martes, 14 de abril de 2020

¿Estarás predestinado(a) a algo?











14  de ABRIL







¡¿Estarás predestinado(a) a algo?



¡Destinado(a) a ser feliz!
Por Riqui Ricón*
Porque verdaderamente se unieron en esta ciudad contra tu santo Hijo Jesús, a quien ungiste, Herodes y Poncio Pilato, con los gentiles y el pueblo de Israel, para hacer cuanto tu mano y tu consejo habían antes determinado que sucediera. Y ahora, Señor, mira sus amenazas, y concede a tus siervos que con todo denuedo hablen tu palabra, mientras extiendes tu mano para que se hagan sanidades y señales y prodigios mediante el nombre de tu santo Hijo Jesús (Hch 4.27-30).
Hoy en día, todavía hay creyentes que piensan que los judíos no debieron colgar a Jesús de un madero y darle muerte. Consideran que fue una injusticia hacerle eso al pobrecito Señor Jesús.
¡Gracias a Dios por esa injusticia cometida contra Su Hijo!
Él pagó con Su Sangre y con Su Vida el justo precio por TODOS tus pecados y ahora, si es que has reconocido a Jesús como Señor y Salvador de tu vida, has sido justificado(a), perdonado(a) y tienes derecho a la Vida Eterna que solamente un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo puede gozar.
Todo esto porque el Amor, la mano y el consejo de Dios lo habían determinado para ti.
¡Ese siempre fue el Plan de Dios para tu Redención y Liberación!
No te confundas amado(a), nada es al azar ni por casualidad en tu vida, pues tú eres la más preciosa posesión que Dios tiene. Sólo piensa que el precio que pagó por ti fue la Vida misma de Su propio Hijo Jesús.
Aunque mi padre y mi madre me dejaran, Con todo, Jehová me recogerá (sal 27. 10).
Él no hizo esto para después dejarte de lado tirado(a) y abandonado(a) a tu suerte. ¡No! ¡De ninguna manera! ¡Dios lo sabe todo! ¡Dios lo conoce todo! ¡Dios lo puede todo! Él te ama y tiene un plan para ti.
Pon atención a como lo expresa Él, con Sus propias Palabras:
¿Se olvidará la mujer de lo que dio a luz, para dejar de compadecerse del hijo de su vientre? Aunque olvide ella, yo nunca me olvidaré de ti (Isa 49. 15).
¡Dios está determinado a nunca olvidarte, a no dejarte ni desampararte!
Nadie te podrá hacer frente en todos los días de tu vida; como estuve con Moisés, estaré contigo; no te dejaré, ni te desampararé (Jos 1.5).
¡Dios te ama tanto que prefirió entregar a Su propio Hijo antes que perderte a ti!
Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él (Jua 3.16-17).
No sólo te amó para salvarte sino que te ama tanto que, por medio de la muerte y resurrección de Jesucristo,  decidió hacer de ti Su propio(a) Hijo(a).
MIREN CUÁNTO NOS ama el Padre celestial que permite que seamos llamados hijos de Dios. ¡Y lo mas maravilloso es que de veras lo somos! Naturalmente, como la mayoría de la gente no conoce a Dios, no comprende por qué lo somos  (1 Jn 3.1 BAD).
Por eso el mundo no te conoce porque no le conocen a Él, porque no conocen Su gran Amor.
Pero, ¿Qué sucede si a pesar de todo tú vuelves a caer, si tú vuelves a pecar?
Hablando de Su perfecto Amor, es curioso como algunos piensan que, cuando le piden perdón a Dios por algún pecado cometido, le están informando a Dios de algo que Él desconocía. Piensan que Dios apenas se está enterando de su mala conducta y esto no es así. Dios ya lo sabía, Él está totalmente enterado de todos los pormenores del asunto.
Entonces, lo único que tienes que hacer es correr hacia Dios en lugar de huir de Él. Arrepiéntete, confiesa tu pecado y recibe el perdón, pues tu Padre siempre estará dispuesto a perdonarte y limpiarte. Así lo afirma Él en Su Palabra.
Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad (1 Jn 1. 9).
La Verdad es que cuando te arrepientes y pides perdón, la Palabra de Dios actúa y tú eres hecho(a) libre del pecado y de la culpabilidad que éste conlleva. ¡Es parte del Plan!
En los acontecimientos que nos narra el libro de los Hechos en la lectura de hoy, los discípulos fueron encarcelados y amenazados por las autoridades religiosas. A esta amenaza real, toda la iglesia respondió en oración: ¡No vamos a temer! ¡El padecimiento y sacrificio de Jesús no fue casualidad! ¡Tampoco nuestras Nuevas Vidas en esta tierra, son casualidad! ¡Dios tiene el control! ¡Vamos a seguir y no desistir!
Y ahora, Señor, mira sus amenazas, y concede a tus siervos que con todo denuedo hablen tu palabra, mientras extiendes tu mano para que se hagan sanidades y señales y prodigios mediante el nombre de tu santo Hijo Jesús (Hch 4.29-30).
Tú has sido comprado(a) a precio de sangre para que, entre otras muchas cosas, tu existencia sobre la tierra tenga significado y sentido. No para que vivas atrapado(a) por tus circunstancias, ni para que tus emociones y sentimientos te vuelvan a esclavizar en temor, angustia, duda, rencor, resentimiento, depresión, frustración, amargura, odio, etc.
Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre! (Ro 8.15).
De acuerdo a la Biblia, que es la Palabra de Dios y no miente, en este Plan perfecto de Dios, ésta es tu identidad correcta y no otra:
¡Nada ni nadie te puede vencer!
Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó (Ro 8. 37).
¡Tú eres más que capaz de perdonar y amar a tus semejantes como a ti mismo(a)!
la esperanza no avergüenza; porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado (Ro 5. 5).
¡Tienes derecho a vivir una vida plena y abundante!
El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia (Jn 10. 10).
¡Tienes todo el derecho a una vida próspera, saludable, llena de amor, gozo y paz!
Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma (3 Jn 2).
¡Eres un(a) Hijo(a) de Dios Nacido(a) de Nuevo!
siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre (1 P 1.23).
¡Escrito está! Por lo tanto, todo esto, y más, se va a cumplir en tu vida.
Si puedes creer. Si puedes creerle a Dios. Si puedes creerle a Su Palabra. Al que cree todo le es posible.
Jehová cumplirá su propósito en mí (Sal 138. 8a).
Así como la mano y el consejo de Dios había antes determinado que sucediera tu redención por medio de Jesucristo, tú has sido predestinado(a) a vivir una vida plena y victoriosa, y Dios está empeñado a cumplir su propósito en tu vida.
Oremos en voz audible:
Amado Padre celestial, en esta hora creo y declaro toda Tu Palabra y consejo sobre de mí vida. Yo, _____________ (tu nombre aquí), soy ese(a) Hijo(a) Tuyo Nacido(a) de Nuevo que Tu Palabra, la Biblia, dice que Soy. Tú estás conmigo y en mí. Nunca me has dejado ni me dejarás. Tengo la Vida Eterna de un(a) Hijo(a) de Dios y tengo derecho a una Vida Plena y Abundante. Me determino con Tu ayuda, Espíritu Santo, a hacer que esto suceda así, por medio de la fe. Creyéndote a Ti, Señor Jesús, creyendo a Tu Palabra. Así que, declaro que estoy habilitada(o) por Dios con la Vida Eterna para reinar sobre la tierra. Voy a establecer Tu Reino poniendo la Palabra de Dios en mi mente, boca y corazón. Yo soy la persona que Dios dice que soy en Su Palabra, la Biblia. ¡Soy sana(o)! ¡Soy libre! ¡Soy próspera! ¡Soy más que vencedor(a)! ¡Todo lo puedo en Cristo! Y, por la Sangre de Jesús, soy dichosa(o) para vivir una vida plena y abundante. Muchas gracias, Señor Jesús. Gracias por esta Nueva Vida en Plenitud que ahora tengo. Gracias por mi sanidad. Gracias por mi salud. Gracias por mi prosperidad. Gracias por el Amor, la paz y el gozo que ahora disfruto. ¡Gracias por mi Victoria sobre la muerte! En el nombre de Jesús. Amén.
 Nota Importante:
¿Cómo me hago Hijo de Dios? ¿Cómo establezco una relación con el Todopoderoso?
Sólo haz la siguiente oración en voz audible poniendo toda tu atención y corazón a lo que le estás diciendo a Dios:
Señor Jesús, yo creo que eres el Hijo de Dios. Que viniste a este mundo de la virgen María para pagar todos mis pecados, y yo he sido un(a) pecador(a). Por eso, te digo el día de hoy que sí acepto. ¡Sí acepto tu sacrificio en la cruz! ¡Sí acepto Tu Sangre preciosa derramada hasta la última gota por Amor a mí! Te abro mi corazón y te invito a entrar porque quiero, Señor Jesús, que desde hoy y para siempre Tú seas mi único y suficiente Salvador, mi Dios, mi Rey y mi Señor. Gracias, Dios Poderoso, pues con esta simple oración y profesión de fe he pasado de muerte a Vida, he sido trasladado(a) de las tinieblas a Tu Luz admirable. ¡Hoy he Nacido de Nuevo! ¡Dios, ahora yo Soy Tu Hijo(a)! ¡Ahora Tú eres mi Padre! ¡Nunca más estaré solo(a)! Nunca más viviré derrotado(a). En el nombre de Jesús. Amén.
*Ricardo C. Peredo Jaime   © 2011


Lectura y Meditación de la Palabra de Dios
Haz estas lecturas diarias y al final de un año habrás leído toda la Biblia.
Abril 14                                 Hch 4.23-37 /  Deu 21-22 /  Job 14












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