martes, 1 de febrero de 2011

Miércoles 2 de Febrero de 2011

¡Alégrate!
Por Riqui Ricón*
Alegraos, oh justos, en Jehová; En los íntegros es hermosa la alabanza (Sal 33.1).
Alabar a Dios es un deleite y es muy difícil encontrar un creyente que no se goce al derramar su corazón en alabanza y adoración al que es digno de recibir toda la gloria, Cristo Jesús.
Existe un deleite mayor, un gozo más excelente, que me permite disfrutar de la Plenitud de Dios, que es el saber y creer que soy justo, pues el justo se alegra en el Señor.
Pero ahora, aparte de la ley, se ha manifestado la justicia de Dios, testificada por la ley y por los profetas; la justicia de Dios por medio de la fe en Jesucristo,  para todos los que creen en él. Porque no hay diferencia, por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios, siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús, a quien Dios puso como propiciación por medio de la fe en su sangre, para manifestar su justicia, a causa de haber pasado por alto, en su paciencia, los pecados pasados, con la mira de manifestar en este tiempo su justicia, a fin de que él sea el justo, y el que justifica al que es de la fe de Jesús (Ro 3.21-26).
Anteriormente, cuando se hablaba de justicia, integridad y santidad, sentía mucha lástima por mí mismo pues yo había perdido y desechado esas virtudes al tomar malas decisiones y llevar una vida de pecado. Mas ahora, de acuerdo a la Biblia, que es la Palabra de Dios y no miente, ¡he sido justificado gratuitamente por la gracia de Dios, mediante la redención que Cristo Jesús efectuó para mí pagando el JUSTO precio de mis pecados! ¡Esto lo propició Dios a mi favor para manifestar Su justicia, la cual es más sublime que la nuestra, pasando por alto mis pecados a fin de que él sea el justo, y el que justifica al que es de la fe de Jesús!
Así que, de tal manera me amó Dios que entregó a Su Hijo PARA QUE YO CREA EN EL y tenga vida eterna al ser justificado, HECHO JUSTO, por Su justicia.
Me dirás, sé que la Biblia lo dice, pero ¿cómo puede ser posible eso? A través del Nuevo Nacimiento.
De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas. Y todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo por Cristo, y nos dio el ministerio de la reconciliación; que Dios estaba en Cristo reconciliando consigo al mundo, no tomándoles en cuenta a los hombres sus pecados, y nos encargó a nosotros la palabra de la reconciliación (2 Co 5.17-19).
Todo aquel que cree que Jesús es el Cristo, es nacido de Dios (1 Jn 5.1a).
Cuando tú reconociste a Jesús como Señor y Salvador de tu vida, el espíritu que tú eres y que estabas muerto, no revivió para seguir siendo el mismo, sino que fuiste creado de nuevo, esto es, hecho totalmente nuevo por el Espíritu Santo y por la Palabra de Dios, para gozar de vida eterna plena y abundante.
siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre (1 P 1.23).
Entonces, has sido declarado por Dios, justo, íntegro y santo, y por lo tanto tienes derecho a una vida llena de gozo, paz, salud, prosperidad y victoria. No me malentiendas, esto no quiere decir que no tendrás problemas o grandes contra tiempos. ¡No! ¡Todo lo contrario! Jesucristo dijo, Estas cosas os he hablado para que en mí tengáis paz. En el mundo tendréis aflicción; pero confiad, yo he vencido al mundo (Jn 16.33).
Sí, tendremos pruebas y aflicciones, pero de todas ellas nos librará el Señor y saldremos más que vencedores por medio de Aquel que nos ha amado, Cristo Jesús. Pues nosotros, tú y yo, somos justos, justicia de Dios y somos de Él y hemos vencido al mundo pues mayor es el que está en mí que el que está en el mundo.
¡Alégrate!

*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2010



Lectura y Meditación de la Palabra de Dios
Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
                                                                                   
Febrero 2                                          Luc 23.26-56  /  Gen 42  /  Sal 33

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