recibe a los enviados de Babilonia

(2 R. 20.12–19; 2 Cr. 32.27–31)

39

1En aquel tiempo Merodac-baladán hijo de Baladán, rey de Babilonia, envió cartas y presentes a Ezequías; porque supo que había estado enfermo, y que había convalecido. 2Y se regocijó con ellos Ezequías, y les mostró la casa de su tesoro, plata y oro, especias, ungüentos preciosos, toda su casa de armas, y todo lo que se hallaba en sus tesoros; no hubo cosa en su casa y en todos sus dominios, que Ezequías no les mostrase. 3Entonces el profeta Isaías vino al rey Ezequías, y le dijo: ¿Qué dicen estos hombres, y de dónde han venido a ti? Y Ezequías respondió: De tierra muy lejana han venido a mí, de Babilonia. 4Dijo entonces: ¿Qué han visto en tu casa? Y dijo Ezequías: Todo lo que hay en mi casa han visto, y ninguna cosa hay en mis tesoros que no les haya mostrado.

5Entonces dijo Isaías a Ezequías: Oye palabra de Jehová de los ejércitos: 6He aquí vienen días en que será llevado a Babilonia todo lo que hay en tu casa, y lo que tus padres han atesorado hasta hoy; ninguna cosa quedará, dice Jehová. 7De tus hijos que saldrán de ti, y que habrás engendrado, tomarán, y serán eunucos en el palacio del rey de Babilonia.a 8Y dijo Ezequías a Isaías: La palabra de Jehová que has hablado es buena. Y añadió: A lo menos, haya paz y seguridad en mis días.[2]

 

    

 

SALMO 119.121-144

 

Excelencias de la ley de Dios

Ayin

     121     Juicio y justicia he hecho;

No me abandones a mis opresores.

     122     Afianza a tu siervo para bien;

No permitas que los soberbios me opriman.

     123     Mis ojos desfallecieron por tu salvación,

Y por la palabra de tu justicia.

     124     Haz con tu siervo según tu misericordia,

Y enséñame tus estatutos.

     125     Tu siervo soy yo, dame entendimiento

Para conocer tus testimonios.

     126     Tiempo es de actuar, oh Jehová,

Porque han invalidado tu ley.

     127     Por eso he amado tus mandamientos

Más que el oro, y más que oro muy puro.

     128     Por eso estimé rectos todos tus mandamientos sobre todas las cosas,

Y aborrecí todo camino de mentira.

Pe

     129     Maravillosos son tus testimonios;

Por tanto, los ha guardado mi alma.

     130     La exposición de tus palabras alumbra;

Hace entender a los simples.

     131     Mi boca abrí y suspiré,

Porque deseaba tus mandamientos.

     132     Mírame, y ten misericordia de mí,

Como acostumbras con los que aman tu nombre.

     133     Ordena mis pasos con tu palabra,

Y ninguna iniquidad se enseñoree de mí.

     134     Líbrame de la violencia de los hombres,

Y guardaré tus mandamientos.

     135     Haz que tu rostro resplandezca sobre tu siervo,

Y enséñame tus estatutos.

     136     Ríos de agua descendieron de mis ojos,

Porque no guardaban tu ley.

Tsade

     137     Justo eres tú, oh Jehová,

Y rectos tus juicios.

     138     Tus testimonios, que has recomendado,

Son rectos y muy fieles.

     139     Mi celo me ha consumido,

Porque mis enemigos se olvidaron de tus palabras.

     140     Sumamente pura es tu palabra,

Y la ama tu siervo.

     141     Pequeño soy yo, y desechado,

Mas no me he olvidado de tus mandamientos.

     142     Tu justicia es justicia eterna,

Y tu ley la verdad.

     143     Aflicción y angustia se han apoderado de mí,

Mas tus mandamientos fueron mi delicia.

     144     Justicia eterna son tus testimonios;

Dame entendimiento, y viviré.[3]



[1] Reina Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı́blicas Unidas, 1998, S. 1 Ti 3.16-4.16

a 39.7: Dn. 1.1–7; 2 R. 24.10–16; 2 Cr. 36.10.

[2] Reina Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı́blicas Unidas, 1998, S. Is 37.38-39.8

[3] Reina Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı́blicas Unidas, 1998, S. Sal 119.120-144

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