¡Cómo vivir sin preocuparte!
¡Él va a cumplir!
Por Riqui Ricón*
Den gracias al Señor, invoquen su
*nombre; den a conocer sus obras entre las naciones. Cántenle, entónenle salmos; hablen de todas sus maravillas. Siéntanse
orgullosos de su santo nombre; alégrese
el corazón de los que buscan al Señor. Recurran al Señor y a su fuerza; busquen siempre su rostro. Recuerden las
maravillas que ha realizado, sus
señales, y los decretos que ha emitido.
¡Ustedes, descendientes de Abraham su
siervo! ¡Ustedes, hijos de Jacob, elegidos suyos! Él es el Señor, nuestro Dios;
en toda la tierra están sus decretos. Él siempre tiene presente su pacto,
la palabra que ordenó para mil generaciones. (Sal
105.1-8 NVI).
De las muchas razones que
podemos mencionar para cantar y alabar a Dios con el corazón lleno de gratitud,
la principal de todas es que, ¡Él es Dios!
Piénsalo por un momento,
cuando el Señor se manifestó a Moisés diciendo que Él era el que ES, estableció
para siempre la mejor de nuestras bendiciones, que es que en efecto, ¡Él es
Dios!
Quizá te preguntes, ¿Y eso qué significa? Permíteme
explicarte, cuando Él dijo Yo Soy el que Soy (Ex 3.14), estaba diciendo con muy
pocas pero concisas palabras: Yo soy el único Dios Verdadero. Esto te puede parecer
muy evidente (por ahora), pero sólo recuerda que Dios le estaba hablando a
Moisés y a su generación; una generación que creció en medio de la idolatría de
un Egipto repleto de dioses falsos.
Hoy en día (3,500 años
después), no existe ninguna diferencia, Él sigue siendo el único Dios verdadero,
el creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible. Pero,
lo verdaderamente importante para ti y para mí, lo que nos lleva a adorarle y
exaltarle con gratitud es Su principal atributo como Dios: ¡Él NO PUEDE MENTIR!
Jehová no es un dios humanizado,
creado por el hombre a su imagen y semejanza. ¡No! ¡Nada de eso! Él es el único
Dios verdadero y, aunque parezca contradictorio, existe una cosa que el
Todopoderoso no puede hacer y eso es mentir.
Aunque quisiera hacerlo, Él no
puede hacerlo. ¿Por qué? Porque, precisamente, ¡Él es Dios! Y esta es la mayor
de nuestras bendiciones.
Continúo explicándome con un
ejemplo, imagínate que hoy es un día domingo y el Señor se apareciera hoy en
medio de nosotros diciendo: Miren que
hermosa noche de miércoles estamos teniendo. Tú no
podrías corregirlo diciéndole te equivocaste Señor, pues, en el preciso
instante que las Palabras hermosa
noche de miércoles salieran de Su Boca, ¿qué crees tú que sucedería?
¡Claro! En ese momento deja de ser domingo para convertirse en miércoles por la
noche. ¡Él es Dios!
Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad (Jn
17.17).
Precisamente, porque Él es
Dios, TODAS las palabras que salen de Su boca SIEMPRE se cumplen. ¡La Palabra
de Dios es La Verdad!
Así que, regresando a nuestro
ejemplo ficticio, a cambiar agendas y calendarios pues ya estaríamos en miércoles
por la noche, y aunque Él haya pretendido jugarnos una broma y no la haya dicho
en serio, Él sigue siendo Dios y todo Palabra que sale de la boca de Dios
forzosamente se va a cumplir, todo lo que Él habló se va a ejecutar.
El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán (Luc 21.33).
¡La Palabra de Dios tiene el
Poder de Dios para hacerse cumplir a si misma!
Buenas noticias, mi amado(a), puedes
cantar, alabar y bendecir Su nombre pues Él no puede mentir. ¡Todo lo que ha
dicho es Verdad!
No quites de mi boca en ningún tiempo la palabra de verdad, Porque en tus juicios espero (Sal
119.43).
Por lo tanto, ante ese
problema, enfermedad o aflicción que estás enfrentando el día de hoy, puedes
dejar de angustiarte y dejar de preguntarte ¿Qué voy hacer? Tú no eres Dios. Pero, ¡Él sí lo ES! Por
lo tanto, si Él dice en Su Palabra que:
Ciertamente él cargó con nuestras enfermedades y soportó nuestros dolores,
pero nosotros lo consideramos herido, golpeado por Dios, y humillado. Él fue
traspasado por nuestras rebeliones, y molido por nuestras iniquidades; sobre él
recayó el castigo, precio de nuestra paz, y gracias a sus heridas fuimos
sanados (Isa 53.4-5 NVI).
Entonces puedes creer, y
confiar, en que CIERTAMENTE Cristo Jesús llevó tus enfermedades, sufrió tus
dolores y por Sus heridas ya estás sano(a) y eres libre de toda enfermedad. ¡Él
es Dios! ¡No puede mentir! Solamente tienes que creerle a Dios, creerle a Su
Palabra y recibir confiadamente lo que por derecho divino se compró para ti con
la muerte y resurrección de Jesucristo: ¡Tu sanidad!
Si Él dice en la Biblia que:
Todo lo puedo en Cristo que me fortalece (Fil 4.13).
Entonces, sin importar el tipo
de problema, angustia o enfermedad, efectivamente, TODO LO PUEDES. Puedes
enfrentar cualquier situación porque Cristo Jesús ya te dio el poder para
hacerlo.
Si Dios dice que:
Sabemos que nadie nacido de Dios practica el pecado, porque Cristo, el
Hijo de Dios, le protege y no permite que el maligno le toque (1 Jn
5.18 CST).
Entonces, porque tú eres
nacido de Dios ya no practicas el pecado y eres la persona más guardada y
protegida de todo el universo. Jesucristo en persona te está guardando y Satanás
NO PUEDE tocarte. ¡Escrito está! ¡Es la Palabra de Dios!
-Pero, pero, yo no soy ese tipo de persona -me
podrías objetar- todavía
hago cosas que no le agradan a Dios.
Eso es lo que tú CREES de ti
mismo(a) en base a tus acciones y circunstancias, pero te olvidas que lo único
importante y relevante es lo que Jesús hizo por Amor a ti. Y la Biblia, que es
la Palabra de Dios y no puede mentir, dice de ti que:
Al volverse cristiano, uno se convierte en una persona totalmente
diferente. Deja de ser el de antes. ¡Surge una nueva vida! (2 Cor
5.17 NTV).
También dice que tú,
porque ahora tienen una nueva vida, vida que no recibieron de sus
padres y que jamás se desvanecerá. Esta nueva vida de ustedes es eterna, porque
se la dio Cristo, el vivo y eterno Mensaje de Dios (1 P
1.23 NTV):
Es Palabra de Dios, y si Dios
lo dice, entonces es La Verdad.
Jesús le dijo: Si puedes creer, al que cree todo le es posible (Mar
9.23).
Así que, qué más diremos a
esto, si Dios dice en Su Palabra que Él te ama:
Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito,
para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque
no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo
sea salvo por él (Jn 3.16-17).
Miren lo grande que es el amor que el Padre nos ha mostrado, ¡hasta
llega a hacer posible que seamos llamados hijos de Dios! Y eso es lo que de
verdad somos. Por eso la gente del mundo no nos conoce, pues el mundo no conoce
a Dios (1 Jn 3.1 PDT).
Entonces, sin lugar a dudas,
¡Dios te ama! Te ama tanto que prefirió entregar a Su propio Hijo, para que
pagara todos tus pecados, antes que perderte a ti. Te ama tanto que ahora hasta
te llama Su propio(a) Hijo(a).
¡Y esto es lo que de Verdad
eres: Un(a) Amado(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo!
Todo aquel que cree que Jesús es el Cristo, es nacido de Dios (1 Jn
5.1a).
Por todo esto, por su gran
amor con que te ha amado, tienes la garantía de una Vida Plena, ya que estando tú
muerto(a) en delitos y pecados, Él te dio vida juntamente con Cristo Jesús, por
gracia eres salvo(a) –pleno(a)- (Efe 2.4-5).
Él lo dice así en Su Palabra y
esa, mi amado(a), es la única Verdad que cuenta.
La Biblia, que es la Palabra
de Dios, y no miente, es un Pacto. El Pacto de Dios para tu vida. Y así, vale
la pena estar contentos y felices, pues estas son excelentes noticias. Ya no
dudes más, ¡Él va a cumplir Su Palabra!
Oremos en voz audible:
Amado Padre celestial, Tú
determinaste en Tu Palabra que será dichoso(a), bienaventurado(a), mil veces
feliz, el hombre o la mujer que pueda confiar en Ti. Yo creo que estás hablando
de mí. Así es, Señor, te doy muchas gracias pues cada día te conozco más y sé
que Tú no mientes, ni te arrepientes. Que lo que has hablado acerca de mí lo
vas a cumplir todo. Por esto, por Tu Palabra, por Tu Honor, puedo vivir una
vida dichosa. Sé que en el mundo tendré aflicciones pero puedo confiar en Ti,
pues Tú, Cristo Jesús, ya has vencido al mundo. Así que, en todas las cosas soy
más que vencedor por medio de Tu Amor, pues todo lo puedo en Cristo que me
fortalece. Me determino, con Tu ayuda, precioso Espíritu Santo, a vivir este
día con valentía y alegría pues me doy cuenta que Tú estás en mí y conmigo; y
si Dios es conmigo, ¿quién contra mí? ¡Mayor es el que está en mí, que el que
está en el mundo! ¡No hay forma que pueda perder! Hoy, me alegro de corazón.
Recurro a Ti, Señor, y al poder de Tu fuerza que es Tu Palabra. Recuerdo las
maravillas y señales que has realizado en mi vida y me siento orgulloso de Tu
Santo Nombre. Tú siempre tienes presente Tu Pacto, la Palabra Santa que has
ordenado para mi Bendición. Por eso, creo, tomo y declaro cada una de Tus
Promesas para mi Vida. ¡Soy sano(a)! ¡Soy libre! ¡Soy próspero(a)! ¡Soy
dichoso(a)! ¡Soy un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo! En el nombre de Jesús.
Amén.
Nota Importante:
¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el
Todopoderoso?
Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu
atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:
Señor Jesús, yo
creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para
pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día
de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre
preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te
invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú
seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios
Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a
Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido
de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más
estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo C. Peredo Jaime © 2011
Lectura
y Meditación de la Palabra de Dios
Haz
estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Octubre
11 Apo 11
/ Est 1/ Sal 105.1-25
Apocalipsis
Los dos testigos
11
1Entonces me fue
dada una caña semejante a una vara de medir, y se me dijo: Levántate, y mide el
templo de Dios,a y el altar, y a los que adoran en él. 2Pero
el patio que está fuera del templo déjalo aparte, y no lo midas, porque ha sido
entregado a los gentiles; y ellos hollarán la ciudad santab cuarenta
y dos meses. 3Y daré a mis dos testigos que profeticen por mil
doscientos sesenta días, vestidos de cilicio.
4Estos testigos
son los dos olivos, y los dos candeleros que están en pie delante del Dios de
la tierra.c 5Si alguno quiere dañarlos, sale
fuego de la boca de ellos, y devora a sus enemigos; y si alguno quiere hacerles
daño, debe morir él de la misma manera. 6Estos tienen poder para
cerrar el cielo, a fin de que no llueva en los días de su profecía;d
y tienen poder sobre las aguas para convertirlas en sangre,e
y para herir la tierra con toda plaga, cuantas veces quieran. 7Cuando
hayan acabado su testimonio, la bestia que sube del abismof hará
guerra contra ellos, y los vencerág y los matará. 8Y
sus cadáveres estarán en la plaza de la grande ciudad que en sentido espiritual
se llama Sodomah y Egipto, donde también nuestro Señor fue
crucificado. 9Y los de los pueblos, tribus, lenguas y naciones
verán sus cadáveres por tres días y medio, y no permitirán que sean
sepultados. 10Y los moradores de la tierra se regocijarán sobre
ellos y se alegrarán, y se enviarán regalos unos a otros; porque estos dos
profetas habían atormentado a los moradores de la tierra. 11Pero
después de tres días y medio entró en ellos el espíritu de vida enviado por
Dios, y se levantaron sobre sus pies,i y cayó gran
temor sobre los que los vieron. 12Y oyeron una gran voz del cielo,
que les decía: Subid acá. Y subieron al cielo en una nube;j y sus
enemigos los vieron. 13En aquella hora hubo un gran terremoto,k
y la décima parte de la ciudad se derrumbó, y por el terremoto murieron en
número de siete mil hombres; y los demás se aterrorizaron, y dieron gloria al
Dios del cielo.
14El segundo ay
pasó; he aquí, el tercer ay viene pronto.
La séptima trompeta
15El séptimo
ángel tocó la trompeta, y hubo grandes voces en el cielo, que decían: Los
reinos del mundo han venido a ser de nuestro Señor y de su Cristo; y él reinará
por los siglos de los siglos.l 16Y los
veinticuatro ancianos que estaban sentados delante de Dios en sus tronos, se
postraron sobre sus rostros, y adoraron a Dios, 17diciendo: Te
damos gracias, Señor Dios Todopoderoso, el que eres y que eras y que has de
venir, porque has tomado tu gran poder, y has reinado. 18Y se
airaron las naciones, y tu ira ha venido, y el tiempo de juzgar a los muertos,
y de dar el galardón a tus siervos los profetas, a los santos, y a los que
temen tu nombre, a los pequeños y a los grandes,m y de
destruir a los que destruyen la tierra.
19Y el templo de
Dios fue abierto en el cielo, y el arca de su pacto se veía en el templo. Y
hubo relámpagos, voces, truenos, un terremoton y grande
granizo.o[1]
Ester
La reina Vasti desafía a Asuero
1
1Aconteció en los
días de Asuero,a el Asuero que reinó desde la India hasta
Etiopía sobre ciento veintisiete provincias, 2que en aquellos
días, cuando fue afirmado el rey Asuero sobre el trono de su reino, el cual
estaba en Susa capital del reino, 3en el tercer año de su reinado
hizo banquete a todos sus príncipes y cortesanos, teniendo delante de él a los
más poderosos de Persia y de Media, gobernadores y príncipes de provincias,
4para mostrar él las riquezas de la gloria de su reino, el brillo y la
magnificencia de su poder, por muchos días, ciento ochenta días. 5Y
cumplidos estos días, hizo el rey otro banquete por siete días en el patio del
huerto del palacio real a todo el pueblo que había en Susa capital del reino,
desde el mayor hasta el menor. 6El pabellón era de blanco, verde y
azul, tendido sobre cuerdas de lino y púrpura en anillos de plata y columnas de
mármol; los reclinatorios de oro y de plata, sobre losado de pórfido y de
mármol, y de alabastro y de jacinto. 7Y daban a beber en vasos de
oro, y vasos diferentes unos de otros, y mucho vino real, de acuerdo con la
generosidad del rey. 8Y la bebida era según esta ley: Que nadie
fuese obligado a beber; porque así lo había mandado el rey a todos los
mayordomos de su casa, que se hiciese según la voluntad de cada uno. 9Asimismo
la reina Vasti hizo banquete para las mujeres, en la casa real del rey Asuero.
10El séptimo día,
estando el corazón del rey alegre del vino, mandó a Mehumán, Bizta, Harbona,
Bigta, Abagta, Zetar y Carcas, siete eunucos que servían delante del rey
Asuero, 11que trajesen a la reina Vasti a la presencia del rey con
la corona regia, para mostrar a los pueblos y a los príncipes su belleza;
porque era hermosa. 12Mas la reina Vasti no quiso comparecer a la
orden del rey enviada por medio de los eunucos; y el rey se enojó mucho, y se
encendió en ira.
13Preguntó
entonces el rey a los sabios que conocían los tiempos (porque así acostumbraba
el rey con todos los que sabían la ley y el derecho; 14y estaban
junto a él Carsena, Setar, Admata, Tarsis, Meres, Marsena y Memucán, siete
príncipes de Persia y de Media que veían la cara del rey, y se sentaban los
primeros del reino); 15les preguntó qué se había de hacer con la
reina Vasti según la ley, por cuanto no había cumplido la orden del rey Asuero
enviada por medio de los eunucos. 16Y dijo Memucán delante del rey
y de los príncipes: No solamente contra el rey ha pecado la reina Vasti, sino
contra todos los príncipes, y contra todos los pueblos que hay en todas las
provincias del rey Asuero. 17Porque este hecho de la reina llegará
a oídos de todas las mujeres, y ellas tendrán en poca estima a sus maridos,
diciendo: El rey Asuero mandó traer delante de sí a la reina Vasti, y ella no
vino. 18Y entonces dirán esto las señoras de Persia y de Media que
oigan el hecho de la reina, a todos los príncipes del rey; y habrá mucho
menosprecio y enojo. 19Si parece bien al rey, salga un decreto
real de vuestra majestad y se escriba entre las leyes de Persia y de Media,
para que no sea quebrantado: Que Vasti no venga más delante del rey Asuero; y
el rey haga reina a otra que sea mejor que ella. 20Y el decreto
que dicte el rey será oído en todo su reino, aunque es grande, y todas las
mujeres darán honra a sus maridos, desde el mayor hasta el menor. 21Agradó
esta palabra a los ojos del rey y de los príncipes, e hizo el rey conforme al
dicho de Memucán; 22pues envió cartas a todas las provincias del
rey, a cada provincia conforme a su escritura, y a cada pueblo conforme a su
lenguaje, diciendo que todo hombre afirmase su autoridad en su casa; y que se
publicase esto en la lengua de su pueblo.[2]
SALMO 105.1-25
Maravillas de Jehová a favor
de Israel
(1 Cr. 16.7–22)
1 Alabad a
Jehová, invocad su nombre;
Dad a
conocer sus obras en los pueblos.
2 Cantadle,
cantadle salmos;
Hablad de
todas sus maravillas.
3 Gloriaos en
su santo nombre;
Alégrese el
corazón de los que buscan a Jehová.
4 Buscad a
Jehová y su poder;
Buscad
siempre su rostro.
5 Acordaos de
las maravillas que él ha hecho,
De sus
prodigios y de los juicios de su boca,
6 Oh
vosotros, descendencia de Abraham su siervo,
Hijos de Jacob, sus escogidos.
7 El es
Jehová nuestro Dios;
En toda la
tierra están sus juicios.
8 Se acordó
para siempre de su pacto;
De la
palabra que mandó para mil generaciones,
9 La cual concertó
con Abraham,a
Y de su
juramento a Isaac.b
10 La
estableció a Jacob por decreto,
A Israel por
pacto sempiterno,
11 Diciendo: A
ti te daré la tierra de Canaán
Como porción
de vuestra heredad.c
12 Cuando
ellos eran pocos en número,
Y forasteros
en ella,
13 Y andaban
de nación en nación,
De un reino
a otro pueblo,
14 No
consintió que nadie los agraviase,
Y por causa
de ellos castigó a los reyes.
15 No toquéis,
dijo, a mis ungidos,
Ni hagáis mal a mis profetas.d
16 Trajo
hambre sobre la tierra,
Y quebrantó
todo sustento de pan.e
17 Envió un
varón delante de ellos;
A José, que
fue vendido por siervo.f
18 Afligieron
sus pies con grillos;
En cárcel
fue puesta su persona.
19 Hasta la
hora que se cumplió su palabra,
El dicho de
Jehová le probó.g
20 Envió el
rey, y le soltó;
El señor de
los pueblos, y le dejó ir libre.h
21 Lo puso por
señor de su casa,
Y por gobernador
de todas sus posesiones,i
22 Para que
reprimiera a sus grandes como él quisiese,
Y a sus ancianos enseñara
sabiduría.
23 Después
entró Israel en Egipto,j
Y Jacob moró
en la tierra de Cam.k
24 Y
multiplicó su pueblo en gran manera,
Y lo hizo
más fuerte que sus enemigos.
25 Cambió el
corazón de ellos para que aborreciesen a su pueblo,
Para que contra sus siervos
pensasen mal.l[3]
a a 11.1: Ez. 40.3.
b b 11.2: Lc. 21.24.
c c 11.4: Zac. 4.3, 11–14.
d d 11.6: 1 R. 17.1.
e e 11.6: Ex. 7.17–19.
f f 11.7: Dn. 7.3; Ap. 13.5–7; 17.8.
g g 11.7: Dn. 7.21.
h h 11.8: Is. 1.9–10.
i i 11.11: Ez. 37.10.
j
j 11.12: 2 R. 2.11.
k
k 11.13: Ap. 6.12; 16.18.
l
l 11.15: Dn. 7.14, 27.
m m 11.18: Sal. 115.13.
n n 11.19: Ap. 8.5; 16.18.
o o 11.19: Ap. 16.21.
[1] Reina
Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı́blicas Unidas, 1998, S. Ap
10.11-11.19
a a 1.1: Esd. 4.6.
[2] Reina
Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı́blicas Unidas, 1998, S. Neh
13.31-Est 1.22
a
a 105.9: Gn. 12.7; 17.8.
b
b 105.9: Gn. 26.3.
c
c 105.10–11: Gn. 28.13.
d d 105.14–15: Gn. 20.3–7.
e e 105.16: Gn. 41.53–57.
f f 105.17: Gn. 37.28; 45.5.
g
g 105.18–19: Gn. 39.20—40.23.
h
h 105.20: Gn. 41.14.
i
i 105.21: Gn. 41.39–41.
j j 105.23: Gn. 46.6.
k k 105.23: Gn. 47.11.
l l 105.24–25: Ex. 1.7–14.
[3] Reina
Valera Revisada (1960). Miami : Sociedades Bı́blicas Unidas, 1998, S. Sal
104.35-105.25
RV60
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