domingo, 3 de mayo de 2020

¿Por qué escucharía Dios a alguien como tú?










03  de MAYO



¿Por qué escucharía Dios a alguien como tú?



¡Por tu elocuente Mediador!
Por Riqui Ricón*
Si tuviese cerca de él Algún elocuente mediador muy escogido, Que anuncie al hombre su deber; Que le diga que Dios tuvo de él misericordia, Que lo libró de descender al sepulcro, Que halló redención; Su carne será más tierna que la del niño, Volverá a los días de su juventud. Orará a Dios, y éste le amará, Y verá su faz con júbilo; Y restaurará al hombre su justicia. El mira sobre los hombres; y al que dijere: Pequé, y pervertí lo recto, Y no me ha aprovechado, Dios redimirá su alma para que no pase al sepulcro, Y su vida se verá en luz. He aquí, todas estas cosas hace Dios Dos y tres veces con el hombre, Para apartar su alma del sepulcro, Y para iluminarlo con la luz de los vivientes (Job 33. 23-30).
Que hermoso y reconfortante es saber que tú cuentas con ese escogido y elocuente mediador: Cristo Jesús.
Por Él, puedes estar seguro(a) que el Amor y la misericordia de Dios son abundantes para contigo y has hallado redención. ¡Jesús te ha librado de descender al sepulcro! ¡Ha pagado todos tus pecados!
Porque la paga del pecado es muerte, mas la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro (Ro 6.23).
Has sido justificado(a), perdonado(a) y creado(a) de Nuevo (mas ahora como un(a) Hijo(a) de Dios), para poder estar delante de Su Presencia limpio(a) y sin mancha, como lavado(a) en la preciosa Sangre de tu Señor, Rey y Salvador.
Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo; por quien también tenemos entrada por la fe a esta gracia en la cual estamos firmes, y nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios (Ro 5. 1-2).
Ahora puedes, con toda confianza, acercarte a tu Dios y Padre para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro.
Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro (He 4.16).
La Biblia, que es la Palabra de Dios y no miente, te asegura que cuando tú oras a Dios, Él te escucha; y no solamente te escucha sino que, mientras tú oras, tu mediador, Jesucristo, presenta tu oración delante del Padre para hablar a tu favor.
Pacientemente esperé a Jehová, Y se inclinó a mí, y oyó mi clamor. Y me hizo sacar del pozo de la desesperación, del lodo cenagoso; Puso mis pies sobre peña, y enderezó mis pasos. Puso luego en mi boca cántico nuevo, alabanza a nuestro Dios. Verán esto muchos, y temerán, Y confiarán en Jehová (Sal 40.1-3).
Así que, no permitas que nada, ni nadie, ni enfermedad, ni circunstancias difíciles y ni aún el pecado, te desanimen para cada día buscar la comunión con Dios en la oración y a través de la lectura y la meditación de Su Palabra.
Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien (Jos 1.8).
Dios, en Su infinito Amor por ti, te enseña en Su Palabra la manera en que tú puedes hacer prosperar tu camino y que todo te salga bien: ¡Haz de la lectura y meditación de la Biblia la norma máxima de tu vida! ¡Medita en Ella de día y de noche!
Así que la fe es por el oír, y el oír, por la palabra de Dios (Ro 10.17).
La fe ES cuando lees y meditas la Biblia.
Porque la fe viene cuando se escucha con atención el mensaje que predicamos acerca de Jesucristo (Ro 10.17 CST).
Por tu fe, por creerle a Dios, creyendo Su Palabra, puedes vivir confiadamente por siempre.
Así que vivimos confiados siempre… (porque por fe andamos, no por vista) (2 Co 5.6a, 7).
Tú necesitas fe para vivir en victoria siempre y la fe viene por escuchar continuamente y con atención el mensaje de la Palabra de Dios.
Jehová de los ejércitos, Dichoso el hombre que en ti confía (Sal 84.12).
Y recuerda, si has cometido pecado no huyas de Dios, corre hacia Él porque,
Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad (1 Jn 1.9).
Él no te ha dejado, ni te dejará. Su propósito para contigo es que tengas una vida llena de luz y plenitud.
Así es, puedes gritarlo si quieres: ¡Vivo en la Luz!
¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que justifica. ¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más aun, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros. ¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia, o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada? Como está escrito: Por causa de ti somos muertos todo el tiempo; Somos contados como ovejas de matadero. Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó. Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro (Ro 8. 33-39).
¡Jesús es un elocuente mediador muy escogido que intercede por ti a la diestra de Dios!
Oremos en voz audible:
Amado Padre celestial, ¿qué puedo decir a todo esto? Solamente que te amo, que conocerte a Ti, conocer Tu Palabra y Tu Amor para conmigo, es lo mejor que me ha sucedido. Creo y recibo Tu Amor. Gracias por ese elocuente y escogido mediador que me has dado. ¡Gracias Jesús! Hoy puedo enfrentar cualquier problema o circunstancia sabiendo quién soy yo y quién está conmigo. Soy un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo y no Nací de Nuevo de una simiente corruptible sino de la incorruptible semilla que es Tu Palabra que vive y permanece para siempre. Creo y declaro firmemente que yo, __________ (tu nombre aquí), tengo la Vida Eterna que Tú, Jesucristo, compraste para mí. Creo y declaro firmemente que  Dios, el Espíritu Santo, está en mí y conmigo; y si Tú, oh Dios, estás conmigo ¿quién contra mí? ¡Todo lo puedo en Cristo que me fortalece! ¡En toda angustia, problema o enfermedad soy más que vencedor(a) por medio de Aquel que me amó, Cristo Jesús! ¡Soy sano(a)! ¡Soy libre! ¡Soy próspero(a)! ¡Soy dichoso(a)!  ¡Gracias Padre! ¡Muchas Gracias! En el nombre de Jesús. Amén.
 Nota Importante:
¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el Todopoderoso?
Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:
Señor Jesús, yo creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2012



Lectura y Meditación de la Palabra de Dios
Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.

Mayo 3                                  Hch 15. 22-41  /  Jue 1  /  Job 33












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