jueves, 2 de febrero de 2017

¿Podrá algo o alguien vencerte en esta vida?

 



27 de Enero

¡No temeré, solamente creeré!


Por Riqui Ricón*

Jehová es mi luz y mi salvación; ¿de quién temeré? Jehová es la fortaleza de mi vida; ¿de quién he de atemorizarme? Cuando se juntaron contra mí los malignos, mis angustiadores y mis enemigos, Para comer mis carnes, ellos tropezaron y cayeron. Aunque un ejército acampe contra mí, No temerá mi corazón; Aunque contra mí se levante guerra, Yo estaré confiado (Sal 27.1-3).

Una vez más, la Biblia, que es la Palabra de Dios y no miente, te enseña que cualesquiera que sean las circunstancias que estés atravesando el día de hoy, puedes estar seguro(a) y confiado(a) en que Dios saldrá por ti y responderá a favor tuyo.

Me preguntarás, ¿cómo puedes estar tan seguro de que Él acudirá a favor de una persona como yo? Realmente es fácil tener plena certeza de esto, ya que la misma Escritura, la Palabra de Honor de Dios, te lo asegura de la siguiente forma:

Aunque mi padre y mi madre me dejaran, Con todo, Jehová me recogerá (Sal 27.10).

¿Se olvidará la mujer de lo que dio a luz, para dejar de compadecerse del hijo de su vientre? Aunque olvide ella, yo nunca me olvidaré de ti (Isa 49.15).

Como puedes ver, el Amor que Dios siente por ti es mayor que el de un padre o una madre terrenal. Es el Amor de Dios, el Padre, quien te ama tanto que prefirió entregar a Su propio Hijo, para que pagara TODOS tus pecados, antes que perderte a ti por toda la eternidad.

Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él (Jn 3.16-17).

¡El Dios vivo y verdadero creador de todo lo visible y lo invisible, el todopoderoso Dios es tu propio Padre y le puedes decir Abba, papá, papito!

Todo aquel que cree que Jesús es el Cristo, es nacido de Dios (1Jn 5.1a).

MIREN CUÁNTO NOS ama el Padre celestial que permite que seamos llamados hijos de Dios. ¡Y lo mas maravilloso es que de veras lo somos! (1 Jn 3.1ª BAD).

Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios. Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre! El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios (Ro 8.14-16).

Insisto en que, cualesquiera que sean las circunstancias que estés atravesando el día de hoy, con toda razón puedes, enfática y claramente, declarar:

Jehová es mi luz y mi salvación; ¿de quién temeré? Jehová es la fortaleza de mi vida; ¿de quién he de atemorizarme?

La fe que tú necesitas hoy para mover esas montañas de enfermedad, tristeza, pobreza y depresión sólo puede provenir de un solo lugar: que tengas la revelación (la convicción) de cuanto Dios te ama.

Si en Verdad te sabes el (la) amado(a) Hijo(a) del único Dios vivo y verdadero (¡y por la Sangre de Cristo Jesús que tú en Verdad lo eres!), entonces no tienes motivo ni razón alguna para preocuparte ni para estar en ansiosa inquietud.

Qué, pues, diremos a esto? Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros? El que no escatimó ni a su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también con él todas las cosas? (Rom 8.31-32).

Así que, mi amado(a), ¡no temas, cree solamente! Dios no te ha dejado y nunca te dejará. Por más feas e imposibles que parezcan tus circunstancias, problemas, enfermedades o aflicciones, la Palabra de Honor de tu Dios y Padre está sobre de todas ellas.

Si vosotros permaneciereis en mi palabra, seréis verdaderamente mis discípulos; y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres (Jua 8.31b-32).

¡Eres libre para vivir una Vida Plena y Abundante!

Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo (Jua 16.33).

Es cierto que en este mundo tendrás aflicciones, pero en medio de todo conflicto o aflicción puedes confiar y disfrutar de paz. ¡Jesús ha vencido al mundo!

El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia (Jua 10.10).

Sin lugar a dudas habrá problemas y aflicciones y el ladrón intentará robarte y destruirte pero tú has sido destinado(a), por el Amor que Dios tu Padre tiene por ti, para siempre salir más que vencedor(a) de toda circunstancia y así realizar una Vida Plena y Abundante; has sido destinado(a) para realizar esa Vida que Dios siempre planeó para ti, esa Vida que vale la pena vivir: La Vida Eterna.

Recuerda que este año es tu año de Esplendor.

Oremos en voz audible:

Amado Dios, Tú eres el creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible. Quiero decirte que estoy muy agradecido(a) por lo que has hecho por mí. ¡Gracias Señor! ¡Tú eres mi Padre y yo soy Tu Hijo(a)! Señor Jesús, por lo que hiciste en la cruz ahora puedo entrar confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro. ¡El Todopoderoso es mi Papá! ¡No temeré, solamente creeré! Por Ti, Jesucristo, y sólo por Ti, soy un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo. Soy linaje escogido, real sacerdocio, nación santa,  pueblo adquirido por Ti, mi Dios,  para que anuncie las virtudes de Aquel que me llamó de las tinieblas a Su luz admirable; yo ______________ (tu nombre aquí) que en otro tiempo no era nadie, pero que ahora soy Hijo(a) del único Dios, vivo y verdadero; yo ______________ (tu nombre aquí) que en otro tiempo no había alcanzado misericordia, pero ahora, por Cristo Jesús, he alcanzado Tu misericordia. Tengo la Vida Eterna que compraste para mí y voy vivirla, y la voy a vivir plena y abundantemente. Jehová es mi luz y mi salvación; ¿de quién temeré? Jehová es la fortaleza de mi vida; ¿de quién he de atemorizarme? Cuando se juntaron contra mí los malignos, mis angustiadores y mis enemigos, Para comer mis carnes, ellos tropezaron y cayeron. Aunque un ejército acampe contra mí, No temerá mi corazón; Aunque contra mí se levante guerra, Yo estaré confiado. En el nombre de Jesús. Amén.

 Nota Importante:

¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el Todopoderoso?

Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:

Señor Jesús, yo creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.

*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2012

 


Lectura y Meditación de la Palabra de Dios

Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.

Enero 27                         Luc 20.1-26  /  Gen 35-36  /  Sal 27

 




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