viernes, 26 de enero de 2018

¡Cómo salir adelante en tiempo de escases!

 



14 de Enero


¡Todo lo demás te ha de ser añadido!


Por Riqui Ricón*


Ellos temblaron de espanto; Porque Dios está con la generación de los justos (Sal 14.5).


Amado(a), no te dejes engañar, la Biblia, la Palabra de Dios, es la Verdad y cualquiera de nosotros que camine a la Luz de Su Palabra no andará en tinieblas, ni en angustia, ni en temor, ni en desesperación, ni en enfermedad, ni en pobreza, ni en deudas, sino, como dice Jesucristo:

Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres (Jn 8.31-32).

Así que, como tú has decidido creerle a Dios, le crees a Su Palabra y entonces no hay forma que puedas perder en esta vida. Tienes asegurada la victoria en esta batalla, pues es la buena batalla de la fe.

Esta batalla no es contra tu esposa o esposo, ni contra tu hija o hijo, ni contra alguno de tus suegros, ni contra ninguna de las personas que forman parte de tu vida,

sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes (Efe 6.12).

Algunas personas pueden sentir temor ante lo difícil o determinante de los problemas que enfrentan, pero NO NOSOTROS los Hijos de Dios Nacidos de Nuevo, comprados y redimidos al precio de la Sangre de Cristo Jesús, quienes sabemos y estamos convencidos que,

Hijitos, vosotros sois de Dios, y los habéis vencido; porque mayor es el que está en vosotros, que el que está en el mundo… Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe. ¿Quién es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios? (1 Jn 4.4, 5.4-5).

Así que, tus enemigos tiemblan de espanto, porque Dios está con la generación de los justos, y esto es lo que tú ahora eres en Cristo Jesús: un(a) justo(a).

Al que no conoció pecado, por nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en él (2 Co 5.21).

Esto es así porque Dios te ama tanto que prefirió entregar a Su propio Hijos antes que perderte a ti.

Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él (Jua 3.16-17).

Es por Amor a ti que Dios te ha justificado, te ha hecho justo(a) con la Sangre de Jesús. Cristo Jesús pagó con Su Vida todos tus delitos y pecados. Ahora no debes nada, no tienes que pagar nada. ¡Eres justo(a)!

Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo; por quien también tenemos entrada por la fe a esta gracia en la cual estamos firmes, y nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios (Ro 5.1-2).

En honor a la Verdad, la Biblia es la Verdad, eres tú quien ha sido justificado(a), hecho(a) justo(a), por Dios en la Sangre de Jesús, y son ellos, tus enemigos, los que tiemblan de espanto.

Efectivamente, sin importar las circunstancias que estés atravesando, la Verdad prevalece: tú eres la generación de los justos y Dios está contigo.

¿Qué, pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros? (Ro 8.31).

En un tiempo de tremenda crisis y escasez, Abraham vivió creyendo la Palabra que el Señor le había dado y dice la Escritura que le fue contado por justicia (Gen 15.6). ¡Fue hecho justo por creerle a Dios, creyendo Su Palabra!.

Por eso, los reyes de aquella región temblaban de espanto y se apresuraron a hacerse amigos de Abraham.

Aconteció en aquel mismo tiempo que habló Abimelec, y Ficol príncipe de su ejército, a Abraham, diciendo: Dios está contigo en todo cuanto haces. Ahora, pues, júrame aquí por Dios, que no faltarás a mí, ni a mi hijo ni a mi nieto, sino que conforme a la bondad que yo hice contigo, harás tú conmigo, y con la tierra en donde has morado (Gen 21.22-23).

La integridad de la Palabra de Dios es contundente, Él no miente ni se arrepiente, Él no cambia Su Palabra:

Mas no quitaré de él mi misericordia, Ni falsearé mi verdad. No olvidaré mi pacto, Ni mudaré lo que ha salido de mis labios (Sal 89.33-34).

¡No te dejes engañar! Tu vida está escondida con cristo en Dios. Tu vida consiste en mucho más que la comida, el techo o el vestido.

El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia (Jua 10.10).

Así es, ¡escrito está! El diablo solo viene a tu vida para hurtar, matar y destruir pero Cristo Jesús ESTÁ PRESENTE en ti para darte vida y VIDA ABUNDANTE.

Vosotros, pues, no os preocupéis por lo que habéis de comer, ni por lo que habéis de beber, ni estéis en ansiosa inquietud. Porque todas estas cosas buscan las gentes del mundo; pero vuestro Padre sabe que tenéis necesidad de estas cosas. Mas buscad el reino de Dios, y todas estas cosas os serán añadidas (Luc 12.29-31).

Por el Amor que el Señor siente por ti, has sido levantado(a) a la posición de Hijo(a) de Dios. Él sabe de qué cosas tienes necesidad y ha establecido en Su Palabra que te sean suplidas todas mientras tú actúas en la fe y en Su Palabra para establecer Su reino; primeramente en tu propia vida y posteriormente en esta tierra.

¡Busca el reino de Dios y su justicia, y todo lo demás te será añadido!

Oremos en voz audible:

Amado Padre celestial, Tú, por Amor me has hecho justo(a) en Cristo Jesús y ahora puedo disfrutar de Tu Plenitud para vivir una vida buena y abundante. Gracias, Señor Jesús, por lo que hiciste por Amor a mí al morir en esa cruz. Entiendo que mi permanencia en este mundo tiene el propósito de que, con Tu ayuda Espíritu Santo, comencemos a establecer Tu reino. ¡Venga Tu reino, Señor, y hágase Tu Voluntad así en la tierra como en el cielo! Por lo tanto, yo decido no estar en ansiosa inquietud por lo porvenir y confiar en Ti, confiar en Tu Palabra. Así que, declaro que YO SOY lo que Tú, mi Dios, dices en Tu Palabra que ahora soy: ¡En todas las cosas soy más que vencedor(a) por medio de Aquel que me amó! ¡Todo lo puedo en Cristo que me fortalece! ¡Yo soy Tu Hijo(a) y los he vencido, porque mayor eres Tú, que estás en mí, que el que está en el mundo! ¡Soy sano(a)! ¡Soy libre! ¡Soy próspero(a)! Tu Amor, gozo y paz ya están en mí para que yo haga de mi vida una vida plena y abundante; para que yo haga de mi vida una vida que vale la pena vivir. En el nombre de Jesús. Amén.

 Nota Importante:

¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el Todopoderoso?

Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:

Señor Jesús, yo creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.

*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2011

 
Lectura y Meditación de la Palabra de Dios

Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.

Enero 14                              Luc 12.1-31  /  Gen 21  /  Sal 14

 

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